Recuerdo siempre al Comandante Supremo, cuando sus enemigos políticos le trataban de arrinconar, para que tomara acciones de violencia, les respondía con la frase: “águila no caza mosca”. Lo que no decía el Comandante es, que el águila norteamericana tiene muchos años cazando seres humanos, los cuales considera moscas y le ha dado buenos resultados.
Todo lo que estamos viviendo en estos momentos, cuando las muertes provocadas por un pichón de buitre, que representa al águila norteamericana en Venezuela, nos hizo viajar en el tiempo para ver como ha sido la caza de “moscas” por ésta águila que ha engullido millones de ella en todo el planeta. Primero acabó con sus “moscas indias” y las pocas que quedaron las redujeron a reservaciones para la exhibición turística. Después se dedicaron a cazar “moscas japonesas” y para esa tarea les lanzó dos fétidos pedos que arrasaron dos de sus ciudades más importantes: Hiroshima y Nagasaki. También han cazado millones de “moscas coreanas, vietnamitas, iraquíes, afganas, libias, sirias y en nuestro continente se han hartado hasta más no poder cuando les apetece un postre latino.
El águila americana se ha ido poniendo vieja y ya no puede ella volar directamente a cazar moscas, sino que en cada nación tiene sus aliados buitres que se encargan del trabajo. El caso actual venezolano es emblemático, pues el buitre que dejó encargado, ordena la cacería y entonces acusa a las “moscas” de ser ellas quienes se auto cazan”. O sea que ellas, las víctimas, se hicieron el haraquiri y además se lo merecían por adversar al buitre. Viendo que la cacería de “moscas” es mal vista por la comunidad nacional e internacional entonces el buitre niega que él haya dado la orden y hace un llamado a la paz y al cese de la violencia, no sin antes acusar al gobierno de fascista.
En verdad que viendo el silencio de los medios de comunicación, que maneja el águila norteamericana, sobre los muertos, los heridos, las instalaciones públicas dañadas y sobre todo el esfuerzo que hacen, por ocultar y tergiversar la verdad de los hechos, me hacen dudar sobre las posibilidades de hacer justicia y lograr que no triunfe otra vez la impunidad. Otra vez se repite lo del 11, 12. 13 y 14 de Abril del 2002, Puente Llaguno, los 300 líderes campesinos asesinados por sicarios pagados por terratenientes, el fiscal Danilo Anderson, el Cacique Sabino y otros cientos de dirigentes sindicales, estudiantiles y comunitarios que han pagado con su vida por defender la revolución bolivariana.
Parece que de este lado, estamos destinados por la providencia, a poner la víctimas y del lado de allá los victimarios y que por arte de birbiloque cambiar los roles sin la actuación de la justicia. Ojalá que me equivoque y que por primera vez no tenga que llorar de rabia por la impotencia reprimida.
Juanveroes64@hotmail.com