El Jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, a pocas horas de las elecciones del 14A, secundó a su pupilo, el candidato perdedor, al afirmar si mostrar evidencias en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja: “Obviamente hay irregularidades gigantescas, vamos a tener dudas importantes sobre la viabilidad de ese gobierno”. Al contextualizar su discurso en la región invocó la doctrina Monroe: “América Latina es nuestro patio trasero (...) tenemos que acercarnos de manera vigorosa”. Así anunció la nueva iniciativa del Departamento de Estado, para aislar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro, como parte de su estrategia para dinamitar los puentes construidos bajo el liderazgo de Venezuela con Chávez a la cabeza, para impulsar la integración de ALC en el siglo XXI.
Obama, en su reciente visita a Costa Rica, luego de reiterar su desconocimiento de la victoria del Presidente Maduro, afirmó: “toda la región ha visto la violencia, las manifestaciones, la represión a la oposición que se ha dado en Venezuela en las última semanas”. Sin siquiera guardar las formas le endosó al gobierno bolivariano los once asesinatos y los daños a los CDI derivados del llamado irresponsable que hizo el candidato perdedor a sus copartidarios a “descargar la arrechera”. Otra vez, buscan crear matrices de opinión basadas en la mentira, con la misma técnica goebbeliana de presentar la historia al revés. Otro espaldarazo imperial que evidencia cómo la derecha apátrida y monroista por convicción, actúa como un vulgar peón en el juego del imperio que busca rescatar la iniciativa política en la región y ponerle de nuevo la mano a PDVSA a cambio de migajas.
El respaldo recibido por el Presidente Maduro del ALBA, UNASUR, PETROCARIBE, CELAC, la UE y la propia OEA con la sola excepción de EEUU y la CIDH a su servicio, evidencia el fracaso por ahora, de la política de Washington y sus lacayos internos en su intención golpista. Empero, acompañados por los fantasmas de Monroe y Santander, ellos persistirán en su intención de deslegitimar la institucionalidad bolivariana. Primero fue el CNE, ahora van por el TSJ. El pueblo de Bolívar y Chávez lo sabe y está en guardia para defender la Patria.