Recordemos a Bolívar en Cartagena

Aunque parezca contradictorio, pero ciertamente para avanzar seguros, tenemos que voltear de vez en cuando a ver los pasos andados y en consecuencia es ahora o nunca cuando necesitamos recrear las experiencias recientes y las que nos ha legado la historia, para evaluar la situación actual y ver hasta que punto estamos recorriendo las mismas sendas de la Primera República, de cuya pérdida el Libertador Simón Bolívar, hizo una evaluación crítica en Cartagena de Indias, el 15 de diciembre de 1812.

Releyendo el Manifiesta de Cartagena de Indias y, sin caer en pesimismo, pero hemos encontrando alguna similitud, entre lo que expresó el Padre Libertador, ente el congreso y lo que estamos viviendo en la V República, no de ahora, sino desde 2002 y tal parece que no buscamos enmiendas y correctivos para no caer en los mismos errores que nos llevaron perder la Primera República.

Citaba el libertador en aquella memorable pieza oratoria, al referirse a la situación de Venezuela: “Permitidme que animado de un celo patriótico me atreva a dirigirme a vosotros, para indicaros ligeramente las causas que condujeron a Venezuela a su destrucción; lisonjeándome que las terribles, y ejemplares lecciones que ha dado aquella extinguida República, persuadan a la América, a mejorar de conducta, corrigiendo los vicios de unidad, solidez y energía que se notan en sus gobiernos.

El más consecuente error que cometió Venezuela, al presentarse en el teatro político fue, sin contradicción. la fatal adopción que hizo del sistema tolerante; sistema improbado como débil e ineficaz, desde entonces, por todo el mundo sensato, y tenazmente sostenido hasta los últimos periodos, con una ceguedad sin ejemplo.

Las primeras pruebas que dio nuestro Gobierno de su insensata debilidad, las manifestó con la ciudad subalterna de Coro, que denegándose a reconocer su legitimidad, lo declaró insurgente y lo hostilizó como enemigo.

La Junta Suprema, en lugar de subyugar aquella indefensa ciudad, que estaba rendida con presentar nuestras fuerzas marítimas delante de su puerto, la dejó fortificar y tomar una actitud tan respetable, que logró subyugar después la Confederación entera, con casi igual facilidad que la que teníamos nosotros anteriormente para vencerla. Fundando la Junta su política en los principios de humanidad mal entendida que no autorizan a ningún gobierno, para hacer por la fuerza libres a los pueblos estúpidos que desconocen el valor de sus derechos.

Los códigos que consultaban nuestros magistrados no eran los que podían enseñarles la ciencia práctica del gobierno, sino los que han formado ciertos buenos visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano. Por manera que tuvimos filósofos por jefes; filantropía por legislación, dialéctica por táctica, y sofistas por soldados. Con semejante subversión de principios y de cosas, el orden social se resintió extremadamente conmovido, y desde luego corrió el Estado a pasos agigantados a una disolución universal, que bien pronto se vio realizada.

De aquí nació la impunidad de los delitos de Estado cometidos descaradamente por los descontentos, y particularmente por nuestros natos e implacables enemigos, los españoles europeos, que maliciosamente se habían quedado en nuestro país para tenerlo incesantemente inquieto y promover cuantas conjuraciones les permitían formar nuestros jueces perdonándolos siempre, aun cuando sus atentados eran tan enormes que se dirigían contra la salud pública.

La doctrina que apoyaba esta conducta tenía su origen en las máximas filantrópicas de algunos escritores que defienden la no residencia de facultad en nadie, para privar de la vida a un hombre, aun en el caso de haber delinquido éste en el delito de lesa patria. Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar, porque los gobiernos liberales deben distinguirse por la clemencia. ¡Clemencia criminal que contribuyó más que nada a derribar la máquina que todavía no habíamos enteramente concluido!”.

En esa misma intervención el Libertador, menciona las secuelas que trajo esa blanda posición del gobierno, originando la guerra civil en la naciente república que obviamente fue a dar al despeñadero.

Es posible que se nos tilde de alarmistas o de excesivo radicalismo, pero es que en nuestra humilde opinión hemos venido ignorando esas criticas, esas reflexiones y los errores cometidos por el gobierno de la época y las consecuencias que ello acarreo para la lucha independentista. En buena parte los hemos repetido.

Ahora mismo tenemos el más claro ejemplo en la conducta del liderazgo de la MUD y la actitud del gobierno bolivariano, que se ha volcado única y exclusivamente a la justicia de “micrófono”. Los oídos nos retumban de tanto oír el ritornelo del “homicida Capriles”, lo repiten desde el camarada presidente obrero Nicolás Maduro, pasando por el camarada presidente del parlamento, Diosdado Cabello, gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y la comunidad en general, la propia Fiscal General de la Nación reconoció en cámaras de TV los hechos criminales y su responsables, pero hasta el presente no hemos visto la acción de la justicia contra este ciudadano, quien cada día se envalentona más y como pasa el tiempo adquiere mas protagonismo. De tal suerte que cuando se le ocurra al órgano correspondiente imputarle los múltiples delitos cometido se armará un tumulto, porque ya el “líder” ha fortalecido su nido para la impunidad. Ya ha sido nombrado jefe del comando de campaña de la MUD para las elecciones municipales, una coraza más, porque una imputación entonces sería atacar y perseguir a la “oposición democrática” y darles un motivo, para que se retiren y vayan a las instancias internacionales a denunciar que no les permitieron participar en el proceso electoral y que ante la criminalización de la oposición no les quedó de otra que retirarse y declararse en desobediencia civil.

Con la misma firmeza con que se está atacando la corrupción administrativa hay que atacar los delitos contra la soberanía de la patria, contra la vida de los militantes revolucionarios, contra la salud mental del pueblo, la paz y la tranquilidad ciudadana, porque de lo contrario vamos a seguir rodando hacía el abismo una vez que el pueblo de a píe pierda la credibilidad en el proceso. No va a ser un pueblo extraterrestre, sino el mismo que luego de recibir una casa o un apartamento sin tener conciencia de donde le llegó votó por la derecha o el mismo que egresa de una universidad bolivariana y luego que tiene el título en mano se va a engrosar las filas de la burguesía. Porque recibió la formación técnica,l pero no la ideológica y su exigua conciencia de clase al no ser reforzada fue triturada por el molino de la canalla mediática, que miente, calumnia y confunde sin tener repuesta contundente de parte de la revolución. Es que desgraciadamente tenemos el gobierno, pero estamos muy distantes del poder y con amor y permisividad hacia quienes delinquen abiertamente no vamos a lograr construir el socialismo.

Las plantas televisoras y las radioemisoras comerciales, bombardean a nuestro pueblo diariamente con antivalores y mensajes abiertamente contra el proyecto de país contenido en la constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en el Plan de la Patria, con un apoyo tácito a los mercenarios que en nombre de una disidencia nacional, van al exterior a calumniar a la patria y al gobierno, exigiendo la intervención armada extranjera en nuestro país.

Estos mismos personeros propician trancas en calles y avenidas, desordenes en las calles, agresiones contra dignatarios del gobierno y montando shows en las embajadas y sedes de organismos internacionales, todos estos actos constituyen delitos, que nuestras autoridades pertinentes ignoran. Por eso con toda responsabilidad llamamos a nuestros camaradas comprometidos con la revolución que nos legó el Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías, a recordar a Bolívar su manifiesto de Cartagena.


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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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