Inventar enemigos y concretar una conspiración para derrocar a un regente o fortalecer un imperio no es ninguna novedad tal como lo argumenta lucidamente en su obra “9/11 Terror Sintético: Hecho en los EEUU – Mito del Siglo XXI” Webster G. Tarpley, conocido autor de las biografías no autorizadas de Busch y Obama y famoso por revelar el papel jugado por la familia Bush en el ascenso de Hitler y la intervención de la logia fascista P2 en el asesinato de Aldo Moro.
Como señala Tarpley, a nadie sorprende que la Conspiración de la Pólvora fuera urdida en siglo XVII por el canciller inglés para derrotar a España y dar nacimiento al Imperio Británico. Tampoco que el hundimiento del Maine, a fines del siglo XIX, fuera provocado por los mismos EEUU, para sacar a España de Cuba y quitarle sus últimas colonias: Puerto Rico, Guam y Filipinas. Pero lo que sí es novedad que la mayor potencia militar conocida por la humanidad conspire y guerree para ocultar su “sombra”, los rasgos de potencia global neo colonialista, que no puede reconocer ante sus propios ciudadanos.
Lo que sí es novedad es que el imperio más poderoso de todos los tiempos se vea en la necesidad de monopolizar los medios de comunicación y divertimento para justificar, especialmente puertas adentro, sus desafueros así como para tratar de ocultar la naturaleza y alcance de su crisis. Todo ello por miedo a la reacción y fuerza de un pueblo que empieza a poner en duda la validez de su falsa democracia y la viabilidad del su estilo de vida.
El ataque prefabricado a las Torres Gemelas y al Pentágono, los conflictos y la barbarie desatada en Kosovo, Timor oriental y Chechenia, las guerras asumidas o provocadas en el mundo islámico y en África, los golpes de estado y actos terroristas planificados en distintas regiones y las agresiones climáticas y biológicas forman parte de la estrategia geopolítica desarrollada por los amos del poder imperial, ya no para imponer su hegemonía en el mundo, sino para mantenerla.
Afortunadamente la violencia imperialista, desatada para defender una supremacía erosionada por las contradicciones del capitalismo, resulta cada vez menos efectiva y más repugnante hasta para los ciudadanos de los países desarrollados. Si no fuera por el peligro que implica, resulta casi ridículo que el imperio estadounidense pretenda controlar la información en planeta y entre en pánico por lo que puedan revelar Assange, Maning, Snowden, etc.
No hay que descuidarse, la fiera herida está dispuesta a todo para mantener su máscara y supremacía. Y, para bien o para mal, en esta parte del mundo conocida como América del Sur contamos con los recursos que necesita para sobrevivir un rato más.
Parafraseando a los editores de la revista ADBUSTER y a Oliver Stone decimos: la cultura de los EEUU está podrida, pero los Halcones vuelan y Obama es una serpiente…
Mariadela Villanueva
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Caracas