Hace apenas 3 años, en enero de 2003, el presidente de los Estados Unidos George W. Bush y sus halcones, aprovecharon el discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso para asegurar que Irak había intentado comprar "cantidades significativas de uranio en África". Tal frase, comprobada posteriormente como una gran falsedad, les sirvió para justificar ante el Congreso su decisión de invadir Irak
Esa mentira, expresada públicamente por el presidente de la nación y reafirmada julio de ese mismo año por el primer ministro británico Tony Blair ante el mismísimo Congreso estadounidense (*), fue el único argumento sobre el cual la mayoría republicana del Congreso, dio su autorización y maquilló de "legalidad" a la acción militar contra el pueblo iraquí.
Repitiendo el mismo "modus operandi", desde principios de 2006 altos funcionarios del gobierno estadounidense y sus aliados hablan de nuevo ante sus órganos parlamentarios sobre otra "amenaza": El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías.
La escalada de declaraciones sobre Venezuela ante órganos del poder público, ha ido creciendo en las últimas semanas: Ver cuadro de agresiones imperiales
Con Irak sembraron un precedente: Contando con sus socios mediáticos de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), repitiendo mil veces una mentira, condenaron a todo un pueblo -sin importar su derecho a la autodeterminación, ni su derecho a la defensa- y lograron que el Congreso aprobara y autorizara legalmente la invasión.
¿Buscan ahora lo mismo en relación con Venezuela? ¿Buscan Condolezza, Negroponte y Rumsfeld propiciar un debate sobre el tema "Chávez" en el Congreso, para solicitar una autorización legal que les permita atacar impunemente a Venezuela?
(*) Ambos países son miembros con derecho a veto del Consejo de Seguridad de la ONU, organismo que debe velar por la paz y la seguridad internacional.