Las 24 horas entre el 10 y 11 de febrero del año 2015 de la era de Nuestro Señor Jesucristo, serán conocidas a la posteridad como las más dramáticas y tenebrosas horas que la humanidad viviera hasta entonces. El día en el que la civilización tembló, se llenó de pavor, se paralizó. Nunca antes gobierno alguno había osado tal descaro. Los aliados imperiales, que siempre niegan todo, bajaron llenos de vergüenza sus cabezas y presurosos cumplieron con obediencia ciega la orden imperial…
En la profunda y desolada frialdad de su bien protegido búnker, Barack Obama, al mejor estilo imperial antes y después de cristo, en entrevista sombría, dice a los ciudadanos estadounidenses que para ser obedecidos no bastan las acciones, económicas, militares o coloridamente insurreccionales. Necesario es que los Estados Unidos de América muestren su poder y para ello se requiere en ocasiones torcer el brazo a pueblos, gobiernos, naciones que no hagan caso de nuestras pretensiones imperiales. ¡Más claro no canta un gallo! El decadente y arrogante sistema capitalista de dominio imperial para que funcione necesario es imponerlo a sangre y fuego. ¡Devastando todo pueblo o nación que se diga libre, soberana e independiente!
La nota de inmediato es tomada por los medios propagandísticos, quienes como heraldos de la muerte, del apocalipsis, la esparcen sobre la humanidad. ¡El mundo tiembla de pavor! ¡Se detiene! El imperio más poderoso que la historia humana haya conocido está, desesperadamente, anunciando su accionar bélico, delincuencial, opresor, terrorista, depredador contra la raza humana. Contra todo vestigio de civilización que no siga sus lineamientos. ¡Oh señor Dios! ¡Herodes ha enviado a sus cancerberos en la búsqueda y exterminio de tu hijo Jesús de Nazaret!
En instante, cual esclavos castigados por el látigo opresor, los gobiernos de la Unión Europea, con Ángela Merkel y Alemania a la cabeza, emprende nuevamente su accionar bélico sobre Rusia y contra Grecia. “Chuzada” como ha sido por el espionaje estadounidense, ¿Qué cosas saben de Ángela y Alemania? para que servilmente se preste a la subordinación imperial. En Medio Oriente, el denominado Estado Islámico, brazo terrorista del gobierno estadounidense, se vuelve sobre Libia. Sí, la triste y devastada Libia, para desde allí amenazar a Egipto y Arabia Saudita. Turquía se apresura a invadir Siria. La orden, inofensiva, de consumo interno para levantar la moral del deprimido y reprimido pueblo norteamericano, en esas 24 horas, gracias a los heraldos de la muerte, se convirtió en un llamado imperial a destruir a como dé lugar cualquier vestigio de humanidad, libertad, soberanía y paz que sobre esta tierra pudiera existir.
América del sur, no se escapa de tal acción, van sobre Argentina, sobre Brasil y claramente sobre Venezuela y su Revolución Bolivariana. Las “tropas” imperiales en territorio venezolano, claros y obsesionados como están con el apoyo incondicional de EE.UU, para la toma del poder, iniciaron una nueva, y a decir de ellos, definitiva fase insurreccional. Sin embargo, como viene ocurriendo en muchos lugares del mundo, el accionar delictivo, depredador, apocalíptico, por ahora ha sido neutralizado.