Desde nuestra llegada a este refugio han trascurrido 48 de la declaratoria de emergencia nacional por parte del presidente Barack Obama. En menos de dos horas el estado de alerta nacional pasó a DECON 1, algo nunca visto en nuestra historia como nación. Tal nivel establece la condición de alerta máxima en territorio norteamericano, es el paso previo a una guerra total, donde el uso de armas de destrucción masiva, nucleares o termonucleares es inminente. Las fuerzas armadas entre cinco y seis horas deben estar desplegadas y prestas a combatir, el gobierno pasa a un nivel excepcional donde las decisiones se toman directamente por órdenes ejecutivas del presidente.
Al presidente sólo lo hemos vuelto a ver a través de un video conferencia. En su alocución señaló que; nosotros, un grupo de alrededor de 40 personas entre civiles y militares, en esta sala, junto con otros que no precisó éramos ahora el gobierno de los Estados Unidos de América, consolidado el ataque venezolano a nuestro territorio, debíamos pasar a la resistencia. Conformaríamos grupos de autodefensas para reconquistar el poder y el control de la nación. ¡De nuestra gran y sabia nación!
Durante estas 48 horas, la tensión ha ido en aumento, las explicaciones vienen en videos o escenas a través de la pantalla, ¡cómo en una gran sala de cine!, ¡una pesadilla suspendida y vuelta a reiniciar! Es una espera interminable. Por momentos la gran pantalla se apaga y todo queda a oscuras. De los cien puntos, señalados como defensa, alrededor de un 30% se han desvanecido. ¡Al parecer ya no son operativos! Probablemente, destruidos o tomados bajo control de la fuerza invasora…
De las proyecciones noticiosas se percibe mucha confusión; tal vez por la inexplicable e insólita situación de emergencia nacional. ¿Quién podrá creer, hoy y en el futuro, que nosotros, LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, LA NACIÓN MÁS PODEROSA que la humanidad conociera, en algún momento de nuestra historia, estuvimos a merced de VENEZUELA Y SU GOBIERNO? En las informaciones llegadas desde Venezuela nuestros servicios de inteligencia indican no saber el paradero del presidente.
La oposición, por cientos, por miles, no, por cientos de miles, millones tal vez, se ha volcado a la calle, dicen que es el momento de derrocar la tiranía que los oprime. Unos señalan que debemos invadirlos, liberarlos. Que nosotros como nación libre, defensora de la humanidad y sus derechos, de la democracia, debemos instaurar un gobierno de transición. Que Maduro y un grupo importante de sus seguidores han emprendido la huida hacia Cuba.
¡La cuestión es confusa! A decir de nuestra inteligencia una gran fuerza militar aerotransportada y bombarderos de gran autonomía había despegado con rumbo nor-oeste, hacia territorio del pacifico colombiano. Horas después, un nuevo reporte indicaba que un contingente de fuerzas navales de alta performance y autonomía zarpó con rumbo desconocido…
¡La verdad es que, toda esta declaratoria de EMERGENCIA NACIONAL, parece una de esas historias que nuestro cine hollywoodense prepara como propaganda de guerra en la que somos víctimas de la infelicidad de los pueblos, del terrorismo y no victimarios! Sin embargo, estoy aquí, en la penumbra, a cientos de metros bajo tierra, esperando que caigan las bombas enemigas ¿Y si para Hollywood en esta oportunidad somos los malos?.