Cualquier ABUSO es contrario a la manera racional cómo resolver intereses o conflictos. Del prefijo ab (alejamiento, privación) y usus (usado) ABUSO es el carácter esencialmente de facto como el Imperio, cualquiera sea el de turno, racionaliza la naturaleza de su obrar. La política exterior de los EEUU ha estado plagada de estupideces especialmente promovidas por este ABUSO, testaruda manera de continuar considerando a nuestros países latinoamericanos como su patio trasero. Difícilmente cuesta creer que una potencia haya logrado con este historial de sandeces la hegemonía mundial. Aunque ha sido a través del ABUSO la manera como los Imperios han conquistado su poder, también éste le ha determinado el sino y longevidad en la Historia.
Las recientes amenazas del gobierno terrorista de los EEUU hacia Venezuela trajeron como respuesta lo contrario que sus fines calculaban. Inverso a sus pretensiones, y como era de esperarse, más que una estampida en el chavismo y en los venezolanos ocasionó un acercamiento y una colectivización de éstos en torno a lo que se catalogó una real, abusiva e injerencista bravuconería por parte de un gobierno extranjero que, por lo demás, mantiene una pésima reputación y prontuario. Un editorial del diario The New York, recién conocida la noticia, claramente exponía sus dudas sobre la eficacia de las últimas sancionadas aplicadas por la Casa Blanca contra Venezuela.
A pesar que cada día es menor los espacios de influencia de los EEUU en el convulsivo escenario de la geopolítica mundial de hoy, y que su política expansionista se haya visiblemente entrampada, nada extraño sería esperar un nuevo salto al vacío. Venezuela está forzada a comportar la vieja máxima latina si vis pacem, para bellum (si quieres la paz, ármate para la guerra). Actualmente se halla en un periodo excepcional de alta conflictividad, y como tal debe enérgicamente asumirse políticas no muy gratas. No solo hacia afuera debe asumirse que es un país sitiado sino también, y sobre todo, hacia adentro.
La Guerra Económica a la que ha venido siendo sometida Venezuela ha logrado más en el plano ético-moral socavar la estabilidad económica, política y social del País. Un llamativo sector de la sociedad y, lamentablemente, del propio chavismo, ha sido seducido por la práctica del bachaqueo y el contrabando de gasolina, emulando fatídicamente el deshonroso papel llevado a cabo por aquellos que por décadas han venido apoderándose del salario del venezolano así como de la renta petrolera, promoviendo la especulación y la inflación,. Inconscientemente este sector de la ciudadanía ha permitido principalmente que los grandes culpables y promotores de esta Guerra Económica, una oligarquía financiera-comercial de rapiña, haya quedado a buen resguardo y le sea más difícil atribuirle y comprobarle su protagonismo dentro del Golpe de Estado que se haya en curso.