Dictadura, petróleo, imperialismo

El régimen que nacionaliza la explotación petrolera se rigió en un principio por la ley de Minas de 1910, que no preveía explotaciones de hidrocarburos. En 1920 se establece la primera ley de Hidrocarburos (sólo se habían denunciado doce yacimientos), la cual se reforma en 1922, 1925 y 1928, leyes todas favorables a las compañías. La gente de la dictadura —los Gómez y sus favoritos—, por otra parte, obtuvieron grandes ganancias al amparo del poder, continuando el hábito de peculado, que en Venezuela y en los países llamados latinoamericanos no ha logrado desarraigarse aún. Parece ahora más fuerte y extendido. La fortuna personal de Gómez, al final de su gobierno, fue calculada en doscientos millones de bolívares, que para 1935 era excepcionalmente grande en Venezuela, reducida con el lente actual a la poquedad de un pequeño burgués o a los residuos de una comisión más o menos afortunada.

La participación nacional en una riqueza del país que proporcionaba excepcionales ganancias a las empresas no venezolanas que la manipulaban, alcanzaba un volumen escandalosamente bajo. En documento oficial de la época inmediatamente posterior a la muerte de Gómez se hizo un impresionante resumen numérico de esa situación: desde junio de 1919 a junio de 1936 inclusive —comprueba el documento—, el Fisco nacional percibió de las compañías petroleras, por todos los conceptos, la suma de 612 millones de bolívares, habiendo alcanzado la explotación en un mismo lapso a 1.262 millones de barriles, o sea 48 céntimos de bolívar por unidad. Y en ese mismo lapso el precio promedio del crudo fue de $ 1,37 que, calculado a Bs 5, da un total de ingresos brutos para las petroleras de Bs. 8.644 millones, o sea que lo pagado por ellas al Fisco representaba solamente el 7%. Durante los veintisiete años de gobierno de Juan Vicente Gómez, el Estado venezolano percibió 3.187.000.000 de bolívares. El pueblo salió a la luz contemporánea tal como había entrado en 1830: campesino, analfabeto, pobre, enfermo, deprimido, a medio vestir y descalzo. Pero curiosamente con unidad en la cultura, igualitario, con la identidad intacta y las esperanzas renovadas. El pueblo, pues, sobrevive en la peripecia histórica venezolana tan difícil y tortuosa, que va del caudillismo de José Antonio Páez, héroe de la independencia, al caudillismo dictatorial de Juan Vicente Gómez, un siglo de ciento cinco años, pura tragedia.

Las cifras globales ya debidamente computadas sobre el petróleo producido durante el gomecismo y su proyección en la vida de la nación, resultan reveladoras de la incapacidad venezolana para la vida a plenitud, en el sentido que se da a esta expresión en el denominado mundo desarrollado. A esa incapacidad, frustración histórica, o como quiera llamársele, se le ha dado la vuelta para atribuir la responsabilidad al imperialismo, a la intervención de las potencias, Inglaterra y Estados Unidos. En una dialéctica histórica más auténtica habría que dividir la carga: incapacidad interna (dictadura, debilidad, falta de educación) e imperialismo prepotente, abusador e insensible, como todo imperialismo que sepamos desde la antigüedad histórica más remota.

Estas son las cifras. Entre 1912 y 1936, 3.117 pozos de explotación y 211 de exploración produjeron 168.525.387 toneladas métricas de petróleo, con una exportación que alcanzó a 5.697.830.643 bolívares. El Estado recaudó desde el 1 de julio de 1908 al 30 de junio de 1933 la cantidad de 2.837.249.462 bolívares. De esta suma, 3.56.859.822 fueron producidos por impuestos de explotación minera y petrolera; 1.457.661.347 por derechos de aduana; 71.705.232 por derechos consulares; 762.865.244 por impuestos a la sal, a los cigarrillos, a las bebidas alcohólicas y estampillas fiscales, entre otros.

A partir de 1928, Venezuela fue el primer exportador de petróleo, hasta 1970 que pasó al tercer lugar. Un resumen de la riqueza extraída lo hace el conocido experto en política petrolera, creador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Juan Pablo Pérez Alfonzo: "En ese largo período, 1917-1975, se extrajeron unos 31.972 millones de barriles de petróleo, a los cuales se agregan 6.692 millones en equivalente térmico del gas asociado producido con el petróleo. La riqueza así liquida —capital colectivo de los venezolanos, puesto que los minerales son propiedad pública— habrá de alcanzado a la fabulosa cantidad de 38.664 millones de barriles, que al precio promedio declarado, aun a ese precio, la riqueza liquida alcanza a más de 104.167 millones de dólares; pero la participación pagada al Tesoro Nacional fue sólo de 43.900 millones: un 42 por ciento".

¿En que se gastaron esos reales? En el Ministerio de Relaciones Interiores, que maneja la seguridad del Estado y la del dictador, 759.706.460 bolívares; en el Ministerio de Obras Públicas, que construye infraestructura para el ejército, 583.947.426; directamente en el Ministerio de la Guerra (Gómez es comandante general), 415.462.945. Pero en Educación solamente 128.399.362. El 70% de la población adulta es analfabeta en 1935, es decir, que el analfabetismo total subía a casi el 90 por 100 de la población total. Del total de la población, sólo un 11 por ciento en edad escolar, de siete a veinticuatro años, es decir, apenas 150.000 venezolanos, recibía algún tipo de educación, teniendo en cuenta que la Universidad de Caracas, la Central y prácticamente única, estuvo clausurada entre 1912 y 1925. El investigador que repite estos datos abrumadores termina por decir: "Las futuras generaciones de venezolanos pagarían sumamente cara esta falta de previsión del general Gómez". Esas generaciones son las que forman la historia contemporánea (1936-1980).

En resumen, el país rural que fue Venezuela entre 1830 y 1935 se transformó en el país petrolero de este tiempo. Ha comenzado a rediseñarse nuestra historia económica con la implementación de un desarrollo industrial equilibrado entre el campo y la ciudad, con especial atención a la agroindustria. El Estado se ha reservado todo el campo de las industrias básicas, petróleo, hierro, electricidad, y avanza poderosamente en el resto. La incorporación de los marginados como proyecto social habrá de producir el equilibrio económico.

En todo caso, todavía somos una "república petrolera" que aspira a la diversificación industrial. Esta situación de cambio lento se refleja en el esquema de los problemas principales que aquejan al país: alto costo de la vida, pobreza masiva, delincuencia, "corrupción de la clase dirigente". Un Estado multimillonario y un pueblo empobrecido. Afortunadamente, el socialismo hace hincapié en el crecimiento de la educación primaria y superior, y la libertad ha permitido el desarrollo de las clases medias que "debían fundamentar la estabilidad del país".

—De modo que la imagen de prosperidad de Venezuela no es otra cosa sino la imagen proyectada por el presupuesto del Estado, compuesto en su mayor parte por la renta petrolera.

¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!



Esta nota ha sido leída aproximadamente 5517 veces.



Manuel Taibo


Visite el perfil de Manuel Taibo para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas


Revise artículos similares en la sección:
Energía y Petróleo para el Pueblo