El rol injerencista de las Organizaciones No Gubernamentales ha sido motivo de múltiples críticas de Presidentes como Rafael Correa y Evo Morales. Evo expulsó a la ONG danesa IBIS por injerencia política y por financiar la división de organizaciones indígenas, y ha amenazado a otras ONG, financiadas por la famosa USAID, por perjudicar la exploración de recursos naturales. Correa ha tomado medidas contra ONG como la “Pachamama”, supuesta defensora de los derechos humanos de los pueblos indígenas y los derechos de la naturaleza y contra la Fundación Andina para La Observación Social y Estudio de Medios (FUNDAMEDIOS), entre otras, por interferir en asuntos de política interna. Todas estas ONG, según sus estatutos, hacen magnánimas labores sociales y tienen loables propósitos. Desde la defensa de los pájaros a volar libres de smog hasta la protección de los gatos de los depredadores cocineros chinos. Como bien dice el presidente ecuatoriano: “Es pura hipocresía, jamás hacen lo que predican”.
En Venezuela, pasa lo contrario, las ONG pastorean bucólicamente como ganado en solaz potrero. Varias organizaciones sociales hemos hecho esfuerzos – vanos – para que visualicemos cómo muchas de estas ONG, con financiamiento externo e interno, hacen un evidente trabajo de penetración ideológica en nuestros barrios. En los años 2008, 2009 y 2010 publicamos varios trabajos de investigación, a veces a página completa, en diversos medios. Visitamos la Comisión de Política Exterior de la AN, fuimos muy amablemente recibidos y nos dijeron que no entendían nuestra preocupación ya que las ONG, por decirlo en una sola palabra, eran “chéveres”. Abogábamos para que el proyecto de Ley de Cooperación Internacional, en estudio desde el 2006, fuese revisado a fondo, creando un instrumento efectivo para hacerle seguimiento a sus actividades.
Mucho escribimos sobre el Padre Armando Janssens, gran articulador y cerebro de ONG, sobre organizaciones como SINERGIA, Liderazgo y Visión, Radar de los Barrios, presidida por el “Chúo” Torrealba, actual coordinador de la MUD, entre muchas otras. E instituciones bancarias, de microcréditos, con gran penetración en los barrios, y con vínculos con las ONG, como BANCRECER. Banco de inmenso crecimiento, autorizado para vender dólares SIMADI… Nunca hubo receptividad.
