Las locuras de quienes conducen o aspiran conducir la política en la Casa Blanca no tienen parangón. Ahora que están en plena disputa por la nominación presidencial la demencia se ha exacerbado de ambos bandos tanto que cualquier cosa por inusitada que parezca puede salir de la manga de los contrincantes; el mundo entero entra en pánico.
El tío Tom que le apuesta a la Hillary como su sucesora volvió al ataque contra Venezuela retomando lo del infame decreto que califica a este país como una amenaza. Si no fuera tan serio el asunto nos reiríamos a carcajadas porque hay que ver lo ridículo que resulta que una de las mayores potencias del mundo tilde a esta pequeña y pacífica nación suramericana como un peligro para su seguridad. Esto es lo que llamó Eduardo Galeano “El Mundo al Revés”.
Por si fuera poco el inquilino de la Casa Blanca ha decidido pasarle la factura de las víctimas del 11 de septiembre al gobierno iraní quien de acuerdo al gobierno gringo debe indemnizar a los familiares de las personas que perecieron a causa de los supuestos ataques terroristas. A estas alturas del partido nos preguntamos si será que todavía allá en Estados Unidos hay ilusos que se comen el cuento de que las torres gemelas fueron destruidas por extremistas y no por la parte interesada en provocar la ira colectiva para así cometer la invasión atroz al medio oriente donde han sido exterminados millones de seres humanos y los que han logrado sobrevivir andan hoy errantes por el mundo pasando a formar parte de lo que se ha denominado la mayor crisis humanitaria.
¨ ¿Qué pasaría si todas las víctimas del imperio gringo pidieran indemnización por sus masacres? Alguien se imagina el monto de esa factura. Con el pago de esos crímenes Suramérica, Centroamérica, África, Asía y Europa, tendrían recursos suficientes para su rescate.
No le vendría mal a Míster Obama ver a su médico de cabecera para que le trate la amnesia que por fortuna no padece la humanidad entera quien no olvida lo que hicieron en Hiroshima, en Nagasaqui, en Panamá, en Chile, en El Salvador, en Nicaragua, en México, en Irak, Afganistán, en Livia, en Siria y pare de contar. No conforme con facturar la deuda que se origina de los crímenes cometidos por su administración y la de sus antecesores a otras naciones, ahora también se lava las manos como Pilatos y culpa a sus socios de obligarle a actuar en contra de su voluntad. Y pensar que tendremos que seguir escuchando barbaridades porque esa campaña electoral apenas comienza.