Bajo el exclusivo e ineludible compromiso de tener que mostrar un educado gesto de reciprocidad con aquella menuda y agradable estudiante de Ingeniería en Petróleo que con cándida generosidad me regaló este material, me dispuse a leer Del Profesionalismo Militar a la Milicia aun cuando, con sólo hojerarlo, este libro expedía un rancio aire de manipulación y ataque, más visceral que académico, sobre la nueva Doctrina Militar de la Fuerzas Armada Nacional Bolivariana. Y como considero que se puede llegar a ser Crítico sin dejar de ser Educado, me apresto sin remordimiento alguno ha expresar mis, quizás, no muy "cándidas" ni "generosas" consideraciones.
El libro en cuestión, de Editorial, para mi sorpresa, inexistente o fantasma (ya que no refleja por ninguna parte acreditación a Centro de Estudios o Universidad alguna, aunque su autor se precia de tener un PHD en la Simón Bolívar, Posdoctorado en Cambridge y Pittsburgh) podría resultar unos de esos típicos manuales que a diario salen de las imprentas por el propio financiamiento y ego del autor (en el más virginal de los casos) o bien por la filantropía de un patrocinio sospechoso y celosamente encubierto (que me parece sea éste el caso). Pertenece a una serie de obras, de este mismo Coronel (R), (próximas a ser entregadas) bajo la serie Sociología Militar, las que se incluyen: El Pensamiento Político del Militar Venezolano, Imaginarios del Militar Venezolano y Sociología Militar en Venezuela. Llama poderosamente la atención (y me parece es premeditada la intención) la "Semblanza del Autor" firmada por el Dr. Ramón J. Velásquez tiene como firme y obvia intención endosarle un aire de erudición a la obra y cierta inmaculada seriedad intelectual y solvencia epistémica a este engalanado autor, con el solo afán de convertirlo en la prueba más refutable y fehaciente de que las FANB actualmente han abandonado un supuesto "profesionalismo" y su papel histórico, a razón que "se centra en el mito de Bolívar y sobre su deificación".
Por increíble que parezca, y a pesar de la verborrea invertida, el autor desaprovecha la oportunidad para justificar y reflejar lo que de antemano supondría un inmenso y dilecto dominio académico y teórico del tema en cuestión (por eso del rimbombante y atemorizador bagaje de estudios que ha realizado y que hubiera sido lo que como mínimo hubiésemos esperado nos ofreciera). Si no que más bien se concreta de forma bastante monótona, ingenuamente repetitiva y ligera ha despotricar (a partir de medias verdades y cuestionables y ofensivos supuestos), de manera solapada, todo lo que no pertenezca y promueva a la escuela y Doctrina Militar impulsada por el Pentágono y el Gobierno de los EEUU, lo que, como todo el mundo comienza saber y corroborar, es la maquinaria infernal que le permite el desparpajo y la crueldad de sostener y desarrollar su economía y su "sueño americano" a través del pillaje y el saqueo de los pueblos del planeta. Bajo estos hechos cómo no considerar a Bolívar un objetivo militar y relegarlo a la simple condición de Mito, cómo no descalificar su obra y visión antimperialista si sus palabras, luego de más de doscientos años, aun los incrimina y los desenmascara con asombrosa y aborrecible elocuencia y exactitud (Los EEUU parecen destinados por la Providencia a plagar de miseria y hambre a los pueblos de la América bajo la excusa de la Libertad). Sobre todo cuando ese supuesto "profesionalismo" al que tanto alude y con evidente "despecho" insiste en recalcar y proponer, suele ser tan ajeno y distante de lo que realmente personificó y evidenció nuestro glorioso Ejército Libertador en su afán de luchar contra quienes de manera sangrienta y arrogantes saqueaban a nuestros pueblos de aquel entonces. Comparar aquel legado glorioso de nuestro Pueblo Bolivariano en Armas con el actual prontuario del Ejército de los EEUU resulta un agravio desvergonzado y poco nacionalista, no sólo para todos aquellos que dieron sus vidas por heredar lo que actualmente con orgullo atesoramos, sino para todos aquellos que igualmente hoy haríamos lo mismo sobre todos aquellos (nacionales o extranjeros) que quisieran apoderarse de nuestras riquezas y violar así nuestro sagrado suelo venezolano. Nos parece que salir de nuestras fronteras (sobre todo hacia un país que con tanta amarga crueldad ha infringido las peores heridas ha nuestros pueblos hermanos de latinoamérica desde los tiempos de la Colonia) no sólo para aprender cómo hacen (la Guerra) sino también para aprehender, asumir y justificar las razones del por qué las hacen, resulta no menos que una hazaña para traidores y mercenarios. Si bien éste, y no otro, parece ser el verdadero esfuerzo de su impronta, por lo menos, nos parece, debió emplear un nivel teórico-técnico más creativo e ingenioso cómo para poder "dorarnos la píldora" y buscar así sus ya de antemano conocidos cometidos e intereses. Por el contrario, como veníamos diciendo, suele engañarse así mismo cuando cree dejar por sentado que nuestros militares son como aquellos apátridas, gorilas del Cono Sur, que bajo sus exclusivos y asalariados intereses plagaron de dictaduras nuestros países. Sobretodo valiéndose de aquella supuesta "profesionalidad" inculcada a partir de una Escuela de las Américas, que se hizo famosa por los sofisticados y crueles métodos de tortura que facilitaron la permanencia de estas dictaduras en el Poder, y que resultan la más rotunda antítesis del imaginario libertario que llevamos con orgullo y merecimiento sobre nuestros hombros.
A razón de un rebuscado empleo de citas que como chicle estira para ir configurando un supuesto razonamiento epistémico de nuestra realidad, subyace en su esfuerzo una devota admiración sobre quienes partir de una práctica Ramboniana erigen y soportan la supuesta invulnerabilidad del "Profesionalismo" del Ejército (Norteamericano). En la que apoyados por Hollywood narran como, de forma bastante entretenida y heroica, ganan todas las batallas a partir de taquilleras y sofisticadas películas, cuando, en realidad, y a pesar de la elocuencia de su trama, sus enemigos les terminan, y de manera pasmosa, ganando la Guerra. Práctica que vienen realizando incluso antes del propio Vietnam.
En determinado momento del libro, al pretender narrar los acontecimientos del 11 de abril de 2002, el clímax de su verdadera intención le juega una mala pasada, y como un furibundo disociado más, de esos que trancan calles y queman buses, se desprende del "almidón" que le había mantenido erguido el copete de la "docta sapiencia", para describir, cual caletre, el archimentado y leguleyo subterfugio del "vacío de poder" y de aquel cándido cuento de hadas en los que unos "generales preñados de buena voluntad", luego que todo un Pueblo junto a su Ejército les fueran, en tiempo récord, desalojados del Poder, se hicieron famosos por la ternura de su aguerrido y contestatario "yo no fui", incapaces de emular a quien públicamente el 4 de febrero del 1992 asumió con entereza la responsabilidad de los acontecimientos en su aun recordado "Por Ahora".
Gracias al viejo pero igualmente sempiterno Clausewitz (y su libro De la Guerra), el genio de este prusiano memorable y gran estratega de todos los tiempos, se logra (revisando algunos conceptos y contextualizando otros) reconocer la verdadera estrategia (no solo de éste libro que resulta una manera bastante rebuscada y humilde de sostener con argumentos teóricos este esfuerzo) la obligación que tiene todo beligerante en descalificar, ocultar y, sobre todo, desmontar aquello que verdaderamente aniquila su capacidad de defensa y ataque. Cómo no combatir y descalificar lo que tanto hace daño a la marchita actuación gringa en el medio oriente (Siria) y que es, sin duda alguna, los incuestionables avances geo-estratégicos que viene desarrollando y demostrando Rusia en este mismo país. Como no despreciar y descalificar (con odio e impotencia) la Doctrina Militar de Cuba que hasta fuera de sus fronteras (Angola) el gobierno norteamericano (con todos sus Rambo a disposición) no pudo, así como se ha inhibido durante más de cincuenta años y todo su futurístico poderío militar, invadir esta pequeña isla que majestuosa la tiene enclavada ha solo 200 millas de sus propias "narices". Cómo no buscar mediante estos y otros mamotretos minar la voluntad y poderío de la Doctrina Militar de las Fuerzas Armada Nacional Bolivariana, y especialmente de la Milicia Bolivariana de Venezuela (de la que soy el más orgulloso y raso de los Milicianos) cuando está pretende mantener y resguardar lo que hoy ocurre en Venezuela, y que, a pesar de lo que digan y de los millonarios esfuerzos que empleen para difamarla, mantiene legitimidad de origen por más elecciones que muchos de ellos ni siquiera se atreverían practicar en sus propios países. El mayor esfuerzo que pretende denunciar el autor es una falta de preparación por parte de las FANB, y que según él, la harían vulnerables a cualquier enemigo nacional o extranjero que pretenda invadirla, ya que no asume el "Profesionalismo" (de la Doctrina Militar Gringa) cuando precisamente ha sido desde ese mismo y propio "Profesionalismo" de donde proviene nuestras más reales e inmediatas amenazas conspirativo-golpista con las que pretende valerse los EEUU, para apoderarse de nuestras riquezas.
Un buen ejemplo de este cotidiano esfuerzo por garantizar la defensa y la paz de los venezolanos, recientemente se llevó a cabo en la Empresa Socialista Metro de Maracaibo, un importante ejercicio (simulacro en ambiente controlado) del apresto operacional del Cuerpo de Combatientes de la Milicia Bolivariana sobre los posibles escenarios de conflicto y confrontación que se podrían estar gestando en contra de esta estratégica Institución del Pueblo Soberano. Bajo las palabras de mi Coronel Anixon Tartaglia (Comandante de la Milicia Bolivariana: Maracaibo, San Francisco y la Cañada de Urdaneta) comprendí el verdadero y desmesurado por qué de los ataques que diariamente recibe las FANB, cuando éste, a pleno sol, refería en sus palabras "que todo el sudor que en ellos corra hoy evitará la sangre que derramará nuestro pueblo en el mañana".