En la elecciones de EEUU se expresó la contradicción inter-burguesa entre el capital financiero transnacional, impulsor de la liberalización económica globalitaria represe
Hillary perdió con Trump a pesar de haberlo superado en más de un millón de votos. Fue así, porque en el sistema electoral “made in USA”, al Presidente no lo elige el pueblo directamente, sino a través de la elección de poco más de 500 delegados que integran un colegio electoral, siendo estos los que en definitiva deciden. Trump, con su discurso estridente, racista, xenófobo, anti-globalitario, anti-establishment, ultraconservador y nacionalista, logró nuclear el descontento social creado por la crisis económica continuada. Levantando la bandera del proteccionismo, señaló como una de las causas principales de la crisis, la deslocalización industrial inducida por la apertura económica propia del libre comercio. Por ello, fustigó duramente los TLC Trasatlántico y Transpacífico en proceso de negociación.
Visto desde Latinoamérica, el proteccionismo de Trump es irrelevante, porque la política de estado forever del imperio en la región es: “proteccionismo hacia adentro y liberación hacia afuera”. Tampoco se alterará su estrategia de re-colonización de la región mediante la profundización del extractivismo primario-exportador –a través de la megaminería y los agronegocios- blindada por la superestructura jurídica supranacional globalitaria, co