“Vuestros hijos de perra”

El Pentágono se dedicó a procrear una buena colección de hijos de perra, y sin ninguna clase de pudor decían refiriéndose a algún gorila dictador: “es un hijo de perra, pero es de los nuestros”. Fueron ejemplares representantes de esta colección, Adolfo Díaz (de Nicaragua), Rafael Leonidas Trujillo y su hijo Ramfis, la dinastía de los Somoza, Ricardo Adolfo de la Guardia (Panamá), Duvalier, Fulgencio Batista, Stroessner, Augusto Pinochet, Manuel Antonio Noriega, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, … según Washington, todas muy bellas personas, admirables demócratas y amantes de su pueblo, hasta que se aburría y los sacaba con otro golpe militar.

El primero de la dinastía de los Somoza fue Anastasio Somoza García, Tacho, dueño y señor de la Guardia Nacional de Nicaragua. En 1940, encontrándose en la Casa Blanca Franklin Delano Rooselvelt, el Secretario de Estado Cordell Hulll le muestra a Rooselvelt una invitación que se le ha tramitado al presidente de Nicaragua, y cuando la lee le dice:

- ¿Y este tipo no es un hijo de puta?
- Sin duda -respondió Cordell Hull- pero es nuestro hijo de puta.
Poco después Tacho le hizo una formal invitación a Estados Unidos para que instalara bases militares en suelo nicaragüense, y le informó a Washington que estaba dispuesto a convertirse entre los países más decididos a realizar un cruzada anticomunista en América Latina.

Cuando se celebró en Caracas, en 1954, la décima y última Conferencia Panamericana la principal preocupación de EUA era el problema del comunismo, y su presencia en la Conferencia sólo estuvo ligada por la necesidad de lograr una Resolución que fue presentada por John Foster Dulles. Declaró Foster Dulles: "Que si el movimiento comunista internacional llegase a dominar las instituciones políticas de cualquier Estado Americano, ello constituiría una amenaza contra la soberanía e independencia política de todos nosotros, poniendo en peligro la paz de América, lo que exigiría la acción pertinente de conformidad con los Tratados vigentes". México, Argentina y Guatemala se abstuvieron en la votación. Por su parte, Nicaragua y la República Dominicana, bajo los gobiernos de Anastacio Somoza y Trujillo, votaron a favor, entre otros. Esta vez no era EUA quien intervenía en un Estado Americano, sino que gobiernos latinoamericanos intervenían en Estados vecinos, como lo fue el caso de envío de tropas por parte de Honduras y Nicaragua, apoyadas por suministros norteamericanos, para derrocar al gobierno guatemalteco de Jacobo Arbenz. Con la decidida intervención de Somoza en Guatemala se ganó el supremo agradecimiento de EE UU, que se materializó en un aumento de la ayuda militar y en la elevación a través de los medios de comunicación en el Norte del prestigio de Somoza como líder de la lucha hemisférica contra el comunismo.

Aquel hijo de puta, iba pues, viento en popa.
Tacho gobernó durante cinco períodos presidenciales. Cuando el poeta Rigoberto López Pérez le metió cuatro tiros a Tacho, el presidente de EE UU Dwight D. Einsenhower, su gran amigo, sumamente preocupado ordenó que lo llevasen urgentemente al hospital Gorgas en la Zona del Canal de Panamá. Pero todo fue inútil. El hijo de Tacho, Tachito, estudiaba en West Point y su hermano mayor, Luis, en la Academia Militar de La Salle en EE UU. Fue Luis, pues, quien asumió el poder dejado por su padre. Luis estaba decidido a ser más hijo de puta que su padre y convirtió en el abanderado (incluso por encima de ese otro hijo de puta que se llamó Rómulo Betancourt), de la lucha contra Castrocomunismo.

Para la invasión de Bahía de Cochinos proporcionó los puertos de salida para la Brigada 2506, un campo de aviación para una fuerza aérea integrada por quince bombarderos B-26. para cuando se derrocara a Fidel ya estaba dispuesta una fuerza de la OEA, encabezada por EE UU que respondería al pedido de ayuda del nuevo “gobierno”.
A la muerte de Luis (de un ataque cardíaco), le sucedió Tachito, quien se vanagloriaba de ser al servicio de la Casa Blanca mil veces más hijo de puta que su padre y que su hermano Luis. Para demostrarlo, envió 200.000 dólares para respaldar la nominación de Lyndon B. Jonson en la candidatura del Partido Demócrata contra la de Kennedy. Más tarde también colaboró con fondos para la campaña de Richard Nixon. La fortuna de este hijo de puta se calculaba en unos 1.000 millones de dólares, y cuando le preguntaba por ella respondía que era muy inferior al tesoro del imperio británico.

Hay que tener en cuenta que Jimmy Carter llegó a felicitar a Tachito por haber restablecido en su país la vigencia de los derechos humanos, pero en una ocasión Somoza III se molestó con cierta actitud displicente del gobierno de Carter y refiriéndose a su gobierno le dijo: “Esos que históricamente han apaleado a los negros y han tratado a los indios como ciudadanos de segunda clase no tienen nada que enseñarnos”. Como diciendo, pues, déjennos hacer nosotros lo que nos dé la gana con el pueblo de Nicaragua. He ahí, pues, otra bella historia de esos hijos de putas que tanto adora los escuálidos, esos que viven suspirando por integrarse al bello sueño americano.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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