Solemos decir que “no es culpa del ciego sino de quien le da el garrote”. Atendiendo a eso tan sabio, que no salió de una academia sino de las calles, quizás de una de un pequeño y hasta lánguido pueblo, uno piensa que en veces las culpas pudieran están más lejos de lo que uno cree.
Almagro llegó a la Secretaría General de la OEA con los votos de bastantes de países, como Venezuela, Ecuador y Bolivia, por sólo nombrar esos y no a aquellos que el senador Marcos Rubio, de origen latino, creo que cubano, con lo que se confirma aquello que “no hay peor cuña que la del mismo palo”, acaba de amenazar por no estar dispuestos, por ahora, a votar a favor de la propuesta contra el gobierno de Venezuela.
Almagro, como es bien sabido, fue Canciller del gobierno de Pepe Mujica. Uno, por lo menos yo, para ser más específico, cree que ese “Frente Amplio” de Uruguay es tan amplio que hasta tiene varios frentes. Y parece como un vals, bien sea vienés como los de Strauss, Mozart o aquel venezolano conocido como “Castro en Margarita”, los cuales como decía un viejo amigo se bailan yendo y viniendo de pared a pared del amplio salón.
No pienso, porque no soy estúpido, ni “cogido a lazos”, que un frente progresista, en América Latina o dentro de un país de ese inmenso espacio, requiera ser tan amplio donde quepan quienes no tienen motivos para estar de acuerdo en nada. Aunque tampoco estrecho, como una cofradía, porque entonces no sería un frente y menos amplio. Aquí podríamos usar aquel refrán de “Ni tan calvo ni con dos pelucas”. El gran drama de la oposición venezolana, quienes lo integran bien lo saben, es que, en la mayoría de los casos, es poco lo queles une; sólo el viejo y como morboso deseo de sacar a Chávez y el más nuevo de hacer lo mismo con Maduro. Por supuesto que el chavismo tiene el reto, la obligación de discutir a fondo algún día, por qué hizo posible que gente y movimientos tan dispares se unieran contra él. ¿Quizás se volvió estrecho? Quienes se han opuesto, casi desde el inicio al gobierno venezolano o a partir de poco tiempo después, tienen como mayor impedimento que por ser tan dispares les cuesta ponerse de acuerdo en algo sustancial para lograr sus propósitos. Siempre he tenido la sospecha que más allá de lo puramente subjetivo, entre factores del chavismo y de la oposición hay más puntos de acuerdo que entre todo el extraño universo que es ella.
Creo al “Frente Amplio”, como algo que sólo se justificó en un momento, un instante, para resolver en una coyuntura específica; pues es tan demasiado amplio como para que quepan políticas tan dispares como las de Tabaré Vásquez y este Almagro, por un lado, y Pepe Mujica y el Partido Comunista por el otro; y las cosas siguieran con la tranquilidad que todos ansiaron; sólo bastó a aquellos poco intrépidos, sacar a la derecha del poder para ahora, por lo menos en el campo de la política internacional, hacer lo mismo que antes hicieron sus enemigos; eso ha quedado de bulto ahora con la discusión que se dio en la OEA. Según lo que hasta ahora sabemos, Uruguay y Chile firmaron los dos documentos, el primero que sólo logró 14 votos, que no eran suficientes y el segundo que llegó a 20, en los cuales igualmente se atropella la soberanía venezolana y la de todos los países que forman la OEA hasta la de ellos mismos, lo que es un abuso y servicio incondicional a quienes disponen de la fuerza, pese lo que pase posteriormente. Como que lo dicho por el actual canciller uruguayo, de no estar porque se aplique la “Carta Democrática” a Venezuela. Lo que no difiere mucho de lo dicho por el propio representante de EEUU, quien dijo que ellos no están “por la suspensión inmediata de Venezuela” Lo que revela que la conducta de Almagro no difiere mucho de la de su gobierno y la de éste de la EEUU, pese hasta ahora han estado disimulando. Lo que ahora aprobaron, el solo discutir asuntos internos de un país viola la soberanía de las naciones, ya es un paso gigantesco a favor de quien tiene las intenciones y la fuerza. Mientras tanto, el habitualmente locuaz Pepe Mujica calla.
Y esto no es nuevo. Recientemente, un periodista reveló, como siendo Luis Almagro Canciller bajo el gobierno de Pepe Mujica, garantizó a David Nelson, embajador de EEUU en el país sureño, que “siempre escucharían atentamente cualquier cosa que los EEUU tuvieran que decir.” Lo que pudiera ser un simple formalismo si se tratara de otra persona.
Pero el periodista reveló cosas más graves que hasta comprometen a Mujica, como la de condicionar su conducta hasta llegar a apoyar e EEUU en asuntos muy serios, como la posición estadounidense frente al asunto climático, que difiere con la mayoría de los pueblos y países del mundo, incluso la que expresaba por el gobierno de Mujica. Según el periodista, la condición que Almagro fue se levantaran los impedimentos para otorgar visas a funcionarios del gobierno por sus viejos nexos con la guerrilla uruguaya.
Es difícil entender que esa conducta, que viene desde 2010, fuese desconocida por el gobierno y el propio presidente Mujica, quien se encargó de convencer a Maduro diese su aprobación a la candidatura de Almagro. ¡Cómo cuesta entender que éste, después de solicitar ese apoyo y el de muchos países que coincidían mucho con Venezuela, desatase la conducta que ahora tiene! Nunca he creído que los hombres de ese nivel den cambios tan drásticos de un momento para otro. Como si el hielo sometido a muy bajas temperaturas, por una leve subida de las mismas, en lo inmediato se haga agua.
Pero hay otro asunto que evaluar. Cuando Venezuela inició sus críticas contra la conducta del actual secretario general de la OEA, Mujica calificó a Maduro como “cabra loca”, aunque después, no pudiendo negar los hechos y la abierta injerencia de su ex canciller en los asuntos internos de Venezuela, se limitase simplemente a enviarle algo así como una carta, donde lo fundamental consistió en darle un “adiós que te vaya bien”. Una ruptura como dolorosa y hasta obligada.
¿Cómo entender qué Mujica desconociese las andanzas de su canciller?
Sólo pregunto. No lo niego, pero tampoco dejo de ponerlo en duda. Pero también, viendo lo que ahora sucede y lo que antes sucedió bajo la primera presidencia de Tabaré Vásquez, quien ponía todo el terreno que podía entre él y Chávez, vuelvo aquello que antes dije sobre los valses y el Frente Amplio Uruguayo, que parece bailar “de pared a pared”. Por allí he leído que el Partido Comunista Uruguayo ha expresado su disgusto por la conducta sinuosa oficial frente a Venezuela. Que ahora no es sinuosa sino frontal, cual enemigo. Pero pareciera que por allá, las cosas como que no están muy claras. En Chile, casi a la misma altura latitudinal que Uruguay, el Partido Comunista apoya al gobierno de la Bachelet que se presta para agredir a Bolivia, entrar en el mismo contubernio contra Venezuela, aunque de manera simulada y hasta da su vista bueno a las políticas contra los Mapuches y el movimiento estudiantil, por el cual la diputada Camila Vallejo se batió en las calles antes de ser electa.