Una manera de desnudar a los farsantes es someterlos a la prueba de cuánta verdad son capaces de soportar. Chávez ha ido poniendo a prueba a medio mundo: hizo chorrear a Alán García, el mismo Humala se comportó en ocasiones voluble y clueco, la Bachelet recula y se mantiene en ascuas; Fox no aguantó el primer coñazo, Felipe Calderón pide cacao; ahora el paso del Comandante es el ataque director a la cúpula de los bandidos de Washington, y le dice al mundo en el podio de la ONU "huele de azufre,… ese señor es el diablo". Atronaron aplausos y hubo risas ruidos de espanto y asombro y se generó la ovación más larga dada a todos los oradores.
Pronto cundieron los comentarios tanto de los lacayos internos como de los halcones del Pentágono; "algo de tira cómica", dijo la secretaria de Estado Condoleezza Rice quien “reprobó la agresión personal y voceros del Departamento de Estado dijeron que los "ataques personales" no son apropiados entre jefes de Estado en esa organización”. Los eternos cipayos nuestros salieron a decir que no era un lenguaje diplomático. CNN en inglés se dedicó a llamarlo “El Loco”. Chávez, sabiamente a desnudado a ciertos hipócritas que desde EE UU dicen que apoyan su gestión, como ciertas figuras del Partido Demócrata (que antes habían expresado su simpatía para Chávez, salieron a decir que "Hugo se cree un Simón Bolívar de estos tiempos, pero es sólo un bandolero común", declaró la representante Nancy Pelosi, lideresa de la minoría demócrata en la Cámara baja en Washington. Su colega Charles Rangel, quien representa a Harlem en el Congreso, emitió una declaración para expresar "su gran desagrado" con Chávez al "atacar al presidente de manera tan personal y detractiva", y señaló que Bush es el presidente de todo estadunidense y "un ataque contra él es contra todos nosotros". El senador Chuck Schumer, de Nueva York, consideró los comentarios "despreciables y repugnantes", y el senador Christopher Dodd los calificó de "destructivos para Naciones Unidas como institución". ¿Quién puede imaginar que Jesse Jackson, quien se entrevistó con Chávez, expresó su preocupación y opinó que el venezolano, como Bush, deberían reducir el tono de sus comentarios de uno contra el otro? Con negros como Jesse Jackson Estados Unidos nunca saldrá de abajo.
Lo que uno se da cuenta es de que quienes gobiernan a EE UU son todos parte de la mima mafia: el ex presidente Bill Clinton dijo que las declaraciones de Chávez podrían revirarse en su contra, ya que "lo hacen verse pequeño y socava su efectividad".
Pero el golpe de Chávez fue certero y hasta mortal. La gente que pide que se utilice un lenguaje moderado y diplomático lo que desea es que nunca se diga la verdad con toda su crudeza: El New York Daily News, somo otros periódicos, lo utilizó como su portada durante dos días seguidos, exigiendo de que era hora de que Chávez "go home" y se llevara la ONU con él. El Boston Herald publicó hoy una nota sobre cómo un miembro del concilio municipal de Boston está promoviendo una medida para retirar un famoso anuncio de Citgo. "Debido al odio a Estados Unidos demostrado por el dictador Hugo Chávez, sería más apropiado ver una bandera estadunidense cuando uno maneja por Kenmore Square", declaró el legislador local Jerry P. McDermott. También se ha amenazado con un boicot contra Citgo.
Los cometarios llegaron al Daily Show, y el Time publicará en su próxima edición una entrevista con Hugo donde declara que "Bush me ha llamado peores cosas, tirano, dictador populista, narcotraficante, sólo para nombra algunas. No estoy atacando a Bush; simplemente estoy contratacando. Bush ha estado atacando al mundo, y no sólo con palabras: con bombas. Creo que las bombas que ha arrojado en Bagdad y Líbano hacen mucho más daño que cualquier palabra pronunciada en la ONU".
Una cosa es cierta, los que no son capaces de alinearse de manera franca y decidida con la posición patriótica y revolucionara de Chávez, siempre en defensa de la soberanía de nuestros pueblos latinoamericanos, por la dignidad, por el respeto a nuestras determinaciones, les pasa como le paso a Manuel López Obrador quien se durmió en los laureles, quiso poner distancia con el proceso bolivariano y de la manera más cínica y abominable le robaron el triunfo en las pasadas elecciones de julio. Si López Obrador hubiese aplicado una manera contundente de reclamar la revisión de los votos, no con carnavaladas como las que escenificó en el Zócalo, sino con una verdadera rebelión de las masas, otro gallo cantaría. Qué vaina.