Si, lo que entiende el latinoamericano y le parece lógico, humano, solidario, y que conmueve su espíritu, es que cuando ella ve o sabe que cualquiera persona, conocida, familiar, amiga, paisana o totalmente desconocida, se encuentra en una situación crítica, éste sin mucho miramiento reacciona en hacer algo para favorecerla y así tratará ayudarla, aun si ve aquello reviste algún riesgo para él mismo. Como se dijo, esa es normalmente la reacción de un ser humano con sentimientos, pero no así en los dirigentes de la burguesía norteamericana, ellos son genéticamente ambiciosos piensan inmediata y profundamente que actitud le proporciona más beneficios y sobre ese pensamiento actúa. El pensamiento y actuar del gringo oligarca se encausan en la proporción del beneficio material que pueda obtener, jamás se dejará llevar por algo sentimental y humano. Por tales razones, todavía en el año 1826 los barcos norteamericanos seguían introduciendo contrabando de armas para los realistas. Al respecto le escribe Bolívar a Santander el 13 de junio de 1826: "yo recomiendo a usted que haga tener la mayor vigilancia sobre estos norteamericanos que frecuentan las costas; son capaces de vender Colombia por un real"
Por si fuera poco la falsa de neutralidad del gobierno de los Estados Unidos ante los movimientos independentistas de América del Sur, el gobierno de Washington se niega continuamente a recibir oficialmente a los enviados diplomáticos de Hispanoamérica. La Junta Suprema de Caracas fue la primera en enviar sus comisiones a Estados Unidos en busca del reconocimiento y de apoyo a la causa independentista. La misión fracasó, pues los enviados no pudieron obtener armas porque las fábricas se habían comprometido con otras naciones y no se logró el reconocimiento. El presidente norteamericano Madison prometió enviar a Caracas un cónsul después que se decretara la libertad de comercio. Es decir, Estados Unidos no reconocía a la Junta Suprema, pero esta debía reconocer al gobierno de los Estados Unidos recibiendo a su agente diplomático y ofreciéndole a su nación la libertad de comercio. También, para esa época, Manuel Palacio Fajardo, a título del Gobierno de Cartagena de Indias, Colombia, quiso establecer relaciones diplomáticas con el gobierno de los Estados Unidos, a esos efectos inició las oportunas gestiones, pero la Cancillería en Washington las rechazó. El mismo rechazo se le dio a las comisiones de Chile y de Buenos Aires, al tiempo que se le ponía como precondición a Buenos Aires que para llevar a efecto su reconocimiento debía otorgarle a los Estados Unidos la cláusula de nación más favorecida. Paradójicamente Monroe, siendo Secretario de Estado de Madison, al único que recibió cortésmente y de inmediato fue al enviado de México, Gutiérrez de Lara, pero para proponerle se interesara por la incorporación de México a los Estados Unidos.
En Sudamérica, a diferencia de los Estados Unidos, se recibía con respeto y buen trato a los agentes diplomáticos de los Estados Unidos. En Buenos Aires se recibió a Joel Roberts Poinsett como cónsul general, en 1811; Caracas recibió a Alexander Scout como agente en 1812; Cartagena recibió a Cristopher Hughes como agente especial en 1816; y Santiago recibe a John B. Prevost como agente especial en 1817. Sólo después de transcurridos doce años de que llegaran los primeros agentes hispanoamericanos a su territorio y siguiendo todo el tiempo una política de frío cálculo, fue que el gobierno de ese país reconoció la independencia de la Gran Colombia, la que hoy comprende los territorios de Venezuela, Ecuador, Panamá, y Colombia; el 8 de marzo de 1822. Es conocido que, años después, Cuba se desangraría durante 30 años en su lucha por la independencia y solo sería reconocida por Washington después de haberle cañoneado la Enmienda Platt, vergonzoso apéndice a la constitución cubana que convierte a la Isla en una neo-colonia yanquee. No debe olvidarse que Haití fue libre desde 1804 y solo fue reconocida de facto en 1862 por el gobierno de Estados Unidos; cincuenta y ocho años después. Sin embargo, la República de Texas se independiza el 2 de marzo de 1836 y reconocida exactamente un año después. William Walker desembarcó en El Realejo, Nicaragua, en julio de 1855, y su gobierno fue reconocido el 10 de noviembre del mismo año con intercambio de Ministros y todo. Panamá se independizó de Colombia el 3 de noviembre de 1903 y, debido a los intereses de Estados Unidos por construir un canal interoceánico por esa zona, fue reconocida tres días después.