Recientemente nos hemos enterado de la decisión del actual presidente estadounidense Donald Trump de extender por un año más la orden ejecutiva de su antecesor, Barack Obama, donde declara a Venezuela una “amenaza inusual y extraordinaria” a la seguridad nacional de EE.UU. el supuesto motivo de esta medida sería por la “erosión de las garantías a los derechos humanos” y a la “corrupción gubernamental”, entre otras razones.

Importante es recordar que este decreto fue firmado el 9 de marzo del año 2015 por el presidente Obama, quien antes de abandonar la Casa Blanca prorrogó tal medida. El 24 de agosto del año pasado, Trump firmó otra orden ejecutiva, donde ampliaba las del demócrata y que impuso una serie de sanciones que constituyeron la oficialización del bloqueo económico y financiero contra la República Bolivariana de Venezuela.

Trump ha situado a Venezuela como uno de sus objetivos en su política desarrollada con la América Latina y el Caribe. Desde su llegada a la Casa Blanca, la actual administración estadounidense ha impuesto varias rondas de sanciones contra más de medio centenar de funcionarios del entorno político del presidente Nicolás Maduro, incluido al propio mandatario venezolano, y asegura que no las retirará hasta que el país “regrese a la democracia”.

No es menos cierto también que una de las opciones que maneja el actual mandatario estadounidense sea la posibilidad del establecimiento de un embargo petrolero, tendiente a no comprar el petróleo venezolano, incluyendo las posibilidades de confiscaciones y embargos contra activos y cargamentos pertenecientes a la estatal PDVSA.

Los que nos consideramos patriotas y amamos nuestra Venezuela, tierra de libertadores y libertadoras, en las vísperas de la conmemoración del quinto aniversario del cambio de paisaje del Comandante Hugo Chávez, rechazamos de la manera más enérgica la decisión del gobierno estadounidense de extender estas medidas unilaterales.

Debemos denunciar de la manera más contundente y sin ambages la continua agresión del régimen estadounidense que extiende esta medida ejecutiva, con el único objetivo de promover y justificar un conjunto de acciones tendientes a propiciar el derrocamiento del gobierno legítimo y constitucional de nuestro presidente democráticamente electo, Nicolás Maduro Moros.

Debemos prepararnos de la manera más consciente y unida, todos los venezolanos y venezolanas como un solo bloque, incluso con aquellos que políticamente adversen nuestro proyecto político, ante los evidentes intentos de la actual administración estadounidense de incrementar las presiones políticas y económicas intervencionistas contra la sociedad venezolana. Todo ello, con el objeto de influir en el proceso de las elecciones presidenciales, Consejos Legislativos estadales y Concejos Municipales del próximo 20 de mayo.

Venezuela nunca ha invadido ni bombardeado pueblos. Cuando sus ejércitos han salido de sus fronteras ha sido para llevar la libertad, no para invadir. No tenemos armas de destrucción masiva, ni bases militares distribuidas alrededor del mundo, ni poseemos el mayor presupuesto militar de la historia de la humanidad, por la que mal pudiéramos ser considerados amenaza contra cualquier Estado.

Estas nuevas acciones hacen presagiar un escalamiento del actual conflicto en Venezuela, y es importante exhortar al Gobierno Bolivariano a adoptar las medidas correspondientes para hacer frente ante estas agresiones y proteger los derechos inalienables del pueblo venezolano.

En la República Bolivariana de Venezuela, la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, y ninguna acción exógena de potencia imperial alguna logrará torcer la voluntad democrática y libertaria de las venezolanas y los venezolanos.

Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen.

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

¡Hasta la Victoria Siempre!