Nuestro Libertador Simón Bolívar, nos dio a los venezolanos una independencia sin sometimiento alguno a los caprichos del poder ejercido por el Imperio más poderoso del mundo, ni del otro abusivo que estaba emergiendo tal era el de los Estados Unidos de América. Y queriendo Bolívar asegurarse de que Venezuela no volvería a caer en las garras de imperio alguno, idea conformar en esta parte de sur américa una unión de naciones, y categórico, como es el espíritu de los venezolanos, se pone en acción, decidiendo dirigir personalmente la lucha bélica en varios países, esta idea y accionar da el ejemplo para que surjan otros líderes libertadores oriundos de algunas otras naciones, todavía subyugadas por el reino español. Pero el proyecto de nuestro héroe, Simón Bolívar, ya contemplaba llevar la libertad a todos los países de este continente Sur Americano, hasta llegar a la Argentina, pero también incluía Cuba y Puerto Rico. Y más, el General Patriota Gregor McGregor cumpliendo las órdenes del Libertador Simón Bolívar toma la isla de Amelia en Norte América el 25 de junio de 1817 e iza la bandera de la República de Venezuela y la Cruz Verde de la Florida, posteriormente toma el Fuerte Fernandina, en tierra firme, protegido por una guarnición al mando del español Francisco Morales. La expedición tenía como objetivo liberar la Florida del dominio español y desde ese punto estratégico controlar las comunicaciones marítimas en el golfo de México, realizar un ataque a Cuba y cortar las comunicaciones entre Estados Unidos y España, en el Caribe, lo cual le daba a Simón Bolívar la supremacía para combatir con el total apoyo comercial y militar que le daba las Islas del Caribe. Si, nuestro héroe máximo, el Libertador Simón Bolívar, al darnos la libertad, también nos dio un alto sentido de pertenencia, éste, reflejado en el ejercicio pleno de nuestra voluntad en esta tierra, sin permitir injerencias externas en nuestros asuntos. Pero ahora volvamos al monumental Discurso de Angostura pronunciado por el propio Libertador el 15 de Febrero de 1819, tomando en cuenta que por acercarse el Bicentenario de esa grandiosa fecha, seguro este gobierno bolivariano hará apropiadas galas.
“Por lo mismo que ninguna forma de gobierno es tan débil como la democracia, su estructura debe ser de la mayor solidez; y sus instituciones consultarse para la estabilidad. Si no es así, contemos con que se establece un ensayo de gobierno y no un sistema permanente; contemos con una sociedad díscola, tumultuaria y anárquica y no con un establecimiento social donde tengan su imperio la felicidad, la paz y la justicia. No seamos presuntuosos, legisladores, seamos moderados en nuestras pretensiones. No es probable conseguir lo que no ha logrado el género humano; lo que no han alcanzado las más grandes y sabias naciones. La libertad indefinida, la democracia absoluta, son los escollos adonde han ido a estrellarse todas las esperanzas republicanas. Echad una mirada sobre las repúblicas antiguas, sobre las repúblicas modernas, sobre las repúblicas nacientes; casi todas han pretendido establecerse absolutamente democráticas; y a casi todas se les han frustrado sus justas aspiraciones. Son laudables, ciertamente, hombres que anhelan por instituciones legítimas y por una perfección social; pero ¿quién ha dicho a los hombres que ya poseen toda la sabiduría, que ya practican toda la virtud que exigen imperiosamente la liga del Poder con la Justicia? ¡Ángeles, no hombres, pueden únicamente existir libres, tranquilos y dichosos, ejerciendo todos, la potestad soberana!
Ya disfruta el pueblo de Venezuela de los derechos que legítima y fácilmente puede gozar; moderemos ahora el ímpetu de las pretensiones excesivas que quizás le suscitaría la forma de un gobierno incompetente para él. Abandonemos las formas federales que no nos convienen, abandonemos el triunvirato del Poder Ejecutivo, y, concentrándolo en un Presidente confiémosle la autoridad suficiente para que logre mantenerse luchando contra los inconvenientes anexos a nuestra reciente situación, al estado de guerra que sufrimos, y a la especie de los enemigos externos y domésticos contra quienes tendremos largo tiempo que combatir. Que el Poder Legislativo se desprenda de las atribuciones que corresponden al Ejecutivo, y adquiera no obstante nueva consistencia; nueva influencia en el equilibrio de las autoridades. Que los Tribunales sean reforzados por la estabilidad y la independencia de los jueces, por el establecimiento de jurados, de códigos civiles y criminales que no sean dictados por la antigüedad, ni por reyes conquistadores, sino por la voz de la naturaleza; por el grito de la justicia y por el genio de la sabiduría. Mi deseo es que todas las partes del gobierno y su administración, adquieran el grado de vigor que únicamente puede mantener el equilibrio, no sólo entre los miembros que componen el gobierno, sino entre las diferentes fracciones de que se compone nuestra sociedad. Nada importaría que los resortes de un sistema político se relajasen por su debilidad, si esta relajación no arrastrase consigo la disolución del cuerpo social; y la ruina de los asociados. Los gritos del género humano en los campos de batalla, o en los campos tumultuarios, claman al cielo contra los inconsiderados y ciegos legisladores que han pensado que se pueden hacer impunemente ensayos de quiméricas instituciones.