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En eso del conocimiento a detalle por parte de EE UU del atentado contra Maduro, el opinador Jaime Bayly dice toda la verdad: EE UU conocía perfectamente todos los intríngulis del atentado contra el Presidente Nicolás Maduro el pasado 4 de agosto. Sabía de las comunicaciones entre los terroristas, cómo se movían dentro de Colombia y Venezuela, dónde se estaban entrenando, el conocimiento que sobre el asunto tenía el premio nobel de la paz Juan Manuel Santos y el narco Uribe para permitir tales entrenamientos; del dinero que se les pasaba con ayuda del Departamento de Estado, del tipo de los drones a utilizar y de los explosivos que iban a estallar, incluso un cálculo del número de muertos, al menos cincuenta, y más de doscientos heridos graves. Nada de eso se puede hacer sin ayuda del poder de los gringos. El que crea lo contrario es bien pendejo.
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Y olvídense que los gringos van a extraditar a Osman Delgado Tabosky. Este señor Osman Delgado Tabosky trabajó pelo a pelo con la CIA, era un simple enlace, entre muchos otros, para coordinar y enviar ciertos elementales recursos estratégicos. Nada se puede hacer desde EE UU, principalmente financiamiento y una acción criminal de envergadura, para asesinar a un alto personaje de un gobierno en el mundo, sin el consentimiento, seguimiento y control estricto de la CIA. Ya lo hemos dicho y lo volvemos a repetir: ¡cuídese Presidente Maduro porque los ataques serán cada vez más enconados y peligrosos! También deben cuidarse muchísimo Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, Freddy Bernal y Delcy Rodríguez, entre muchos otros notables personajes del chavismo,…
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Hay cosas que muy pocos saben: existen grandes similitudes entre el atentado a Maduro (4-8-2018) y el atentado Betancourt (24-6-60). A ambos, los gringos tomó la decisión de eliminarlos por considerarlos comunistas, y EE UU dirigió con sumo cuidado dichos complots. La gente y los historiadores le han echado a Chapita el muerto del atentando contra Betancourt, ¡pero si Trujillo era un pobre y miserable diablo que nada podía hacer para montar, estructurar y ejecutar sin el apoyo de los expertos gringos tal masacre!
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El Presidente Harry Truman definió a Rafael Leonidas Trujillo como «el campeón del anticomunismo en América».
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Ambos atentados (contra Maduro en la Avenida Bolívar y contra Betancourt en Los Próceres) se ejecutan durante una parada militar. En el caso de Betancourt se le enviaba un mensaje bien claro: "No podrás gobernar ni sobrevivir en el cargo, a menos que te embanderes con los intereses de nuestra posición en el continente, tenemos armas muchos más poderosas que mostrarte…". Chapita Trujillo fue apenas un mero y vil instrumento del gobierno gringo. Chapita fue colocado en el poder por la CIA y sostenido allí varias décadas (al igual como lo fue Manuel Antonio Noriega, Duvalier o Somoza). Le estaban aplicando a Betancourt un tipo de chantaje que ha funcionado maravillosamente con multitud de "revolucionarios" en el mundo. Cuando usted vea que un supuesto "revolucionario" de la noche a la mañana se quiebra, de seguro que le han descubierto un bien macabro gatito encerrado: Baduel, Isea, Rodríguez Torres, Luisa Ortega Díaz, Luis Velásquez Alvaray,
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Lo cierto fue, que a partir del atentado contra Rómulo Betancourt, éste se volvió ante el mundo declarada y furibundamente anticomunista, y se erigirá en el campeón de la guerra contra Fidel Castro, y liderará junto con Colombia todas las acciones contra Cuba desde la OEA. Tomada su decisión de hacerse anticomunista, de allí en adelante todo para él fue color de rosas, quedó blindado para gobernar y asesinar a mansalva, para destruir a los comunistas, y mató miles en las calles de Venezuela, en los campos, en las cárceles.
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Al presidente Maduro lo intenta asesinar la ultra-derecha colombiana, profundamente anti-comunista, a Betancourt lo quiere eliminar la misma ultra-derecha latinoamericana encabezada en aquella ocasión por el dictador súper anticomunista Rafael Leonidas Trujillo (pero éste, insistimos, no era sino un pobre y miserable instrumento de los gringos).
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Los capos colombianos que intentan asesinar al presidente Nicolás Maduro son adorados por el presidente norteamericano Donald Trump, y los de aquél gobierno dominicano que procuran eliminar a Rómulo Betancourt son idolatrados por los presidentes norteamericanos Harry Truman y Dwight Eisenhower.
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Harry Schlaudeman, experto terrorista de la CIA, sostenía: "nuestro generalísimo Rafael Leonidas Trujillo ha sido durante los años más caliente de la Guerra Fría un aliado o un instrumento del gobierno norteamericano contra el comunismo internacional". Harry Schlaudeman participó en el asesinato de centenares de líderes argentinos durante las dictaduras en ese país entre 1976 y 1983 (Jorge Rafael Videla, Roberto Viola y Leopoldo Galtieri).
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El presidente gringo Dwight Eisenhower fue quien dio la orden de que había que sacrificar a Chapita Trujillo porque se había convertido en un peón que ya no daba resultados para "fines ulteriores de la política estadounidense… es un perro que ya no muerde".
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Rómulo Betancourt sufrió graves quemaduras en las manos pero sobrevivió. (Lo curioso es que Rómulo Betancourt, a quien se había acusado por esos días de desviar fondos públicos a su cuenta personal, había declarado públicamente: «…que se me quemen las manos si he robado dinero del pueblo»). Pues ya ven. Maldición divina.
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Posterior al atentado contra Betancourt, vino un cambio radical en las acciones del gobierno: envalentonado, ejerció todos los mecanismos interamericanos posibles, solicitó que una comisión de la OEA (es decir de la propia CIA) se trasladase a Venezuela para que hiciera una investigación, y tomara las decisiones que había que tomar. Solicitó también una reunión de Consulta con todos los Ministros de Relaciones Exteriores para los días 16 al 21 de agosto de 1960, en San José de Costa Rica (todos éstos personajes trabajando bajo órdenes de la CIA).
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Para atacar al miserable y loco Chapita Trujillo, se le aplicó una solicitud sustentada en el artículo 6 del TIAR y que tiene, como objeto fundamental considerar los actos de intervención y agresión del gobierno de la República Dominicana contra el presidente venezolano, una agresión de guerra. En la cita interamericana se resalta el pacto entre Venezuela y Estados Unidos donde éste respaldaría a Venezuela frente al gobierno dominicano, al tiempo que Venezuela apoyaría a Estados Unidos por la posición procomunista de Cuba en el continente.
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Increíble, pero en relación con este atentado en Los Próceres, se buscó hasta aplicar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), también llamado Tratado de Río, un pacto de defensa mutua interamericano firmado el 2 de septiembre de 1947 en Río de Janeiro. El área geográfica de acción del tratado, comprende a América y 300 millas a partir de la costa, incluyendo la región entre Alaska, Groenlandia, en el norte, y en la zona ártica hasta las islas Aleutianas. En el sur las regiones antárticas, y los islotes de San Pedro y San Pablo y la isla Trinidad (detallado en artículo 4 del Tratado)
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Por primera vez en la historia de las relaciones interamericanas, el imperio accedería a condenar a un gran aliado como Rafael Leonidas Trujillo. En realidad, se trataba de un juego de intereses en los que ahora le tocaba perder al más débil; y ahora Betancourt sencillamente tocaba cumplir con su parte, como pieza de la estratégica armazón continental de los tantos servidores a la CIA.
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El 26 de agosto, Estados Unidos cumple la resolución de la OEA: «Ruptura de relaciones diplomáticas de todos los Estados miembros con la República Dominicana… suspensión inmediata del comercio de armas e implementos de guerra de toda clase». Los dos más poderosos asesores gringos de Betancourt Frances Grant y Arthur Schlesinger, prorrumpieron ante esta decisión en grandes vítores: «Al fin está funcionando la Doctrina Betancourt en pro de un esfuerzo colectivo para aislar y neutralizar a la dictaduras en América», en realidad se trataba de una lucha contra la Cuba de Fidel.
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Estaban frescos aún los recuerdos cuando en 1947, Truman ardorosamente presionó al gobierno de Cuba para frustrar la expedición de exiliados dominicanos, que desde Cayo Confites intentaba derrocar a Trujillo. Pero así actúan las mafias con sus hijos, cuando ya no sirven los matan o dejan que se los juzgue con un fardo de condenas monstruosas; si se les mata mucho mejor. Son simples objetos del deseo del poder no reciclables, que quedan a la deriva después que han servido mucho al imperio; un camino por el que transitaron el propio Rómulo Gallegos, Carlos Delgado Chalbaud (asesinado), Marcos Pérez Jiménez (echado a la jauría), Anastasio Somoza (asesinado), Duvalier, Fulgencio Batista, Trujillo (asesinado), Manuel Antonio Noriega…