Cáiganse de Q!: con el baño de bachaqueros y pimpineros que se dio Luis Almagro en Cúcuta…

  1. "¡Ayúdenos, señor Luis, con el problema de la gasolina!", le gritaban en las calles de Cúcuta los pimpineros. ¡Imagínense, pedir el Carnet de la Patria, qué injusticia, y además la huella digital!", "Sí, señor Luis, hay que acabar con esa dictadura, mire que ya cuesta pasar nuestras mercancías"…, mercancía que ya no se sabe si se trata de marihuana o de cocaína…

  2. Unos trescientos bachaqueros recién llegado de San Antonio rodearon al aguerrido héroe de los escuálidos venezolanos. El jeque de la OEA, don Luis Almagro, él que acababa de meterse un opíparo desayuno paisa del tipo Calenta’o preguntó si los bachaqueros llevaban algo en las entrañas. Se sentía afligido y cansado con aquellos platos que él había castigado cargados con frijoles, arroz y huevos revueltos y plátano "maduro", comida trasnochada también con arepas enhuevadas, y de remate chocolate y café express.

  3. La jornada en Cúcuta sería dura: amapuches con pimpineros, estrujes con bachaqueros, discursos, gritos arrebatados de "¡Libertad, Justicia y Abajo la Dictadura!". Luisito Almagro llevaba un exquisito flux azul, regalo de la sastrería particular de Iván Duque. Y don Luis eructaba, el mal diplomático, tanto eructaba porque sufre del mal de los diplomáticos, digo, de "la izquierda arrepentida"…: la dispepsia.

  4. Aquello en Cúcuta tornóse apoteósico, y según cálculos de Acnur rodeaban sin cesar al héroe uruguayo un centenar de colombianos que estaban de paso por Cúcuta, para visitar a sus familiares y amigos, hijos de colombianos que había nacido en Venezuela. Los colombianos rencauchados le daban la mano, lo abrazaban y le gritaban: "¡Así es Luis, dale con todo a la dictadura, mira que si esto sigue así se acaba el progreso en el Norte de Santander!". Esos mismos colombianos regresarían poco después del acto, a la tierra de la dictadura de Maduro donde tienen casas, alimentación y salud, gracias a las Misiones.

  5. Un grupo de chulos diplomáticos internacionales y vagos de los derechos humanos, dirigidos por el gran dispépsico secretario general de la OEA, Luis Almagro, se extasiaba viendo tanta gente que querían darles besos y abrazos. "- Hemos venido –decía este Hércules sureño, hermano del alma de Pepe Mujica- a batallar a brazo partido contra el narcotráfico, contra la producción de droga que ha alcanzado niveles demenciales por culpa de la dictadura de Maduro. Estamos aquí para vencer con nuestra presencia a los paramilitares, a los que han llenado de falsos positivos por culpa del régimen chavista a Colombia; estamos aquí porque ya basta de fosas comunes, y porque es intolerable que se sigan asesinando a mansalva y diariamente a tantos líderes sociales. Estamos aquí, porque nos conmueve, nos duele y nos estremece que por culpa de la guerrilla de los chavistas, las FARC y el ELN, Colombia esté sufriendo tanto".

  6. Los pimpineros y bachaqueros, con sus bultos del efectivo venezolano, con sus cargas de coca y marihuana encaletados, gritaban al término de cada frase de don Luis Almagro: "¡Viva Colombia libre y de los americanos!". Y Don Luis Almagro aludido en lo más profundo de sus huesos y nervios, replicaba: "He recibido en este último minuto apoyo internacional de todos los que aman a esta patria de Francisco de Paula Santander, y que tiemblan de horror ante la amenaza que sobre ella se cierne por culpa de los tiranos chavistas… Me escriben, solidarizándose con esta gesta de mi visita a Cúcuta, el propio presidente Donald Trump, Obama, Hillary Clinton, Marco Rubio, doña Nikki Haley y el gran patriota y líder venezolano, genio del Comité de Seguridad de la ONU, don Diego Arria…".

  7. Los estruendosos aplausos traspasaban toda la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela que los replicaban por altavoces, y los pimpineros y bachaqueros, paramilitares, sicarios y agentes de la CIA se congratulaban al ver muy próximo el fin de la crisis de los migrantes venezolanos.

  8. Don Luis Almagro gritaba: "Nunca antes en la historia se había visto una migración más espantosa ni horrible como esta. Es peor que la de los migrantes sirios, libios, afganos, iraquíes, haitianos, armenios, polacos, rumanos y africanos juntos, y todo provocado por la dictadura socialista venezolana. Cuando Venezuela sea libre, también allá podrán instalarse para su seguridad y progreso tantas bases militares como sea necesaria con la ayuda de los paladines de la democracia mundial, nuestros hermanos del alma, los norteamericanos. América será un portento de justicia, amor y calidad humana, el día en que desde el Río Bravo hasta los confines de la Tierra del Fuego, gobiernen seres de la fineza y firmeza moral de Álvaro Uribe Vélez, de Juan Manuel Santos e Iván Duque. He dicho, caballeros…". Los pimpineros y bachaqueros no se encontraban tranquilos en su piel e hicieron estallar dos toneladas de morteros y fuegos de artificio.

  9. "-Ustedes hermanos colombianos, pimpineros y bachaqueros uníos, que están acompañando en este gran sufrimiento a los venezolanos, ustedes que ya tienen la paz lograda por ese portento de premio nobel Juan Manuel Santos; que ya tienen salud, bienestar y seguridad social, que están en el pináculo de la gloria política gracias a los dirigentes que tienen, ustedes colombianos, muéstrense generosos con los atormentados venezolanos y no los vayan a quemar, ni a torturar, ni descuartizar en esta hora tan terrible,… ustedes deben trabajar duro para ayudar a esos miles de migrantes que huyen de la hiperinflación y la escasez de alimentos y medicinas en su país. Recuerden que ustedes están en deuda por haber sido liberados por Simón Bolívar, que hay que aclarar que no era venezolano sino español, retribuyanle en algo aquellos grandes esfuerzos que se dieron en tantas batallas por la libertad de esta tierra que ya pertenece a los mismos que son dueño de ese paraíso llamado Puerto Rico. Urge, pues, mediante cualquier acto, sea guerra, atentados, guarimbas, asaltos, bloqueos, sabotajes, restaurar la democracia en Venezuela. Esta crisis migratoria venezolana, hermanos colombianos, hijos de Santander y de Álvaro Uribe Vélez, es una crisis absolutamente inmoral, que gracias a Dios ustedes no lo han conocido nunca, ni nunca la tendrán…".

  10. Y siguió diciendo: "En estos momentos me toca la estremecedora tarea de tener que visitar escuelas y hospitales en las que se están pasando tantos apuros por proporcionar atención a la gran cantidad de migrantes venezolanos que llegan, y que… de vez en cuando tiene otra vez que ir a su tierra para buscar mercancías y regresar… ¿???".

  11. El diplomático uruguayo tuvo que defenderse de los empellones de los pimpineros arrebatados que aspiraban a que el Carnet de la Patria fuera eliminado desde la OEA. Todo olía a gasolina por donde pasaba Almagro, y al héroe uruguayo lo detenían en las calles y lo saludaban docenas de migrantes colombianos que lo exhortaban a trabajar para la "liberación" de Venezuela de la tiranía. Y el héroe uruguayo se defendía como podía, tratando de tomar agua y de pasar unas pastillas para su fastidiosa dispepsia: "Cúcuta es la ciudad que mejor ejemplifica las mentiras de la dictadura venezolana. La dimensión de la crisis humanitaria se siente acá más que en ninguna parte del mundo", remataba.

  12. Y ciertamente el mundo se hacía eco de lo que Almagro representaba en Cúcuta. Todas las agencias poderosas del mundo reportaban aquella gesta. El senador republicano, Marco Rubio, elogió a través de su cuenta de Twitter el liderazgo y el compromiso del secretario Almagro por encontrar una salida a la crisis migratoria producida por el éxodo de venezolanos. Entre los que de primero difundían estas palabras de Almagro estaban la Deutsche Welle (DW, que en español dirige el doctor Goebbels): "De lo contrario el régimen nos seguirá mintiendo, nos seguirá diciendo que no existe esa tal crisis, que no existe tal escasez (...) Esta parte del problema (la migración) que no pueden ocultar es la denuncia más clara que recibe la dictadura venezolana", aseveró el jefe de la OEA.

  13. Finalizada aquella dura jornada, el épico luchador uruguayo don Luis Almagro, para vengarse del hambre que están pasando los venezolanos en Cúcuta, corrió a meterse un atragantón de costillas de carne pulpa de cerdo, chicharrón y pollo, con bandejas de papas y zanahorias en cuadritos, incluida arvejas, preparados con areparina que se moja con el caldo en que se cocinan las carnes, todo en hojas de congo o chira, rellenas con todo lo cocinado y que se amarra con fibra o cabulla de manera rectangular y que se coloca al fuego durante 20 o 30 minutos.

  14. Listo, ¡verga!



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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