Pasará a la historia de las reacciones diplomáticas más dignas, la votación que en la Organización de Naciones Unidas –ONU- se produjo el 1ro. de Noviembre del 2018, en contra del todopoderoso imperio mercantilista y frecuente violador de los derechos humanos en el campo internacional, acostumbrado secularmente a burlarse de la humanidad, amenazar pueblos, imponer gobiernos, bombardear por sorpresa o con pretextos, y la inmoralidad de lanzar dos bombas atómicas contra población civil japonesa en 1945.
La superpotencia que da tumbos bajo malhadada presidencia de un orate magnate, recibió una tunda en la ONU cuando 189 gobiernos decidieron por vez 27, aprobar el cese del bloqueo a Cuba impuesto por EE UU desde 1960, medida criminal responsable de la muerte a niños y ancianos en la isla antillana, impedidos de obtener la medicina a tiempo, y provocando pérdidas a la economía cubana en sus relaciones mundiales, nación a la que se niega ayuda humanitaria si resultan víctimas de tifones, huracanes y sismos.
Estos violadores de la paz mundial, el gobierno antiético de EE UU, en el 2018 ni siquiera lograron “votos salvados”; 189 naciones firmaron en la ONU por el fin del homicida acoso. Desgraciadamente para la verdadera democracia, poco se comenta la derrota a USA, la parafernalia pitiyanqui comprometida con el capitalismo salvaje prefiere apoyar indirectamente a herederos de conquistadores imperialistas, colonizadores cobardes cual vende patria, que engañan exigiéndole a Venezuela expulsar a su Presidente electo.
Ni dimisión, ni renuncia, o desconocimiento de administraciones extranjeras será acatado por provenir de tesis elaboradas usando la prensa mundial, con ausencia de verdades y bases ciertas acerca de la realidad del país cuna del orgulloso bolivarianismo. La “regaladera de dinero” de la cual se quejan adecopeyecos representativos y su comparsa externa, no recuerda el abandono que sufrimos hasta 1999, por gobernantes y partidos políticos que entregaron nuestra soberanía, cuando fueron poder de un pueblo empobrecido y una fuerza armada atrasada, desarmada e inútil para la defensa patria. A esa minoría le escuecen los triunfos de Cuba y Venezuela, e igualmente las decisiones mayoritarias antiimperialistas en la ONU.