"Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar a la América de miseria a nombre de la libertad".
Simón Bolívar
No resulta nada extraño que ante los parámetros y antecedentes políticos que muestra el gobierno de los Estados Unidos con su conducta belicista e intervencionista en el mundo, quiera intervenir y presentar nuevamente un adefesio de "nalgas blancas" como presidente interino y como una descarada violación a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (Art. 233).
Paralelamente a esta planificada injerencia que ha venido en escalada, se han sumado contra nuestro país gobiernos títeres y cipayos quienes hacen el coro al imperio norteamericano (Cartel de Lima), sólo por el temor a la Revolución Bolivariana y al contagiante ejemplo que la misma pueda ejercer sobre los pueblos quienes luchan por sus derechos y una auténtica justicia social.
La reacción de los venezolanos no se ha hecho esperar y el resultado de su aprendizaje durante más de 20 años en Revolución se ha puesto de manifiesto y a una sola voz en la unión cívico – militar y en las instituciones del Estado, quienes han mostrado su solidaridad con el Presidente Constitucional y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, Nicolás Maduro Moros.
Es vergonzante que a estas alturas y desde la llegada al poder del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías en 1998 se hayan desatado los demonios, por el sólo hecho de asumir nuestro país un nuevo sistema político (El Socialismo) y una salida soberana e independiente en el concierto de las naciones del mundo.
El Guion parece repetirse y el papel cipayo de la oposición venezolana en su reiterado fracaso por recuperar el poder, se ha estrellado nuevamente por su necia conducta al negarse a seguir el camino democrático y buscar atajos para un golpe de Estado.
Si bien en la estrategia para derrotar el gobierno legítimamente constituido en Venezuela se ha visto la mano descarada del imperio que ha venido ejecutándose en escalada en toda América Latina.
Todo rebasa el concepto de la unidad de la Patria Grande y el descalabro de los organismos y conquistas alcanzadas en un pasado reciente como UNASUR por los gobiernos progresistas y revolucionarios que han sido desmantelados por el imperio a través de distintos métodos y golpes de Estado parlamentarios.
Sólo basta revisar lo ocurrido en Brasil y Argentina, Honduras y Paraguay así como en los degradantes signos fascistas que caracterizan a otros países hermanos como Ecuador, Colombia, Chile y Perú.
La jauría está desatada y los tambores de la guerra quieren encontrar un escenario que siempre ha estado en la mente de los enemigos de la paz y el cual considera el único camino por encima de las diferencias.
Venezuela es un país con vocación de paz y libertad y sus inmensas riquezas son apetecidas por los imperios quienes hoy trasladan sus escenarios de guerra al continente latinoamericano, con el único fin de expandir el mercado de las armas y crear un enfrentamiento entre hermanos a través de azuzadas guerras civiles.
Lo que ocurre en nuestro país es una nueva provocación la cual somete a prueba al Estado venezolano y a la Revolución Bolivariana. La prudencia y la serenidad debe prevalecer en la Patria de Bolívar y los venezolanos debemos buscar en las raíces de nuestra historia la esencia de nuestra libertad y soberanía.
"Lo que mal nace mal acaba" y es el destino del globo de ensayo que ahora instrumenta el imperialismo en Venezuela con su nuevo títere "nalgas blancas" quien es un impostor y a quien tratan de vendernos como "presidente interino" de la manera más descarada.
Es cierto que se han generado condiciones para alimentar el desagrado del pueblo venezolano a través de una guerra económica que la oposición niega y ha generado un desastre para el pueblo en los precios de los productos de primera necesidad.
Es este el descontento que el imperialismo y sus lacayos quieren capitalizar para motorizar un nuevo intento de golpe de Estado en Venezuela e imponer cualquier títere de su agrado.
La acción del Estado y el Gobierno conjuntamente con el pueblo revolucionario de Venezuela deben frenar y parar de una vez por todas estas condiciones creadas, que facilitan al enemigo buscar una salida para retomar el poder y frenar el avance de la Revolución Bolivariana.
Ha llegado la hora de los verdaderos patriotas para buscar la paz y evitar las provocaciones que buscan una guerra civil en Venezuela. El legado de Bolívar y Chávez sigue presente y las instituciones deben demostrar su verdadera vocación democrática y de diálogo al servicio del pueblo, para apartar así definitivamente los fantasmas y los modelos presidenciales de "nalgas blancas" que son impostores que satisfacen los intereses del imperio norteamericano.
¡Unidad, lucha, batalla y victoria!
¡Amanecerá y veremos!