Sobre la mesa de Trump están todas las opciones posibles para tratar de derrocar el gobierno constitucional de Venezuela. La penúltima opción utilizada correspondió al ataque cibernético a la empresa de energía eléctrica. Pero, debe haber más opciones de acuerdo a la resistencia que consiguen las mismas ante el pueblo venezolano. Es decir, ante cada fracaso del agresor existe la posibilidad del revanchismo y solo hay que pensar en la maldad que traslucen personajes como Abrams, Pompeo, Pence, Bolton, Guaidó con Trump a la vanguardia, para estar atentos a las eventualidades creadas por las mentes peligrosas de los citados personajes. Curiosamente, el país que más se queja del terrorismo y sus ataques, es el que más lo ejerce.
Recientemente, fuimos víctimas de un ciberataque, pero ¿Alguien ha pensado en las consecuencias del bioterrorismo agrícola aquí en Venezuela? De hecho, un ataque biológico, o bioterrorismo, consiste en liberar intencionalmente virus, bacterias u otros gérmenes que pueden infectar o matar a las personas, los ganados o los cultivos. El agente más utilizado en ataques biológicos es el Bacillus anthracis, (Antrax), el cual se ha utilizado como arma en todo el mundo durante casi un siglo y puede generar víctimas masivas o la devastación de la economía, la infraestructura básica o la confianza pública, representando una amenaza grave para la salud y seguridad de los ciudadanos.
Ante una eventual situación como la planteada, se requiere que las instituciones del gobierno nacional y las privadas, identificadas con las actividades agrícolas y pecuarias; además de las encargadas de la seguridad del país, deberían familiarizarse con los problemas y los detalles que rodean al bioterrorismo agrícola y hacer planes sobre la marcha para enfrentarlos, pensando en las amenazas que cada día hace algún vocero del gobierno norteamericano en relación a afectar nuestra economía, como una forma de presionar para el derrocamiento del presidente de la república. Del mismo modo, se debería mantener un contacto permanente con los productores del país a fin de controlar y verificar el comportamiento de sus rebaños y sembradíos buscando una forma de ser precavidos y descubrir a tiempo cualquier afectación. La realidad de una situación como esta obliga a mantener vigilancia sobre los rebaños y los principales rubros que se siembran en el país, porque en su locura los gringos no valoran lo que puedan afectarnos, nuestras vidas no les interesan; sobre todo si consideramos que para ellos nuestra muerte, sería una inversión.
No sería justo, haber pasado por tantos problemas en el orden alimentario causados por la hiperinflación, el dólar today, el complot empresarial, entre otras situaciones, y que ahora se produzca el recrudecimiento de la situación económica convirtiéndonos en blanco de la maldad de algunos que quieren derrocar el gobierno para lograr sus propósitos. No hay que olvidar, como lo dice Radford G. Davis (2001) en "El Bioterrorismo Agrícola" que la agricultura es un blanco perfecto para el bioterrorismo, también conocido como agroterrorismo y del cual señala que puede ser tan devastador como otras formas de terrorismo debido a que, paralizaría la economía de la nación, podría destruir el sustento y la forma de vida de muchas personas; pondría en riesgo el suministro de alimentos, quizás por un tiempo muy largo; y podría no ser detectado antes de que alcance niveles difíciles de controlar. En otras palabras, un ataque terrorista a los productos agrícolas de consumo permanente por nuestra población y a nuestro rebaño puede complicar más nuestra economía, paralizándola y eso puede ser catastrófico. Es posible que en la mesa de Trump se maneje esta opción, conociendo de lo que son capaces con tal de lograr sus propósitos.
Referencia
Radford G. Davis (2001) El bioterrorismo Agrícola. Iowa State University. http://www.actionbioscience.org/esp/nuevas-fronteras/davis.html?print