No es ninguna casualidad, el que por primera vez en la historia planetaria, ha sido en Venezuela donde se haya dado: - El primer golpe mediático (2002). - El primer intento de magnicidio con drones (2018). - El primer ciberataque contra un sistema eléctrico (2019).
(PUES BIEN: Aquí estamos: Entre el amor de los escuálidos por los gringos y el asco de éstos por lo nuestro…)
La crisis geopolítica del Siglo XXI nos ha hecho epicentro de las nuevas guerras de imperio euro-americano, precisamente porque nos convertimos en punta de lanza en la estrategia de procurar unificar América Latina, en el marco del gran proyecto propuesto por nuestro Libertador. El encargo de Donald Trump a Iván Duque fue: "Asuma usted de momento, el despedazamiento de UNASUR que para eso lo hemos puesto en la Casa de Nariño…".
Ahora bien, los gringos se traen entre manos poderosos armamentos no convencionales para asfixiarnos en todos los terrenos: destrucción de la infraestructura toda de nuestras industrias, de nuestras empresas y negocios, de nuestra producción en cualquier nivel de la vida nacional. Va a ser una guerra solapada bestial sin parangón en los anales de los pueblos. El panorama se presentará arduo peligroso. Es verdad que necesitamos entrenarnos y armarnos militarmente, pero a la vez es imprescindible conformar una defensa multi-global o multiforme, porque de momento es muy difícil que los gringos nos manden a sus "superdotados" marines. Por lo cual a la vez se hace imprescindible darle un rol diferente a las milicias donde se encuentran patriotas a carta cabal. Porque los milicianos son los que han escogido defender a la patria sin esperar nada cambio. Que lo hacen por amor infinito por lo nuestro. No es posible, que cuando ocurren esos espantoso blackouts, quedemos los revolucionarios tan desconectados uno de otros que nadie sepa si es que el mundo se acabó o si ya no vale la pena ni siquiera que nos enteremos de nada para tratar de enrolarnos en la defensa de la patria. La MILICIA debe ser el gran correaje activo del pueblo para manetnerlo no sólo alerta sino a la vez en estado de defensa en todos los terrenos, como ya lo expresé en el artículo anterior.
Les resulta a los gringos mucho más "humano y democrático" hacerle ver al mundo que con el sistema de ir apretando sus tuercas, nosotros comencemos a morirnos a causas de una y mil plagas. Así podrán luego ellos decir que cuanto ocurre es por nuestra propia culpa, por lo ineficiente del gobierno y porque el socialismo siempre avanza hacia el precipicio del fracaso.
Haremos un análisis en profundidad histórica y filosófica de lo que nos está pasando, y de entrada diremos que los extensos y cruentos crímenes, dejados durante más de cuatro siglos en nuestro continente por el imperio español, introduciendo además sus divisiones de castas, sus horrorosas prácticas religiosas y sus permanentes guerras civiles, dejaron abonado el terreno para que luego el imperio norteamericano hiciera de América Latina su formal y más espléndido PATIO TRASERO. La constante en todas las repúblicas independizadas por nuestros próceres ha sido la DIVISIÓN: hemos vividos en medio de feroces enfrentamientos por tratar de copiar para nuestros países los modelos políticos estadounidenses o europeos. Ha sido ésta una dislocada carrera a la vez por "alcanzar el progreso", la "civilización" sin tener en cuenta que Estados Unidos y Europa han sido modelos de Estado monstruosos sustentados sobre el pillaje a los pueblos (la piratería), sobre el racismo, la Inquisición, la esclavitud, explotación más vil y degradante.
Siempre creyeron nuestros "liberales" que esos modelos son los que nos pueden "salvar" del "desastre", los que nos deben hacer libres, estables políticamente y "civilizados". Una obsesión enfermiza, digo, la estar viendo hacia el Norte, desde el momento mismo en que nos declaramos independientes del imperio español. Se daba fin a la última batalla en Ayacucho contra los colonizadores godos, cuando a la par surgió una pertinaz guerra civil entre nosotros, de extremo a extremo del continente, entre partidos, unos autodenominándose "federalistas", otros "centralistas", "liberales", "unionistas" o "conservadores", sin que estos títulos tuviesen nada que ver con nuestros orígenes, con lo propio, un valor político o moral sobre el sentar la bases de un proyecto sólido. Eran sencillamente enseñas utilizadas por los caudillos o líderes para alucinar a sus seguidores; formas para hacerse del poder, y así satisfacer sus burdas ambiciones meramente mercantilistas, sensualistas, personales. Decía el caudillo federalista venezolano Antonio Guzmán Blanco, refiriéndose a sus enemigos de casta: "Si ellos gritan federalismo, nosotros entonces nosotros nos haremos centralistas".
Escribía Jorge Abelardo Ramos:
El escudo brasileño lleva aun la divisa de Augusto Comte: "Ordem e Progreso". En la avanzada Argentina del siglo XX, matar de un balazo a un indio "colla", peón en una finca del Norte Argentino, carecía de consecuencias penales para el asesino, dueño de la finca, probablemente Senador nacional por su provincia, y, naturalmente, firmante de leyes y proyecto de leyes. En México, ¿no eran los "científicos", y sus amigos plutócratas del porfiriato, la crema de la inteligencia, en un océano de peones sin tierra y de indios sin destino? ¿No fue Sarmiento y no lo es todavía, uno de los venerados próceres de América Latina (sobre todo de la oligarquía argentina)…? ¿Pero no es Sarmiento el mas indudable degollador de gauchos, y propagandista literario del degüello? ¿No han circulado, acaso, en América Latina sus cartas al General Mitre, otro semidiós del Parnaso Oligárquico, en las que le aconseja que "no ahorre sangre de gauchos que es lo único que tienen de humano"?.
