Los expertos en guerras convencionales o asimétricas, convencionales, indirectas, directas o totales, han admitido que el enfrentamiento con Chávez exige cálculos, visiones, previsiones y análisis que no se consiguen en ninguno de los estudios e investigaciones hasta ahora realizadas por el Pentágono. No se explican en absoluto, cómo, por ejemplo, no nos aterramos o no nos dejamos convencer ante la posibilidad:
1º - De que Chávez imponga un Castro-comunismo entre nosotros.
2º ¿Por qué el pueblo venezolano no se inmutó en absoluto, cuando en diciembre del 2002, nos faltó la Coca Cola, la Pepsi, la cerveza de los Cisneros, el campeonato de béisbol, las hamburguesas de McDonald, el whisky, sin telenovelas, sin anuncios comerciales por la tele, sin los cines (que todos fueron clausurados durante el paro); con todos los poderosos centros comerciales cerrados. Todo esto en medio de un pertinaz bombardeo de llamado a desconocer el “régimen” y pidiendo el asesinato del Presidente de la República.
SIN CESAR SE PREGUNTAN EN LA CASA BLANCA: “¿ES QUE ACASO ESOS GRANDES CARAJOS VENEZOLANOS NO HAN SIDO LO SUFICIENTEMENTE SOMETIDOS POR LOS LAVADOS DE CEREBROS INSPIRADOS EN EL PROYECTO K-ULTRA DE LA CIA?”
3º La campaña de los medios haciendo ver que Chávez destruiría la propiedad privada, les metería el comunismo a nuestros niños en el nuevo sistema educativo de la revolución bolivariana y acabaría con la religión cristiana no tuvieron el efecto que esperaba Washington.
4º Al pueblo venezolana se le ha “amenazado” con que Chávez acabará con los juegos de envite y azar, y los dueños de caballos de raza estuvieron apareciendo varias horas en Globovisión anunciando que el Gobierno destruiría unas de las mayores “aficiones” del pueblo cual era el juego de Carreras de Caballo, y ¡nada! El pueblo no se la comió.
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