¡No podía ser de otra manera!
Descubiertos, empantanados y entrampados, como en tiempos de las guerras por la independencia de Venezuela contra el imperio español, en los llanos venezolanos, al perverso mandatario imperial no le queda otra que ordenar, de emergencia a su servil y plenipotenciario duque, no solo abortar la misión. Era necesario y urgente hacerla pública, ¡a la calladita, pero pública!, con máxima velocidad posible, antes que el gobierno venezolano diera parte, enfrentara y derrotara al sanguinario y siniestro plan, debían tomar la delantera en su narrativa de reconstrucción de la realidad. Hacia la postverdad «son las autoridades colombianas, en territorio colombiano, que detienen el tráfico de armas hacia Venezuela» de inmediato surgen las acusaciones, las recompensas, las interrogantes.
Asustado, en verdadero estado de pánico, el encargado de las armas declara a la prensa colombiana, cuenta una historia en la que dice tener autorizaciones de los gobiernos estadounidense y colombiano en alianza para colocar por vía de fuerza, devastación y muerte al autoproclamado gobierno. ¡Ahora sí, por esta vía, a esta hora de calamidad humana! ¡La prensa colombiana y sus periodista, siempre hostiles a Venezuela, lucen inocentes, ingenuos cuando de atrocidades de los gobiernos colombianos se trata!
«¡Un momento», dice el personaje, en medio de la entrevista, «me están llamando de Estados Unidos!» ¡Relaja los nervios! «Decapitar a alguien en Colombia por 10 millones de dólares no es una oferta de todos los días para un país que vive del descuartizamiento, pique y exterminio de personas». Al final llegaran a un acuerdo en dónde «será protegido y extraditado a los Estados Unidos de Norteamérica» «Será el testigo clave del caso acusatorio contra autoridades, gobierno y pueblo venezolano» «Con protección del gobierno de Trump, recompensa de 50 millones de dólares, y visa también».
La oposición en ese comportamiento de postverdad, donde la derrota por mala que sea intenta convertirla en triunfo y aliento para un nuevo intento, lo celebra; «se entregó el cabecilla, ahora sí se jodieron los chavistas» «¡Estamos listos para irnos a Venezuela!» ¡Se olvidan del coronavirus que, según sus deseos, predicciones y noticieros, «ya ha exterminado a la mitad de los venezolanos que aún aquí permanecemos esperando nuestro destino y que el gobierno estadounidense dice al mundo no saben dónde está» ¿Quién llegará primero a la rebatiña? El autoproclamado ya está aquí, ¡guardadito!, intentando hilvanar una declaración señalando que: «Todo lo que dicen en Estados Unidos sobre Venezuela y el gobierno en ejercicio es verdad y pronto llegará la libertad…» ¡Celebran todo cuanto malo e inhumano se diga y se haga contra Venezuela! ¡Mejor no me rio!
¡Qué brutos! ¡Brutísimos!, no entienden que la acción hostil configurada y emprendida por el gobierno estadounidense y acción servil de Iván Duque desde Colombia los coloca al borde del abismo, de la nada. ¡Cómo es que tan inteligentes, la oposición venezolana no entiende que a partir de ahora; NO SON NI REPRESENTAN NADA en esta contienda!
Sea cual sea el desenlace de esta historia; queda demostrado que: «La oposición venezolana, promotora de la violencia, inepta políticamente, predecible, no tiene ni tendrá capacidad de gobierno, de mando, de maniobra. Su amo y señor Trump, los tiró por el barranco al basural de la politica, de la historia»
¡No perdamos el paso; Nicolás!