¿Quién ha visto al gobierno estadounidense aceptar su participación en planes y acciones infames, delincuenciales, terroristas contra pueblos y naciones cuando éstas son derrotadas? Nadie. ¡Solo cuando resultan victoriosas! Contra Venezuela, durante los últimos veinte años, por donde usted escuche, lea, huela, mire y estudie; obtendrá el mismo resultado: ¡Yo no fui!..., construcción narrativa que define, describe y moldea a la oposición como una caricatura. ¡De novela bufa, dantesca!
Así es y ha sido la oposición venezolana durante los últimos veinte años «personajes de una dantesca caricatura» donde nadie acepta, nadie asume responsabilidades ante el fracaso y todos se disfrazan de inteligentes, buena gente... Por eso no entienden, desprecian o menosprecian cuando se les habla de #FuriaBolivarina, #PescadoresDeChuao, #LaGuaira. #OperaciónNegroPrimero, #Constitución Bolivariana... ¡Todo lo que le huela a pueblo le es horrendo, despreciable!
Para ellos, la derrota, el fracaso, la caída en desgracia, nunca tiene autores intelectuales, materiales, articuladores, financistas, ningún doliente, tiene cobradores, estafadores y muchos, muchos estafados. Sus aventuras insolentes y homicidas contra la República «ocurren por sí solas, como obra y gracia de Dios, por culpa del otro; del gobierno, del pueblo al que desde su perverso y macabro pensamiento pretenden desconocer, exterminar»...
Ambiciosos como ningún otro, su objetivo fundamental está en la obtención de riquezas, «todo el dinero que puedan», a cambio de la erradicación de los venezolanos en un contrato de exterminio masivo de la población y entrega absoluta de la soberanía e identidad nacional. ¡Extinción de la Constitución Bolivariana, de la República! ¡La derrota, en sí misma, es parte del contrato, igual van a cobrar! Se trata de la creación de causas y efectos que señalen, condenen y justifiquen la intervención extranjera armada, la guerra contra la nación venezolana. ¿Conocedores de la ‘trampa del gobierno’ nadie fue capaz de advertir la derrota y detener la macabra aventura? ¡Entonces; son cómplices por omisión!
Al fin de cuentas; «planificada y ejecutada como estaba la derrota de la fuerza invasora», desde la oposición y sus instigadores, articuladores «¡nadie tenía nada que ver!», «¡pero no advirtieron a sus indefensos héroes de la ‘emboscada’, los dejaron seguir!» porque, según su versión; «era una trama, intento distractor, idealizado y ejecutado por el gobierno venezolano», ¿quién los estaba emboscando; el gobierno o la oposición? igual a los instigadores, articuladores les serbia para la concreción de sus homicidas y perversos propósitos, «causa y efecto de señalamiento contra el estado venezolano».
Los medios estadounidenses, periodistas, influencers, ‘opinólogos’, en su papel comunicacional como ‘operadores mediáticos, heraldos de la guerra, ejercito logístico’ dentro de la aventura instigadora, toman la vanguardia en intento por exponer e imponer ‘su verdad' desde un pensamiento mágico, de bárbaras excusas, hacia lo ridículo, burlesco de la acción en defensa y exculpación de los protagonistas, auspiciadores, instigadores de la guerra, destrucción y muerte. Los colocan como ejemplos de inocencia, en banalización de la desgracia desde preconcebida narrativa de mala producción hollywoodense en la que «valientes, desinteresados e invencibles héroes luchan por la libertad y la democracia acosta de sus vidas» ¡Nada más lejos de la verdad y mezquinos propósitos!
Como comunicadores y creadores de opinión con sus narrativas se apresuran a la creación y exposición de una novelesca escenografía que caricaturiza la acción bélica de un ‘ejercito de avanzada terrorista’, violadora de todo derecho y legislación internacional, colocándola en el ideario social como mala producción cinematográfica, poco rentable, de ningún éxito, buscando en la banalización e inverosimilitud de la intervención armada, restar importancia a tan perversa, terrorífica y macabra actuación, en justificación para el hastió y el olvido como una más de tantas malas historias hollywoodenses. Desde esa narrativa; ¡nadie sabía nada, nadie fue, nadie estaba…! ¡Todo ocurrió por sí solo!, forzosa, estridente y con mucha intencionalidad «para beneficio del insostenible régimen venezolano en contra de la inofensiva, indefensa, bondadosa oposición y sus nobles compañeros de heroicas aventuras».
Instituciones, gobiernos y medios europeas muestran poco interés, silencio cómplice de la acción guerrerista. De pasmosa e hipócrita la silente ingenuidad en medios y periodistas colombianos, «¡tan defensores de la paz, la libertad, la democracia y los derechos humanos!», conocedores de la verdad colombiana sobre narcotráfico, paramilitarismo, terrorismo de estado, violación de derechos humanos, cuando no actúan como distractores, ajenos al asunto venezolano, por omisión de los hechos y señalamientos, prefieren callar en defensa de su gobierno, del honor y responsabilidad de la nación ante la comunidad internacional. «¡Colombia, no, nada que ver; nuestra nación y su gobierno son respetuosos del derecho y la legalidad internacional!» «¡Eso es problema de los venezolanos!» Sorprende verlos preguntarse; «¿cómo el gobierno colombiano dará explicaciones al Congreso de los Estados Unidos por uno u otro hecho?» ¿Quién gobierna en Colombia?…
¿Será que alguien dentro de la oposición algún día, en algún momento, tenga cojones para asumir responsabilidades? ¿Por qué no asumen derrota y responsabilidades? ¡Será porque saben, dentro de su intelectualidad e inteligencia, que «están cometiendo delitos graves, horrendos, de genocidio contra toda la nación, contra toda Venezuela»! ¡Esa es la clave! ... ¡El que no lo entiende, ni modo! lea The Washington Post, The New York Time…