El gobierno de Colombia está dirigido por la ingobernabilidad, la ineficiencia, la desesperanza, el narcotráfico, el asesinato y lo más controversial un país gobernado por un sub presidente; uno que le da órdenes Álvaro Uribe y otro que le marca las pautas a seguir Donald Trump. Es lamentable la situación del sub presidente Duque que luce maniatado al poder económico y al imperio gringo. Un gobierno que privilegio la estabilidad económica de un sector de la economía, poniendo en riesgo la vida de sus ciudadanos. Un gobierno que antepone los intereses de una clase social privilegiada por encima a los intereses de todo un pueblo. Eso de colocar un día sin IVA a los comercios que venden línea blanca el pasado 19 de junio, de paso dejando por fuera a los alimentos que forman parte de la cesta básica, es sencillamente un exabrupto, en momentos que el país y el mundo entero irrumpe el avance de una pandemia que no ha logrado contener;, poniendo en riesgo la vida de miles de colombianos; que desbordaron los centros comerciales en la busca de la consabidas ofertas.
En las imágenes que se trasmitían por la TV veíamos colas por todos lados; como una vorágine de personas compraban sin las mascarillas; sin ningún tipo de control sanitario, sin guardar las distancias en las colas. Ni acatar las recomendaciones de la OMS. Por cierto cuenta en su haber 2.200 fallecidos y 6500 casos confirmados de Covid – 19. El costo social de esa desatinada medida la va apreciar el pueblo colombiano dentro de 15 días cuando se les dispare la espiral exponencial del coronavirus producto de estos desatinos. Solo a un gobierno como el de Duque, que ha resultado un fiasco para ese país, se le ocurre poner en práctica una medida como esta, que invita a la anarquía y al desorden, echando por tierra a una cuarentena que se venía cumpliendo medianamente. La “fiesta” continúa, todavía tienen previsto dos días más “sin IVA” el 3 y el 19 próximos de julio.
Con Colombia de vecino, hay que dormir con un ojo cerrado y el otro abierto; en cualquier desparpajo algo nos arrebata o algo intenta contra el país. Vayamos desde el arribo de la Corbeta misilistica Caldas en 1987, con las no santas intensiones de invadir el Golfo de Venezuela que gracias a la airada respuesta del gobierno de turno no duro mucho tiempo. Luego vendría la desaparición y con ello la perdida de una franja de territorio del caño Bayonero en el rio Arauca o el desvío del rio Paraguachon hacia Colombia, que antes desembocaba en el Golfo de Venezuela.
Colombia es ahora como una especie de Estado asociado gringo; allí sus tropas se mueven como perro por su casa, con garantías supranacionales. Trump, por ejemplo acaba de enviar un contingente de 800 militares, ni siquiera informo a su par mandatario colombiano, lo hizo cuando ya estaban en territorio colombiano; obviando una disposición establecida en la Constitución Nacional que el senado debe autorizar el ingreso de cualquier fuerza militar al país. Trump utiliza a Colombia para arremeter contra Venezuela, ahí tenemos a la Operación Gedeón del pasado mes de mayo, que ingresaron al país por Macuto en el estado la Guaira y por Chuao del estado Aragua. Todo esto fue llevado a cabo bajo el beneplácito y la buena pro de Trump y de Iván Duque. Luego aparecerían las tres lanchas propiedad del gobierno colombiano fondeadas en las riberas del rio Orinoco. La droga, su cultivo y la comercialización, que lo ha colocado como el primer país productor de cocaína del y a EEUU como el primer consumidor; han tratado infructuosamente de acusarnos que por aquí pasa su droga, a sabiendas que aquí en donde le han asestado los más duros golpes al narcotráfico.