Que despierte el leñador

El bandidaje mediático que nos ataca sin piedad, está en su totalidad
apoyado por el imperialismo norteamericano, mantiene a todo costo su intento
de continuar su dominio colonial, el cual insiste gracias a las pocas
fuerzas oligárquicas contrarrevolucionarias que siguen sus gemidos. Cuando
se escucha, se ve, se lee por la prensa impresa y por Internet, se detecta
su amargura, su odio, la desesperación y la angustia, la que busca ahogar
con la violencia y el terror para derrotar la lucha patriótica liberadora de
nuestros pueblos. La máquina de guerra con la que el pentágono apuntaló su
avance como política exterior hegemónica, basada en su espectacular
tecnología y sostenida además junto con todos sus aliados, ha sido un total
fracaso, sus victorias están en la cantidad de victimas inocentes que se
echa todos los días a sus espaldas, por lo que políticamente se le alejan
cada vez más. Su destino se le oscurece endureciéndole el tiempo y
mostrándole nuestras alambradas invencibles de cómo su poder persuasivo para
imponer sus leyes capitalistas, se van debilitando día a día. Hoy la
revolución se levanta con todas las manos que cayeron y como lo expresó Mao
Zedong: “el imperialismo es un tigre de papel”. Hoy no importa de que
estrategias vandálicas se valgan, de que métodos y medios, aquí financian
descaradamente a los agresores y los inspiran para que luchen a convertirnos
de nuevo en su colonia favorita, tal y como tienen a Colombia, de rodillas y
con un gendarme oficial obediente y dispuesto a castigar a quien no siga ese
camino. Mas sin embargo un enemigo de esta naturaleza no se puede
subestimar, ellos violentaran cualquier debilidad para que no cantemos en
libertad. Por eso seria un bien para la humanidad que despertará de nuevo el
leñador, que regresará Abraham con su hacha para quebrar la esclavitud, para
que hablará con el asesino Bush y le previniera de no verter mas su veneno
sobre nuestros pueblos, para que le hablara de paz mordiendo una manzana
amarilla de esas que cultivan sus gentes sencillas y para que no levante mas
el hacha contra su propio pueblo. Así como lo pidió Neruda en su poema, así
lo pedimos los Latinos y Caribeños hoy. Que no se olviden los imperios que
nuestros libertadores son ramas del árbol de nuestros pueblos, involucrados
nuevamente en la transformación y el recobro de nuestra propias identidades
políticas y culturales. Que el leñador le recuerde, que San Martín llego a
la Pampa, Bolívar despertó empuñando de nuevo la espada de la libertad,
Juárez grita de nuevo, Martí se unió hace tiempo al nuevo trabajo, Zapata no
vino a caer y que el imperio es el verdugo opresor que busca traidores en
Latinoamérica y el Caribe para hacerlos reptiles, emisarios de la nueva
esclavitud que ya está muerta.


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Víctor J. Rodríguez Calderón


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