Sociedad de Naciones Contra el Bloqueo Criminal de EEUU y Europa

¡Sorprendente! Que sea después de la reciente agresión imperialista contra la hermana República de Cuba, que se establezcan vínculos de colaboración entre Cuba, Nicaragua y Venezuela para enfrentar la agresión mediática y psicológica de los imperialistas de EEUU y Europa, como lo ha manifestado el secretario ejecutivo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), Sacha Llorenti, quien anunció la «creación de un frente unido para combatir la manipulación mediática» (julio, 2021), valga decir: contrarrestar esa nueva forma de hacer la guerra imperialista desde lo mediático y el ciberespacio. También, evidencia de la poca solidaridad, que ha existido entre pequeños estados que teniendo un enemigo común y gigantesco como lo es el imperialismo (EEUU y Europa), han optado enfrentarlo divididos. Teatro del absurdo, sin dudas. ¡Pareciera que Fidel y Chávez, hubieran arado en el mar!

La Unidad, no es una simple consigna para cantarla a los cuatro vientos sino un objetivo estratégico a lograr y mantener –permanentemente- mientras ambas revoluciones y el imperialismo existan. La Unidad, no solo debe limitarse al ámbito económico sino que debe expandirse a lo político-cultural-social-deportivo-económico-productivo-militar y más allá. Cuba, Nicaragua y Venezuela, objetos de la codicia imperial deben trascender su integración como naciones libres e independientes, conformarse como naciones distintas pero integradas como un solo cuerpo para la defensa de su soberanía e independencia. Los imperialistas deben saber, que si atacan a una sola de ellas, las atacan a todas y, por ende, la respuesta será colectiva. No se trata de crear un frente unido sino de crear un solo frente de lucha antiimperialista. Hacer nuestra, la reflexión de la periodista cubana, Hilda Pupo Salazar, sobre la necesaria Unidad: «Una tortuga, un gamo, un ratón y una corneja, vivían juntos como amigos. Un día, llegó un cazador, y todos los animales salieron corriendo, como la tortuga no podía correr la atraparon, sus amigos idearon un plan para liberarla. Se adelantaron y el gamo se tendió en mitad de un camino, haciendo como si estuviera muerto. La corneja, por su parte, se puso encima de él, como si estuviera a punto de comérselo. Cuando el hombre llegó y vio aquello, dejó a la tortuga en el suelo y se fue por el gamo, creyendo que estaba muerto. El ratón salió corriendo hacia la tortuga y, con sus dientes, logró liberarla, al tiempo que el gamo y la corneja salían huyendo». En la unión está la fuerza. ¡Juntos luchemos y unidos venceremos! «Fidel, nos recordó con especial énfasis que Revolución es unidad», a decir de Miguel Díaz-Canel y ciertamente, así es. En marzo 2016, el Comandante Sandinista, Daniel Ortega, declaraba de su par venezolano, el Comandante Chávez, lo siguiente: «Chávez sabía que las revoluciones no pueden caminar solas y parten del principio de la solidaridad y esta solidaridad va desde el compartir el pan hasta la solidaridad moral, todas tienen un valor infinito.» ¡Unidos, seremos invencibles! Cuántas veces no escuchamos a los Comandantes Fidel, Chávez y Daniel, gritar esa consigna. Los hechos demuestran, que solo era una consigna más. Es momento de trascender la consigna y convertirla en un hecho cotidiano, concreto y palpable de la Unidad de nuestros pueblos. Si logramos hacerlo, toda Latinoamérica nos seguirá y buscará integrarse al movimiento unitario antiimperialista. Es una tarea urgente, el imperialismo -en fase de declive- está desesperado, y sus agresiones se convertirán en el pan nuestro de cada día. América, como afirman algunos, es un territorio en disputa y lo concreto es, que el imperialismo tiene todas las de perder, si y solo si, la Unidad es concreta y verídica.

China y Rusia, han permeado toda la región y se han constituido en eficientes bastones de apoyo al desarrollo económico de países hermanos, que desafían la doctrina Monroe que está haciendo aguas ante el ascenso de las luchas de los pueblos americanos. Es por ello, que la Unidad no puede seguir siendo un mero cliché mediático para complacer conciencias y estar bien con los compas, camaradas, amigos y amigas, sino un hecho concreto. El Alba-TCP, debe dejar de ser un mero club de amigos y amigas, que se reúne de cuando en vez para tocar diversos temas y tomarse las fotos. Por cierto, ya ni se reúnen los colectivos sociales que integran esa organización multinacional. Ejercicios militares y policiales nunca se han realizado, lo que ha dejado ese ámbito como un espacio para ser cubierto por el imperialismo. Alba-TCP, debe ser relanzado como un colectivo integrado como un solo cuerpo, una sola mano amiga de pueblos y gobiernos, abierto a todos los pueblos de nuestra América y más allá, inclusive. Avanzar en su integración verdadera, no de palabras sino en hechos concretos. Por qué, no debatir sobre una moneda común, la integración de las FFAA y policiales, intercambios culturales y turísticos, un pasaporte único, integración económica, valga decir, Alba-TCP debe trascender porque la realidad de la América así lo exige y requiere de colectivos integracionistas que sirvan de referencia unitaria a seguir por los pueblos en lucha por su independencia.

En 1985, Fidel, levantó las banderas de la constitución de un frente unitario de países endeudados, confrontados con deudas impagables y proponía entonces: «Cuando hablamos de abolir la deuda, hablamos de todas las deudas que tiene el Tercer Mundo con el mundo industrializado, no excluyo a los países socialistas. Cuando hablo del Nuevo Orden Económico Internacional y precios justos, no excluyo —ni mucho menos—a los países socialistas, y estoy seguro de que para ellos significará sacrificios, pero comprenderán y apoyarán.» Fidel, instaba a organizar desde abajo un amplio movimiento de los pueblos y gobiernos comprometidos con sus pueblos por la anulación de la deuda del Tercer Mundo, y ese combate sigue siendo de actualidad. Recientemente, fuimos testigos de la creación del grupo de países amigos de la Carta de Naciones Unidas, hoy quebrantada y violentada por los imperialistas de EEUU y Europa. Con la Carta de las Naciones Unidas, EEUU y su colonia Europea, hacen y deshacen lo que les viene en ganas mientras exigen al resto de la comunidad internacional su cumplimiento. Las «sanciones» o medidas coercitivas unilaterales, son contrarias a la Carta de la ONU y al derecho público internacional; no obstante, los imperialistas de EEUU y Europa usan y abusan de las mismas en función de castigar países y pueblos, que se niegan a someterse a sus dictámenes de dominación neo colonial. Hoy, son prácticamente –pocos- los países libres y soberanos sobre los cuales no pesan sanciones imperialistas. Desde China, pasando por Rusia, Irán, Venezuela, Cuba, Corea del Norte, Turquía, Siria, hasta Irak, Myanmar, Yemen, Bielorrusia, Nicaragua, la lista es larga y se aproxima a treinta y tres las naciones objeto de medidas coercitivas unilaterales imperialistas.

¡El multilateralismo debe imponerse! Una propuesta que no debe subestimarse, es la de avanzar en la conformación de un espacio común que reúna a aquellos países que han sido «sancionados» -ilegalmente- por EEUU y Europa. Aferrarse al pensamiento visionario del Padre Libertador, Simón Bolívar: «Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación… Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería por consiguiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse…» (Bolívar, Carta de Jamaica, 6 de septiembre de 1815). Bolívar, mejor que nadie, en su época, llegó a comprender que la Independencia de América era una empresa continental; que el imperio español, siendo una entidad continental, sólo podría ser remplazado con un esfuerzo de todo el continente. Hoy, los países «sancionados» deben comprender que si no enfrentan juntos y Unidos las medidas coercitivas unilaterales de los imperialistas de EEUU y Europa, el sufrimiento de sus pueblos será mayor y facilitarán el objetivo imperialista del cambio de régimen, lo que los convierte en colaboracionistas de los imperialistas. Como lo advirtiera, el diputado iraní, Mohammad Reza Mirtajaldini, «Estados Unidos impone sanciones a quienes defienden posiciones contrarias a sus dictados», dijo, «por lo tanto, vale la pena formar un club con el fin de mejorar relaciones entre los sancionados», anticipando en su opinión: «Con un impulso a sus lazos económicos», explicó, «y sacar el dólar estadounidense de sus intercambios y sustituirlo por moneda local, la presión de las sanciones económicas disminuirá de manera ostensible». Tal pareciera, que por ahí va la solución para desbaratar las «sanciones» imperialistas. Ejemplo de resistencia y combate a las «sanciones» es la alianza entre China y Rusia. Ambas potencias, se han establecido metas de desarrollo económico común para contrarrestar las sanciones occidentales que bien pudieran compartir con los demás países «sancionados», estableciendo entre todos un espacio económico común libre de «sanciones». Un frente de combate en el ámbito militar común, en el que si agreden a uno de los países integrantes de la Sociedad de Países Sancionados, los agreden a todos por igual y la respuesta será como un solo colectivo integracionista al propio estilo de la alianza occidental de la OTAN.

Las «sanciones» como las conocemos actualmente, son una creación de la Administración Obama-Biden con el objetivo expresado por Obama de «torcerle el brazo» a aquellos gobiernos que osaren no someterse a los dictámenes de Washington. Siria, fue el territorio de experimentación del uso de las «sanciones» con la finalidad de procurar el «cambio de régimen», libre e independiente por uno más dócil y lacayo al cumplimiento de los dictados imperialistas. Bashar Al Assad, se mantuvo en fidelidad al cumplimiento de la Constitución Siria y los mandatos de su pueblo, y tras fracasar las «sanciones» demócratas y la guerra económica que le acompañó en su propósito de sometimiento a la dictadura de Washington, la Administración Obama-Biden pasó a un segundo nivel de agresión ya militar. La CIA, organizó a las bandas de delincuentes de todo el Medio Oriente a quienes adiestró, financió y apoyó para acometer con el creado Estado Islámico o ISIS, la agresión militar en contra de la democracia siria, su gobierno, instituciones y pueblo. En Venezuela, somos testigos de una estrategia similar de organización de bandas criminales coaligadas con partidos políticos de extrema derecha, léase: Voluntad Popular, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática, para arremeter contra el Estado Social, de Derecho y de Justicia Constitucional y procurar su cambio de régimen por uno delincuencial y proclive a permitir que la corrupción, las drogas y la sumisión total a Washington sean sus premisas de gobierno, tal cual el Narco Estado colombiano.

Con la llegada de la Administración Trump-Pence, las «sanciones» -ilegales desde el punto de vista del derecho público internacional- adquieren un carácter expansivo y se generalizan, al extremo que si un día cualquiera se despertaba Mr. Trump con jaquecas, el susodicho culpabilizaba al Presidente Maduro de su dolencia y lo «sancionaba» porque le daba su gana. Pero, como empresario, Trump priorizó el uso de las «sanciones» al ámbito de la economía, como un mecanismo para desplazar competidores. Al carrizo envió la libre competencia, como premisa fundamental del capitalismo en su fase ascendente. La Administración Biden-Harris, es partidaria del estilo Trump-Pence y le ha dado continuidad. En días pasados, fuimos testigos del uso de «sanciones» para desplazar a Rusia como fuente confiable y barata de suministro de gas a Europa. No es un secreto para nadie, que EEUU aspiraba suplir de gas a Europa. El NordStream 2, ha restringido las aspiraciones de EEUU a cero, pero le ha costado a Rusia tener que hacer frente a severas «sanciones» de EEUU seguidas por Europa; éste último, por cierto, el gran beneficiario del gas ruso que llegará por ese oleoducto. En 2020, la Administración Trump-Pence sanciona a la petrolera rusa Rosneft con el claro propósito de sacarla del mercado venezolano y favorecer los intereses de la estadounidense Chevron, la competencia. Teniendo, además de una finalidad política (cambio de régimen), una finalidad económica (favorecer los intereses de EEUU), a las sanciones hay que golpearlas también económicamente, destruyendo toda posibilidad de obtención de provecho económico de las «sanciones». En la medida, que no puedan obtener provecho económico de las «sanciones», los imperialistas de EEUU y Europa, desistirán de aplicarlas. Por ello, el mundo decente, debe apostar al fin del hegemonismo estadounidense y el ascenso de nuevas potencias mundiales que, como China, Rusia y la India, apuestan a un mundo multipolar. «El mundo del Siglo XXI que ya se asoma sobre el horizonte, no será bipolar, tampoco unipolar, gracias a Dios será multipolar» (Hugo Chávez, 6 de diciembre de 1998). Nicolás Maduro en consonancia con el pensamiento del Comandante Chávez, tuiteó en febrero 2019: «Creemos en un mundo multipolar, en el que se respete la diversidad de las ideas. Nosotros tenemos nuestro modelo, que se contrapone al pensamiento único que pretenden imponernos los supremacistas de la Casa Blanca». La Multipolaridad se contrapone entonces, a las «sanciones» que forman parte de la ideología de los imperialistas, tanto como el «divide y vencerás», a lo cual debemos contraponer el pensamiento unionista de Ho Chi Minh: «Para todos y cada uno./ Un pueblo y un ejército valeroso/ No conocen nada imposible./ La raíz hace sólido al árbol. / El palacio de toda victoria / Se construye sobre el pueblo entero…» ¡Únete y Vencerás!



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Henry Escalante


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