Bueno, la cosa va de leyenda, de mito, de sainete o de bolero: el tipo acusó a ETA del atentado del 11-M, pero ya antes el mismo caballerito había visto armas de destrucción masiva en Irak, para después preguntarse cual un Hamlet ex coito: “¿Cómo pude no saberlo si todo el mundo lo sabía?”
Ahora, cual Lucio en el Asno de Oro de Apuleyo (con su lengua morada de fatigas y mentiras), pretende que le aparten su descomunal envoltura de cuadrúpedo con la que trota por el mundo insultando a Venezuela. Protesta porque le devuelvan su presencia seudo-humana, pero Dios se la niega. Se abulta el bigote, se deja crecer la melena, se empina en dos patas, pero el destino lo ha marcado: “Serás Aznar hasta el último segundo de tu día”. Y a causa de ese andar en cuatro patas, perseguido por una divinidad con su inexorable crueldad, eleva súplicas y mil tristes lamentos para que le echen paja y así seguir con su elocuente facundia.
Lanza coses con furia: “Chávez es un nuevo dictador”, y lo asegura en la distinguida pro-guerrerista Universidad de Georgetown en Washington. Rebuznó sobre los retos para la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) junto al ex presidente polaco Aleksander Kwasniewski. Para Aznarín no queda mucho tiempo ante este nuevo desafío a las democracias de occidente. Chávez “tiene todo el poder en todo el país. Es una situación muy peligrosa”.
Para este Asno, el hombre ideal para gobernar a Venezuela se encuentra asilado en un lugar desconocido de América, y habría que rescatarlo (como se hizo con Mussolini), y estudiar la posibilidad de que con una compañía de comandos similar a las Waffen SS, adiestradas para operaciones especiales, se pueda llevar a este salvador a Miraflores. Este hombre debe ser un ANTI-IDIOTA, un amigo y fiel aliado de la libertad y de la democracia que sustentan Bush y Cheney. Azna, que algo queda.
