Con la lupa sobre los problemas políticos, sociales, militares, diplomáticos y económicos que amenazan con generalizar la introducción de todo el poder del imperio norteamericano a nivel Latinoamericano y del Caribe, es necesario emerger a esa palestra esclavista neocolonial para poner fin a esa terrible pesadilla encoñada sobre las espaldas de nuestras naciones.
La presencia militar estadounidense en las tres fronteras suramericanas como son: Brasil, Paraguay y Argentina, no se mencionó para nada en la XXXIII Cumbre de Presidentes del MERCOSUR, como también es ocultada con el manto de la alcahuetería de todos estos medios de comunicación, que tanto se hartan de hablar de libertad de expresión.
No hubo ni siquiera una reflexión sobre la militarización de esta triple frontera a pesar de que si se trataron asuntos como la dependencia y la posesión de los recursos naturales. Debemos analizar: ¿Por qué toman esa posición, si bien las políticas del MERCOSUR “supuestamente” buscan el camino socio económico de la libertad? ¿Por qué esos silencios políticos y mediáticos?
En su política internacional Venezuela está clara y reconoce que esa invasión es una estrategia de control militar sobre la vida social, política civil y que por todos los medios busca la debilitación de la institucionalidad y el estado de derecho de nuestros pueblos, hoy sublevados en su mayoría a esa posición neocolonialista. Los estadounidenses siempre presentan excusas diversas para penetrar sin problemas y poder controlar militarmente nuestro mapa y nuestra vida social.
Ellos con aquella celebre e hipócrita frasecita de que somos “países amigos”, se dan a la tarea de poner en tela de juicio la soberanía de nuestros pueblos y se toman todo el poder abusivamente, tanto así, que son ellos los que escogen a los “alcahuetes” políticos para que les permitan el saqueo y el robo de las patrias. Esa insistencia imperial de pregonar que los sistemas financieros de Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela y otros países, son inestables y que estos no pueden impedir el lavado de dinero y el control contra las drogas, lo que los hace cómplices, permitiendo y facilitando las acciones terroristas para atacar el mundo, por supuesto, lo esbozan y es lo que hace que tengamos que soportar su militarización.
Queda al descubierto que esa actuación es la mayor evidencia de un asalto a la fuerza para infiltrarnos, amarrarnos, someternos a esa sumisión indigna que controla y esclaviza. Estos cuervos sanguinarios, si nosotros le permitimos continuar con esos abusos, avanzaran a pasos agigantados, para degradarnos cada día más y apropiarse en el máximo grado de nuestros potenciales energéticos.
Son evidentes los verdaderos motivos “terroríficos” por los cuales el imperio pretende continuar la introducción de sus tropas en estas áreas. Por otra parte, tenemos que señalar que esta zona forma parte del sistema acuífero guaraní y es la mayor reserva de agua dulce no contaminada del mundo. En el año 2005 entre Paraguay y Bolivia se construyó la base aérea de Estigarribia, de allí se vigilan las reservas gasiferas de Tarija, Bolivia y la zona de la triple frontera, especialmente Ciudad del Este, punto también estratégico geográfico para ejecutar el control sobre una de las entradas al Amazonas, zona de inmensas riquezas naturales para la humanidad.
Ahora bien, en nuestro caso, sabemos que los Congresos de Brasil y Paraguay han frenado la adhesión a MERCOSUR de Venezuela, lo que expresa total coherencia a la alcahuetería de lacayos imperiales, pues es bien claro que en MERCOSUR no hay voluntad política verdadera para promulgar los cambios radicales que se necesitan por parte de estos señores, por lo que nuestro país no está dispuesto a seguirlos en ese “jueguito”, pues no somos ni seremos marionetas, como tampoco a ocultarnos detrás del manto de la alcahuetería que les tiene extendido el imperio, por el contrario nuestras denuncias a todas esas injusticias predominan en las conciencias de nuestros pueblos, pero no así, en la conciencia putrefactas de muchos dirigentes que se hacen intocables por esa falta de conciencia social, lo que los lleva a convertirse en los principales parásitos que admiten y favorecen las felonías como las que realizó el Congreso Paraguayo, cuando en el 2005 aprobó un acuerdo de inmunidad para las tropas estadounidenses que venían con la causa funesta de la invasión y a provocar mas injusticia social, no solo para ellos, si no para todas nuestras regiones.
¿Hasta dónde llegará la verdadera dignidad de los países que integran el MERCOSUR para oponerse a las mal intencionadas y mortales estrategias del imperio?
La última palabra nos la darán los hechos, en un tiempo que apremia.
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