¿Por qué hoy existen cárceles y se tortura en la Base Naval de Guantánamo?

No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, reza un dicho popular válido tal vez para el ser humano. Pero, desgraciadamente, cuando se trata de países y pueblos, hay males que se prolongan más allá de toda lógica y necesidad humana y social. Así que no me queda más remedio que escribir en torno a este tema, a la vez nuevo y viejo, de la hoy famosa Base Naval de Guantánamo, que no lo es tanto por lo ilegal que siempre han sido su origen y permanencia hasta la actualidad, dentro de circunstancias históricas concretas, sino por el hecho jamás ocurrido antes, al menos con la connotación que ha tenido, de construirse una cárcel en una Base, que bien puede considerarse de carácter internacional por los cientos de prisioneros de distintas nacionalidades y los más variados orígenes y residencias, que proceden de decenas de naciones, incluyendo las occidentales aliadas de los Estados Unidos.

Otra razón de mayor peso para su salto a la fama, lo constituye el hecho más que probado de que la misma ha sido un centro donde se ensayaron los métodos de tortura más aberrantes. Estos posteriormente se pusieron en práctica o se injertaron en Abu Ghraib.

Existe otra razón que, quizás, cuando se incorporen o definan nuevas formas de delitos de lesa humanidad o de violaciones graves contra los derechos humanos y el derecho humanitario, puedan aparecer como formas extremas de la violación del derecho establecido, es el acto arbitrario de declarar a una persona “combatiente enemigo” una nueva categoría penal bushiana y vesánica, que permite colocar al prisionero en un limbo legal en que se conculcan todos los derechos, y en que no son aplicables ni las leyes normales de los Estados Unidos ni las de sus países de origen. Y para remate, este limbo puede prolongarse todo el tiempo que el emperador del mundo y mandamás del Estado invasor de sus países, del Estado secuestrador del individuo en cualquier país de la tierra, según las circunstancias del apresamiento del individuo, se le ocurra y tenga a bien mantenerle ese status que ofende la conciencia de la humanidad, que cree que vive en una época civilizada.

En fin, hoy sabemos que la Base Naval de Guantánamo es, además de eso, una cárcel desde el 2002, un centro de tortura y hasta de asesinato o muerte, según los casos individuales o colectivos, un invento perverso de una institución penal y un centro o laboratorio de tortura, donde los prisioneros deben padecer un régimen penitenciario nunca antes aplicado ni reconocido en el derecho internacional.

Ahora debemos conocer por qué razones esa Base Naval de Guantánamo surgió y por qué se ha mantenido, lamentablemente, hasta la actualidad.

Una caracterización de algunos elementos geográficos, históricos y otros, permitirá una mejor comprensión de este asunto.

La Base Naval ocupa una superficie de 117, 6 kilómetros cuadrados, con 49 de tierra firme, 38,8 de agua y 29,4 de terreno pantanoso. La Base está limitada por una cerca perimetral de 28 kilómetros de longitud.

Guantánamo es una bahía de bolsa, una de las más grande de su tipo en el mundo, que tiene una longitud de 5,2 kilómetros, profundo calado, 20 cayos interiores y capacidad para albergar al mismo tiempo más de 40 buques.

Los norteamericanos utilizaron esta bahía para desembarcar en Cuba en 1898 durante la guerra imperialista que libraron contra España. El patriota Manuel Sanguily, al conocer del hecho, afirmó visionariamente: “Los norteamericanos han visto a Guantánamo, y jamás renunciarán a poseerla”.

Esta base, por lo tanto, es producto de un despojo a la soberanía de Cuba que luego se concretó en forma de un “arrendamiento” gracias a una impuesta Enmienda Platt, como apéndice de la Constitución en 1903 y reforzado en 1934 por el Tratado de Relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

Según estos documentos impuestos, el arrendamiento de tierras y aguas cubanas al gobierno de los Estados Unidos, para el establecimiento de la Base Naval, se realizó “por el tiempo que lo necesitaren” los norteamericanos, con lo cual la parte cubana quedó en indefensión total, ya que el interventor, en vez de arrendamiento, estableció un pago vitalicio para materializar una real compra.

Desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, Cuba ha reivindicado su derecho a la devolución de ese territorio para el ejercicio pleno de la soberanía en todo el territorio nacional. Y se basa en principios jurídicas nacionales e internacionales.

Primero, porque el Tratado de Relaciones entre Cuba y los Estados Unidos firmado en 1934, supuesto fundamento legal para el mantenimiento de la Base Naval, no conserva su validez y es obsoleto desde 1959 en que Cuba repudió dicho tratado. Por ejemplo, una de las razones de aquel tratado expresa “el deseo de fortalecer los lazos de amistad con el pueblo de Cuba”

Y es conocido que desde 1960, los Estados Unidos rompió sus relaciones diplomáticas con la República de Cuba, organizó, financió y apoyó la invasión de Girón en 1961, y ha sometido al países a un bloqueo económico, comercial y financiero que dura más de 48 años, así como cientos de agresiones y aprobación de leyes injerencistas y anticubanas.

Segundo, el artículo 62 de la Convención Internacional sobre Derechos de Tratados, especifica que: “Un cambio fundamental en las circunstancias que hayan ocurrido con posterioridad a las existentes al momento de concertar el contrato, lo hace anulable”.

Cuba, consecuente con su posición de principios de rechazo al despojo del territorio nacional que usurpa la Base Naval, no ha hecho efectivos en los años transcurridos desde 1959, ningún cobro por el pago por el arrendamiento de la Base, cuyo monto es irrisorio, de poco más de 4 000 dólares anuales. ¡Qué barato le resulta este producto de un despojo neocolonial a la potencia ilegalmente usurpadora!

El hecho de que en la actualidad la Base Naval sea un centro internacional de prisión y tortura, añade una violación y una provocación más, pues el convenio original de 1903 definía sólo el arriendo para el “establecimiento de estaciones carboneras y navales”.

Una razón fundamental de Cuba está contenida en su Constitución. En la Carta Magna se expresa: Artículo 11: La República de Cuba repudia y considera ilegales y nulos los tratados, pactos, concesiones concertados en condiciones de desigualdad o que desconocen o disminuyen su soberanía e integridad territorial”.

En conclusiones, la Base Naval de Guantánamo fue usurpada hace más de cien años, y convencionalmente se acepta a nivel internacional que todo tratado indefinido debe expirar en ese plazo máximo. Fue parte de un tratado impuesto por la fuerza y bajo determinadas circunstancias neocoloniales en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Esas circunstancias cambiaron totalmente por la política de hostilidad contra Cuba de los Estados Unidos después de 1959, y por la política soberana e independiente de Cuba que desde esa fecha ha repudiado esa concesión espúrea, ha exigido el cese de esta usurpación y la devolución del territorio a la soberanía del país, se ha negado a cobrar ni cobrará ni un centavo del pago del supuesto arriendo y real despojo.

Desde ese territorio, en distintas épocas, se proyectaron y ejecutaron actos contra la Revolución cubana, se infiltraron agentes y contrarrevolucionarios, sirvió de refugio a personeros contrarrevolucionarios, se produjeron suministros de armas para la contrarrevolución, se efectuaron provocaciones sobre los soldados cubanos apostados en la línea fronteriza, se produjo la muerte de soldados y trabajadores, se violó el espacio aéreo por aviones norteamericanos desde la Base, etc. En años recientes se utilizó indebidamente como campamento de reconcentración de emigraciones desde Cuba. Y desde el 2002, se convirtió en asiento de instalaciones carcelarias y de campo de tortura para prisioneros capturados en distintas partes del mundo.

Todas estas son razones suficientes para que el mundo clame por el cierre definitivo y urgente de la cárcel y centro de tortura situados en la Base Naval de Guantánamo.

Pero existen muchas más razones, después de más de 100 años, para reclamar que cese la presencia de la Base Naval en Guantánamo y se restituya ese territorio a su legítimo dueño, el pueblo de Cuba. El día en que tal hecho ocurra ¡habrá fiesta en Cuba!


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Wilkie Delgado Correa


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