El monarca: “España está orgullosa de su rey, y él representa lo más noble, sabio y justote de nuestra raza”

Siempre fue un misterio, lo que el rey Juan Carlos de Borbón pensaba o podía pensar del mundo. En una ocasión en la que hablaba con el escritor aragonés Ramón J. Sender, me dijo: “El rey Juan Carlos lee y sabe mucho, pero lo disimula muy bien. Cuando hable provocará en el mundo un gran escándalo moral, humano, político. Ahora bien, no sé cuánto tiempo tardará en hacerlo.” Aquello me lo dijo Sender en 1979, en San Diego, California, y tardaron casi 30 años en desvelarse ese gran secreto que había en la mente de este hombre.

Esto me hizo recordar también unas palabras de Gertrude Stein a Hemingway, quien después de leer varios de sus trabajos le dijo: “Sería mucho más interesantes si tuvieras el valor de hablar un poco más de ti mismo.” Esto le produjo una gran conmoción moral a Hemingway, y desde entonces tomó un odio profundo hacia la “lesbiana Gertrude Stein”.

Bueno, ahora el rey de España ha dicho algo de sí mismo.

El rey ha hablado y los españoles todos se admiran de su fuerza, de su dicción, de su lenguaje (nadie hasta ahora realmente lo había escuchado). El rey ha gritado (nunca hasta ahora lo habíamos visto); ha mostrado sus dotes castellanas, sus valores morales, su enjundiosa y sólida personalidad. Los españoles que como Milán Astral hablaban como unos bellacos, que eran gruesos y sucios en el insulto; que escupían entre dientes y meaban en los jardines reales, en los congresos y universidades, y ante el público que le diese la gana. Caballerosos, eso sí, que hablan con mucho orgullo de caballos, de putas y vinos. Esa España está hoy, digo, está de pláceme: Al fin, el rey ha hablado, y ha dicho la más grande frase que no pudieron parir Ortega y Gasset, Gavinet, Valle Inclán, Unamuno, Pío Baroja, Francisco Umbral. No en vano el rey entrega galardones y premios a lo más granado y creativo de los pensadores latinoamericanos.

El rey ha mandado, pues, a callar con lo más alto de su mole y de su noble linaje a un mandatario mulato de América Latina, que se le había salido de su redil, al que se le había sublevado la sangre: Hugo Chávez.

“El rey ha mandado hacer gárgaras a Chávez” anuncian todos los diarios españoles con gran euforia y con mayor orgullo castellano. Lo merece el rey. Porque sin el rey, que sería de José María Aznar, de Jesús María Polanco, de Pedro J. Ramírez, de Luis María Anson. ¡Alza España para que te sigas ensartando!

jrodri@ula.ve


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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