La casa de los Borbones fue la última dinastía real Española, antes de llegar la República a la madre (Mala) patria; de esta dinastía se decía que “ni aprenden ni olvidan”, es decir la terquedad y la brutalidad en pasta, Borbón fue Fernando VII, el Rey a quien Bolívar y nuestros padres fundadores destronaron en Sur América y rompieron el hilo umbilical con la metrópoli Europea y crearon nuestras hoy renacientes repúblicas.
Pero también es Borbón Juan Carlos, el actual Rey Español, el que fue impuesto por Francisco Franco por arriba de millones de cadáveres producto de la guerra civil hispana de los años 30, en donde el caudillo fascista-falangista le gano la guerra a los republicanos y socialista con el apoyo de la aviación y las armas nazis enviadas personalmente por Hitler y Mussolini, ante la indiferencia de las “democracias capitalistas”, el autodenominado mundo libre, miró para otro lado, porque Hitler con su guerra de arrase le quitaba un posible nuevo bastión al comunismo internacional, como lo fue la España Republicana, y por ello Franco gobernó casi cuatro décadas. Entre los supuestos logros del General fascista-falangista, estuvo el restablecer la monarquía, y para ello hizo del hoy Rey Juan Carlos, quien era un niño para entonces. Franco lo crio y lo formo como futuro Rey bajo las bayonetas de una feroz dictadura falangista.
Entonces podemos decir que tenemos en Juan Carlos, Rey de España, a un Borbón amamantado y restablecido en el trono por la fuerza de una dictadura de ultraderecha subsidiada y triunfante gracias a Hitler y Mussolini, y una corona montada sobre millones de cadáveres de lo mejor de España, para el momento, y el éxodo de esa generación que de no haber sido por Franco, hoy la República Española fuera ejemplo de democracia, libertad y progreso material para el mundo y mantuviese una relación de armonía y cordialidad con sus consanguíneos Americanos. Pero esa no fue la historia real. La historia verdadera es la de una España que se recuperó del Franquismo gracias a las riquezas obtenidas en América, en donde se le abrió las puertas y los corazones, muy distinto a lo que ellos hacen hoy con nosotros que nos llaman despectivamente “sudacas” y el hecho de ser España la mano de obra barata y calificada de la Europa unida.
Hoy, en la recuperación económica, España, en vez de mirar hacia Ibero América con la mano amiga y solidaria, pretende hacerlo a titulo revanchista de “recuperar” sus ex colonias y con el agravante de ser el caporal de los Gringos para estos lados.
España en la cumbre de Chile fue la voz del imperialismo y el capitalismo decadente de la explotación y la ignominia de más de 500 años; quien debió y debe callar es el Rey Borbón porque los pueblos de nuestra América están asqueados de esa misma voz colonialista y expoliadora.
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