Suena duro, pero hay que decirlo (I)

La cintura de la paz de Colombia está quebrada por un cinturón lleno de pólvora , perverso y repleto de odio. En Colombia no habrá paz y menos con un sujeto como Uribe, que es el peón mayor de Bush en Latinoamérica. Todo ese montaje que ha estructurado el gobierno Colombiano no pasa de un fracaso mas. Solo es necesario revisar el análisis histórico. A ninguno de los actores que hoy son estado dentro del estado colombiano, les interesa una conciliación, estos defiende cada uno sus intereses y el que pone los muertos y los secuestrados son los inocentes hombres del pueblo. Lamentablemente el Presidente Chávez no escucha consejos y por eso queda como un quijote mas en la historia.

Pido permiso al pueblo colombiano al cual me uno fraternalmente en estos momentos difíciles, pues es ese pueblo el que vive a diario y conoce el dolor, la tragedia que causa una violencia diabólica, monstruosa, asesina, que de todas parte sale para arropar a Colombia en su fatal holocausto, para opinar humildemente a cerca de esa herejía que siempre y durante todos los gobiernos, hablan de paz, en un análisis que suena duro, pero que es necesario darlo a conocer:

PRIMERA PARTE

Entre los escombros, las ruinas de las ciudades, de las aldeas mutiladas, sólo quedan los grandes y enormes charcos de sangre y el llanto del viento que se aleja para sepultarse en la mas horrible crueldad. COLOMBIA NECESITA LA PAZ. El pueblo que es el que pone los muertos ya está hastiado, fatigado, saturado de violencia. Sin paz, sólo se escucha el rumor de nuevas componendas, se vive en la mas terrible inseguridad, la incertidumbre, la intranquilidad, el terror de vivir con la muerte cargada en la espalda. COLOMBIA NECESITA LA PAZ COMPLETA.

Hoy todas las miradas del mundo se vuelcan hacia la hermana patria latinoamericana, amada y libertada por nuestro Libertador Simón Bolívar. Desde el siglo pasado gobiernos y rebeldes han dialogado para la anhelada paz, buscando sepultar los odios heredados, porque en Colombia su pueblo y la mayoría de su tierra vive la compasión y la ternura y hay están los hombres que se compadecen de las penas y buscan aliviar esos temibles tormentos.

Históricamente la violencia en la vida colombiana se ha manifestado como una constante con periodos cortos de calma que no se han sabido aprovechar para llegar a una definitiva extinción como fenómeno político, social y psicológico y esta culpa determinante la han tenido las clases dirigentes en el poder que no sintieron conciencia del mal y nunca generaron la acción requerida para un tratamiento a fondo que erradicara decisivamente del ánimo y de la conducta de los colombianos esta terrible enfermedad. De ahí que en estos momentos cruciales sea bueno recordar los errores del pasado y señalar el de hoy, para evitar otra terrible frustración.

Recordemos al expresidente Belisario Betancurt, este señor asumió la Presidencia del hermano país en el año de 1982 y también su bandera personal y política fue blanca, su deseo de acabar con la violencia era un mandato que la historia le había confiado y en verdad que no hubo un dirigente político que no enarbolara su bandera. Ese plan trajo mucha esperanza a los colombianos y a los latinoamericanos, los rebeldes se acercaron pero los envolvió un mar de dudas. El presidente tenia un hueco, es decir, una falla al no contar con el suficiente apoyo político para darle vida a su proyecto y por supuesto éste se fue desgastando en el aire y solo se veía sus enfrentamientos con la oligarquía nacional, el ejército, conservadores y liberales que se resistían y se oponían contundentemente ante la vergüenza de la razón y de la humanidad al sacrificio que implicaba una paz y ante el horroroso cuadro de sus miserias no fueron capaces de flanquear su amor ni de tomar el cincel para labrar la piedra que con energía detuviese la violencia que se los comía. Por otra parte los rebeldes vieron como se ensangrentaban las calles de la capital con sus lideres que se habían pacificado y se habían incorporado a la vida política democrática. La Unión Patriótica, una rama moderada del Partido Comunista y de la FARC, vio morir a 700 de sus militantes, los cuales se habían entregado en los brazos de la paz propuesta por el presidente.

Es así como la inmensa mayoría de la guerrilla no se acogió a ninguna amnistía, sino que comenzaron una etapa de negociación, y viendo lo que pasaba no bajaron nunca de la montaña, de sus dominios. La presidencia de Betancurt, termino con la toma del Palacio de Justicia por el M-19.

Once magistrados y numerosos guerrilleros muertos por el ejército, que según se dice, no esperó la orden presidencial para atacar. La cintura de la paz se quebró por un cinturón lleno de pólvora perverso y Colombia continuó con su agonía. (…Continuara)

vrodriguez297@hotmail.com


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Víctor J. Rodríguez Calderón


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