El imperio y el narco gobierno juegan en llave para conjugar el verbo manipular y sacarle el jugo mediático. Sus ventiladores esparcen una aleación de heces, clorhidrato de cocaína y uranio empobrecido allende las fronteras. Como un Nerón moderno Don Varito toca el acordeón mientras Colombia arde al son de paras, narcos, asesores gringos y coro oligárquico. Mientras la Casa de Narquiño sirve de sede para que la “Nobleza Bogotana” reciba al mister Noble (de noble no tiene un carajo), en México sus partners narco traficantes han despachado en lo que va de año a varios jefes policiales para que la DEA pueda controlar de una vez por todas aquellos carteles antes de levantar el muro en la frontera.
Dice mister innoble que la laptop de marras no fue manipulada. Probablemente media verdad, pues le habrán metido todos los datos que les asegurara show mediático por un buen rato, para colocarla con todo cuidado en el campamento en Sucumbíos, luego de regarlo generosamente con misiles y metralla. Ante las preguntas sobre probabilidades de alteración del equipo, se ha alterado diciendo: Se aprovechan de mi “nobleza”. Es que mister Noble no tiene ni la culpa de la paradoja de su apellido con su conducta. Pero de esa vaina está lleno el imperio
Con la reactivación de la cuarta flota gringa en el Caribe, flota la cuarta república en la poceta mediática criolla para conjugarse en cámara ante la posibilidad de una invasión. Sueñan con ver un marine para lanzarse en sus brazos con la misma fruición con la cual Kiko se le fue encima sin medias a Yongorocochongo. “Usted lo vio por… Globovisión”. Yongo, “The half million dollars man” no tiene nada de biónico más si de cómico con su nueva parodia de “Yo quiero tener un millón de amigos”. Con su cara de santo anduvo por Santa Cruz conjugando felonías con autonomías. Ayer recibió su chequecito el niño, que sabe que es Okpor pero no que significa neoliberalismo. En el juego de las manipulaciones él es sujeto pasivo y desechable, cuando ya no de rating.
Si no podemos manipular y dirigir invasiones desde Manta, recogeremos nuestra cobija y nos vamos a la Guajira, dice mister Brownfield, conjugando su arrechera con prepotencia. Todo eso pasa mientras los líderes progresistas de Latinoamérica se preocupan por la alimentación de la Humanidad, mientras conjugan esfuerzos por unir las voluntades políticas con la masa popular y barrer las miserias del imperio, advertidas por El Libertador.
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