Si se viene un golpe, que no agarre al pueblo desarmado, como en Chile

Hoy se están cumpliendo 35 años del golpe fascista que ahogó en sangre a la revolución chilena, y nuevamente el gobierno alerta sobre la existencia de conspiraciones golpistas de sectores militares ultraderechistas en nuestro país.

Los socialistas revolucionarios hemos sostenido que la amenaza fascista será una realidad mientras el proceso revolucionario se mantenga vivo, mientras los trabajadores y el pueblo organizado se mantengan en pie de lucha y confronten a sus explotadores, movilizándose por sus reivindicaciones. Y por esa razón es que hemos denunciado las alianzas entre el gobierno y la burguesía, las concesiones que se le han otorgado al empresariado capitalista a nombre de un supuesto "reimpulso productivo", y hemos explicado que el pueblo trabajador no debe esperar nada de los explotadores, de los grandes empresarios y banqueros, pues aunque se hagan llamar empresarios socialistas, o se vistan de rojo, siempre serán enemigos mortales de cualquier revolución. Toda lucha por construir una sociedad justa, donde la riqueza de unos pocos no siga siendo la pobreza de las mayorías populares, donde la economía no sea la de los medios de producción en manos privadas y la democracia no sea un carnaval esporádico; este empeño siempre tendrá que enfrentar la resistencia violenta de los ricos y los poderosos, así como los corruptos y los burócratas de turno.

El gobierno se ha encargado de aclarar que quiere ir hacia el socialismo de la mano de los capitalistas, y trata de presentar a nuestros enemigos como si fueran "aliados estratégicos", pero esto no tranquilizará a la burguesía ni hará desaparecer al fascismo. Hasta que no se desmovilice por completo al pueblo, hasta que los trabajadores, los campesinos, los indígenas, y los estudiantes no dejen de luchar, seguirán aflorando cada cierto tiempo planes para sofocar violentamente la rebeldía popular y destruir al proceso revolucionario. La impunidad y las políticas de conciliación de clases dejan el camino libre para las conspiraciones de los golpistas. Bajo el argumento de que con ello buscaba la paz, el gobierno otorgó una amnistía a los golpistas y los saboteadores del 2002 y el 2003, preparando el terreno de impunidad para una nueva arremetida de los mismos criminales.

Por todo esto, si la conspiración es real, la única manera de enfrentarla es con la movilización del pueblo, dándole verdadero poder más allá de las consignas, armándolo para la batalla que se tiene por delante, ocupando las fábricas para evitar el saboteo patronal a la producción, socializando las tierras para evitar el desabastecimiento deliberado de alimentos, tomando los medios de comunicación de masas y poniendo el 100% del espectro radioeléctrico bajo control de las comunidades y el pueblo trabajador.
No basta con alertar sobre el peligro, hay que prepararse pare enfrentarlo, y ya no tan sólo para defender a un gobierno legalmente constituido, sino para aplastar a la violencia fascista y avanzar hacia el verdadero socialismo revolucionario, hacia la construcción de una sociedad de igualdad y justicia, pasando por encima de empresarios, latifundistas, banqueros, burócratas y corruptos.

Por la Unidad Socialista de Izquierda: Miguel Hernández, Luís Hernández, Ricardo Acevedo, Emilio Bastidas, José Villegas.


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