Derechos que le otorga la OEA a los países del ALBA para intervenir en Honduras

La Carta de la Organización de los Estados Americanos en el Capítulo II. Principios. Artículo 3, literal h, dice: “La agresión a un Estado americano constituye una agresión a todos los Estados americanos”. Y más específicamente lo define en el Capítulo VI. Seguridad Colectiva. Artículo 28: “Toda agresión de un Estado contra la integridad o la inviolabilidad del territorio o contra la soberanía o la independencia política de un Estado americano, será considerado como un acto de agresión contra los demás Estados americanos”. Seguidamente en el artículo 29, propone la posibilidad de contrarrestar esa agresión y le da facultades a los miembros de la Organización de los Estados Americanos para intervenir: “Si la inviolabilidad o la integridad del territorio o la soberanía o la independencia política de cualquier Estado americano fueren afectados por un ataque o por una agresión que no sea ataque armado, o por un conflicto extracontinental o por un conflicto entre dos o más Estados americanos o por cualquier otro hecho o situación que pueda poner en peligro la paz de América, los Estados americanos en desarrollo de los principios de la solidaridad continental o de la legítima defensa colectiva, aplicarán las medidas y procedimientos establecidos en los tratados especiales, existentes en la materia”.

Estos artículos legalizan la intervención solidaria de “legítima defensa colectiva” que vienen realizando los países miembros de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América ALBA, en Honduras, después del golpe militar – empresarial suscitado el pasado 28 de junio del presente año en ese país y donde forzosamente capturaron al Presidente Constitucionalmente electo por el pueblo José Manuel Zelaya, abandonándolo en un aeropuerto de Costa Rica.

El ALBA como colectivo de países progresistas y humanistas, se siente amenazada y agredida por los usurpadores del poder en la República de Honduras, quienes han puesto en riesgo la convivencia y la paz de los pueblos de América.

Los artículos expuestos en la Carta de la Organización de Estados Americanos, dan respuesta a las absurdas declaraciones de los voceros de la Secretaría del Departamento de Estado, del Pentágono y empresarios de los Estados Unidos, en querer silenciar los reclamos de restitución del orden constitucional y la vuelta del Presidente José Manuel Zelaya a Honduras sin condicionamientos, realizados por los Presidentes Hugo Chávez Frías, Daniel Ortega, Rafael Correa, Evo Morales, Raúl Castro, quienes son los principales miembros del ALBA.

Asimismo, tras el fracaso de la mesa de negociación propuesta por el Presidente de Costa Rica Oscar Arias y apoyado por la Canciller de Estados Unidos Hillary Clinton, para reestablecer el orden constitucional en Honduras, deja abierto la posibilidad a cualquier colectivo de la Organización de los Estados Americanos a proponer alternativas para resolver y reestablecer el Estado de Derecho en la República de Honduras, y esto no limita ninguna posibilidad, que va desde el apoyo a la insurrección del pueblo de Honduras estipulado en el artículo 3 de la Constitución de ese país: “Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos. El pueblo tiene derecho a recurrir a la insurrección en defensa del orden constitucional.” Hasta la intervención armada de los miembros del ALBA, SICA, OEA o la ONU con sus cascos azules, con el fin de restaurar la paz de América y del mundo, (esto sin citar el Derecho de intervención establecido en la Carta de la Organización de Naciones Unidas).

La restitución de la Democracia en Honduras va a depender de las acciones contundentes que ponga en desarrollo el ALBA, encabezado por el propio Presidente ex – patriado José Manuel Zelaya. La misma Carta de la OEA le da derechos al ALBA para solventar -por cualquier vía- el orden constitucional en Honduras. De otra manera, los lobbys financieros de Canadá, Estados Unidos, México, España y la red de oligarcas del continente con sus medios de Comunicación, torcerán la historia, haciendo que la comunidad mundial acepte que el golpe militar – empresarial en Honduras no fue golpe, sino una sucesión de poder, no contemplado en la Constitución de ese país.

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Javier Alexander Roa


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