Esta semana Nicaragua entró en esa lista oscura de países terroristas que han sido declarados territorio libre de analfabetismo. Es extraño cómo algunos gobiernos malvados han sabido resolver en poco tiempo un problema que, convenientemente para algunos, parecía no tener solución.
Es que era tan sencillo cuando la gente no sabía ni tenía manera de saber. Era tan fácil porque bastaba con pararse a dar discursos cantinflezcos, atiborrados de palabras extraídas de diccionarios imposibles, con dedos batientes, amenazadores, que hacían promesas que había que creer no perder la esperanza, que es lo último que se pierde.
Era tan fácil controlar rebaños que aprendían a resignarse a una vida que se llama vida pero que de vida no tiene nada, con la esperanza de poder vivir de lo lindo una vez llegada la muerte.
Era maravilloso culpar a los pobres de su pobreza lanzándole números a la cara con raíces cuadradas, reglas de tres, diptongos, triptongos, y términos en inglés.
Condenando a los pueblos a la ignorancia pretendieron robarles su memoria: al no saber de dónde vienen no sabrán a donde ir. Para robar su soberanía les vendieron el american dream envasado en televisores que hablaban español. Era tan fácil…
Si acaso salía algún pepa asomao’ a hablar claro se le machucaba rapidito para evitar una epidema. Parecía ser tan fácil, pero no lo fue.
Parece que estos pueblos son propensos a la pepa asomadez. Parece que cuando las palabras tienen sentido calan hondo y se multiplican. Parece que no entienden de fronteras, que no se puede andar regando ideas por ahí, que no se deben desempolvar asuntos peligrosos como la unidad de las naciones, que son sólo ideas caducas de un tal Simón Bolívar que hace añales que murió. Que no se debe morder la mano que te alimenta a punta de migajas. Que no lean, please, que se van a enterar de que sí tienen derechos, van a saber quién se los ha negado y van a querer reclamar. Que la lectura es subversiva si los que leen son pobres, que de la subversión al terrorismo hay solo un paso.
Por esto alertan que países terroristas como Nicaragua, Bolivia, Cuba, Venezuela, y pronto Ecuador, atentan contra el orden mundial blandiendo el abecedario como arma de destrucción masiva, porque los que siembran ignorancia para saquear naciones enteras saben bien que no hay nada más terrorífico que un pueblo que aprende y piensa.
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