La historia de Colombia nos ha enseñado que por una extraña maldición, los gobernantes de ese país pueden catalogarse en un alto porcentaje como los supremos representantes de todos los lacayos y traidores de América Latina: la madre de todos los Caines de nuestro continente. Apenas nombraré unos pocos: Francisco de Paula Santander (hijo amoroso y devoto de James Monroe y Jesse Jackson), José Hilario López y José María Obando (estos dos últimos conformaron el binomio del Cauca, involucrados en la guerra del Perú contra su propia patria Colombia), Francisco Soto (eterno presidente de los Congresos durante toda la época de Santander, y el primero en proponer la entrega de Panamá a los gringos), Vicente Azuero (le propuso a Bolívar que se coronase emperador, luego se convirtió en defensor público de José María Obando, el asesino de Sucre), Florentino González (propuso que Colombia fuese otra provincia más de Norteamérica). Si fueron tan putas estos fundadores de la patria colombiana, los que luego le sucedieron resultaron mil veces más enanos y miserables. Hoy Venezuela les sigue dando la mano generosamente y se la muerden y destrozan. Allí están los casos recientes de Ingrid Betancourt la putica más farandulera, que no hubo corazón que no destrozara en las selvas como secuestrada. Secuestro que buscó adrede. Sale Ingrid de su cautividad gracias a la bondad infinita de nuestra comandante, y su señora madre más nunca vuelve a Venezuela, ni mucho menos a darle las gracias a Chávez. ¡Cuántas veces vino piojo blanco Uribe con el puñal escondido, a darle abrazos a nuestro Presidente pero con el único propósito de destruirlo! Hoy, descubiertas todas sus cartas escondidas, busca hacia Ecuador, pero siempre con el puñal escondido, la única manera con que saben actuar. Ahora salta la inmunda Clara Rojas, por quien Chávez hizo esfuerzos inauditos para su liberación, a pedir que se le controle el armamentismo de Venezuela. Coño, así son todos. Qué tragedia tan horrible, tener a esta gente por vecino.
Así de ladinos como nacieron, van a Unasur, y se niegan a mostrar el acuerdo que tiene con el padrote que los humilla y los escarnece: EE UU. Piojo blanco dice que no puede decir nada sin permiso de EE UU y eso, en el lenguaje colombianito ellos lo llaman “ruido”. Dicen cínicamente: “El Gobierno de Colombia expresa su preocupación por el “ruido” que se ha hecho en Suramérica por el acuerdo militar con Estados Unidos, mientras hay otros países que realizan fuertes gastos en armas.” Así habla Cara é Culo Jaime Bermúdez, el canciller colombiano.
Cara é Culo Bermúdez le pide al Consejo (de Defensa de Unasur) que se debe reunir para diseñar medidas de confianza en varios temas: acuerdos de cooperación, compra y tráfico de armas, presencia de grupos terroristas y narcotráfico. ¡Ellos, los supremos narcotraficantes y terroristas del hemisferio!
Pero hoy, ya todo queda aclarado: El embajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield, ha manifestado que Estados Unidos no tiene por qué publicar el texto del acuerdo ya que se trata de un convenio bilateral. Agregó, extrañamente, que no tiene problemas en darlo a conocer porque no hay nada oculto, pero que "normalmente en la práctica diplomática de los últimos años es permitido no publicar los acuerdos de cooperación a todo el mundo, porque se trata de un acuerdo bilateral, pero si hay razón por parte de los dos gobiernos se mostrará el texto". Son tan bandidos que no saben cómo inventar más triquiñuelas para mover las aguas y enturbiarlo todo. Bueno, en todo caso ese es un acuerdo entre una puta y un aguantador. Qué tal.
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