Este año 2009, ha sido hasta ahora una época llena de avances y retroceso para los sistemas de integración latinoamericanos, esa sensación de marchas y contramarchas que actúan en un ambiente paradójico propio de toda relación humana.
El escenario internacional latinoamericano, se dibujó a comienzos de éste año con la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Ecuador, motivada a la incursión militar del ejército colombiano en territorio ecuatoriano en marzo de 2008,.las relaciones entre Venezuela y Colombia en permanente altibajos, las expectativas generadas por el gobierno de Obama sobre un reacomodo de las relaciones entre los Estados Unidos de América y las naciones latinoamericanas, coparon parte de ese paisaje regional. Por otro lado, cada vez más países de nuestra región, manifiestan un interés hacia un norte integracionista, ejemplos muy interesantes han estado ocurriendo: fortalecimiento del ALBA, Petrocaribe, el nacimiento de UNASUR, se convierten en acciones tangibles de una clara posición política de un grupo significativo de jefes de Estados de Centroamérica, el Caribe y Suramérica, que consideran posible, la construcción y tangibilidad de la unidad latinoamericana.
La última acción integracionista y que tiene una proyección especialísima es la creación del Banco del Sur, una manera de liberarse las naciones suramericanas de los grandes centros de poder financieros que se mueven en el concierto internacional en procura de recibir las reservas internacionales de los países más pobres, para luego prestarles dinero en condiciones que las asfixian económica y financieramente.
El escenario que se torna negativo para los procesos integracionista son dos situaciones que son realmente preocupantes, ya que la derecha internacional actúa en función de dividirnos y evitar, cualquier paisaje unionista en tierras latinoamericanas, como son: las bases militares estadounidense en territorio colombiano, con todo lo que esa pacto implica para los países vecinos y la otra lamentable situación es lo sucedido en Honduras y el golpe de estado que la derecha internacional fraguó contra Zelaya y el triste papel de los organismos internacionales.
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