Si ha habido una buena noticia en los últimos años para Venezuela, ha sido la reciente visita de Mahmoud Ahmadineyad, presidente de la República Islámica de Irán, que es una buena nueva no solo por la visita en sí, que la sola visita venidas de tan exóticas tierras como la Persia milenaria, una de las cunas de la humanidad, es ya una bendición, sino por los acuerdos, en beneficio del desarrollo del país que se firmaron con este ilustre visitante.
El Comandante Chávez, quien sirvió de anfitrión, en representación de la tierra de Bolívar, expresó que se habían firmado 45 acuerdos, los cuales comprenden el área tecnológica, comercial, turística, agroindustrial, científica, energética, ambiental y económica.
Irán, es un país petrolero, miembro fundador de la OPEP, al igual que Venezuela, esto quiere decir, que la relación con Irán, a pesar de la lejanía entre ambas naciones, no es nueva; ellos también fueron víctimas de golpes de estado provocados por militares afectos a Washington y Londres, golpes con olor a petróleo, como lo fue la supuesta revolución de octubre del 45, el mismo golpe a Gallegos en 1948, el 23 de enero del 58 y el del 12-A-2002. En el caso de Irán, el golpe petrolero por excelencia lo tenemos en 1953, cuando derrocan al gobierno nacionalista y laico de Muhammad Mossadegh y las potencias capitalistas Atlánticas imponen una monarquía absolutista y arrodillada a occidente, representada en el Sha Rehza Pahlevi, amigo de CAP.
Nuestras empresas básicas de Guayana, están técnicamente quebradas, sobreviven solo por el criterio social y pro-obrero del gobierno bolivariano que les inyecta recursos, quizás de otros programas sociales, para sostener una nomina. Pero la causa del quiebre de nuestras empresas básica acereras y alumínicas; no es otra sino el quiebre de un modelo de capitalismo dependiente que le asigno a Guayana el rol de mero surtidor de materia prima y semi-elaborados baratos para que europeos y gringos lo industrializasen y nos lo devolvieran transformados a precio de oro, lo que le vendimos a precio de gallina flaca. Hoy el precio del acero y aluminio han bajado en el mercado internacional y la única forma de sacar a flote nuestras empresas básicas de Matanzas, es con el desarrollo aguas abajo del acero y del aluminio.
Con la República Islámica de Irán, tenemos una gran oportunidad de conformar un consorcio bi-nacional industrial acerero y alumínico, en donde por fin podamos industrializarnos de verdad. Acuerdo bi-nacional que se puede extender a otros países de Nuestra América como Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Paraguay y hasta el mismo Brasil y la Argentina, quienes también pudieran asociarse.
Lamentablemente no tenemos una vanguardia obrera que asuma el control de las fábricas del acero y del aluminio, instaure el poder obrero, desaloje a la tecnocracia y promueva un plan de alianza estratégica con los hermanos Iraníes, pero la historia nos ha enseñado hasta la saciedad que en momentos álgidos, al fragor del combate, insurgen nuevos líderes que enrumban la sociedad a puerto seguro.
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