¡Qué de mocos soltaba el otro día el Matacuras frente a Ismael García por lo que estaba pasando en Haití, el mismo degenerado racista que monto aquel abominable espectáculo mofándose del presidente Robert Mugabe! Repugnantes hipócritas.
Y ahora resulta que el héroe de la salvación en Haití es EE UU, el imperio quien anda asesinando líderes revolucionarios, desestabilizando naciones y masacrando pueblos y que ha invadido a Haití las veces que le ha dado la gana; ellos apoyados por CNN montan un pastoso show de mocos y espantos por el terremoto. El show es macabro, y el patuleco Obama hace su parte; los gachupines (hijo del rey bobo de España) alaban la presteza del poder gringo para “ayudar” a los pobres negros haitianos después que ellos los han masacrados miles de veces. Los noticieros sólo muestran las ayudas del gran Papaupa del planeta: el imperio norteamericano, pero también la de Colombia, Chile, Francia, México, España…, pero para nada la de Venezuela, que en verdad ha sido una de las más generosas, copiosas, como siempre, y de las primeras naciones en reaccionar ante esta inmensa tragedia. Pero cuando el presidente Chávez hace poco meses atrás estuvo en Haití y le prestó ayuda para levantar un hospital y les dio hasta una planta eléctrica, entonces los enfermos de la oposición lanzaron al cielo sus babiecadas superdotadas diciendo que para qué ayudábamos a unos negros inútiles y a un pueblo que estaba irremediablemente perdido para el desarrollo.
Pero son mares de lágrimas de cocodrilos los que corren por la pantalla de CNN, a Hillary Clinton y a todos los primermundistas -todo en el declarando que si Haití era una tragedia antes, ahora casi no existe; la fascista Hillary Clinto dijo que el mundo se había olvidado a Haití. Mentiras, vieja cacatúa, ustedes los gringos siempre han estado pendientes de que Haití nunca salga a flote; ustedes se han encargado de mantenerlo hundido, aherrojado y muerto de hambre. Ustedes nunca se olvidan de tener jodido a todo los pueblos que tratan de romper sus cadenas, esas que ustedes mismos les tienden. En cambio, señora Clinton acaso usted se acordó Chávez visitó Haití y le brindó la ayuda energética y el pueblo desesperado corría con para abrazarlo en esas calles polvorientas; entonces los gringos y los esculaidos nuestros salieron a criticarlo; todavía los escuálidos gritan que por andar Chávez regalando lo que no es suyo carecemos de electricidad. El bobo gobernador de Pablo Pérez con su espada de mierda sostiene aún hoy que el rrrrrrrégimen continúa con la chequera de petrodólares. Entonces nos encontramos con ese brutal sarcasmo del Imperio cogiendo cancha para aparecer como San Francisco, bueno, sabio, generoso, otro Lazarillo de Tormes solicitándole al mundo que se acuerden de Haití. Francia que es una país cuyos gobiernos son de los peor debería reconstruir Haití, es su responsabilidad; esa colonia de sangre, de miseria es su obra más asquerosa en América Latina. Se vino abajo el Palacio de Gobierno de Haití que era copia del Palacio de burdel de Versailles, y que luego de una primera destrucción fue reconstruido por los gringos en 1915. Venezuela lo hizo no se lo perdonaron, Venezuela ha sido en este siglo el único que le tendió la mano a ese pueblo y los perros escuálidos echan ban espuma por la boca. Es mentira que a ellos les duela ese pueblo. Mentiras y mil veces mentiras, todos hijos de puta.
Lo vuelvo a recalcar: a nadie en los primeros años de la independencia se hubiese planteado llamar “regalones” a los patriotas porque anduviesen en plan de apoyar con recursos el proyecto de nuestra liberación. Todavía aquella batalla no se ha terminado. En 1813, para la Campaña Admirable, la Nueva Granada (a través del eminente Camilo Torres) ofreció recursos, ideas y socorros al proyecto de Bolívar. Poco después Haití le aportó inmensos recursos al Libertador para que llevase a cabo la famosa expedición de Los Cayos, ¿y a quién, que no fuese un godo miserable podía ocurrírsele llamar regalón al Presidente Alejandro Petión en aquel enero de 1816? Para los detalles de la ayuda fue encargado el general haitiano, gobernador militar de Los Cayos, general Ignacio Marión, quien entregó al Libertador 6.000 fusiles, municiones, víveres, una imprenta completa, el flete de algunas goletas y una importante suma de dinero. Con todo esto Bolívar organizó una pequeña flota de 7 goletas, y así junto con el General Santiago Mariño, el General Manuel Piar, el Almirante Brión, acompañado de otros de sus amigos de Haití, Robert Sutherland, la expedición zarpó el 31 de marzo de 1816.
Formaban también parte de ella Gregor MacGregor, Francisco Antonio Zea, Pedro María Freites, Bartolomé Salom, Pedro León Torres, Carlos Soublette, Pedro Briceño Méndez, Manuel Valdés, Diego Ibarra, Juan Bautista Bideau, Carlos Chamberlain, Juan Baillío, Carlos Eloy Demarquet, Renato Beluche, Henry Ducoudray-Holstein, entre otros otros. Fueron enormes los beneficios que esta expedición aportó a la revolución, porque esos recursos no eran sólo de Haití sino de la América toda. Así se entendía la lucha para la época. Cuando Bolívar con sus fuerzas expedicionarias llega a Carúpano lo primero que hace es proclamar la abolición de la esclavitud. Claro, no habían sido los blancos gringos (que jamás nos dieron una locha en toda la contienda contra los realistas), sino los que habían sido esclavos en Haití quienes nos habían ayudado. El gran aporte de la Expedición de los Cayos permitió que Santiago Mariño, Manuel Piar y luego José Francisco Bermúdez emprendieran la liberación del oriente del país, que MacGregor con Soublette y otros jefes lograran abrirse camino, para luego Bolívar asumir el proyecto de cruzar los Andes.
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