Obama cuando aclara oscurece

Obama, el primer afroamericano que pone la terminación en la silla presidencial del salón oval de la casa blanca, y quien ha logrado una victoria ante el congreso de los EEUU al conseguir la aprobación de su proyecto de reforma al sistema de salud; es un poquito más que un fullero, es un paquetico solemne, desagradecido de su papá, y de donde salió.

Todos los gestos con los que Obama ha pretendido aclarar, son hoy focos de sombra.

Por primera vez en 234 años de la independencia de los EEUU los ciudadanos norteamericanos tienen un sistema de salud brindado por el estado imperialista. Esto que pareciera una importante victoria de Obama, es también una derrota; la aprobación de esta ley ha hecho que el mundo obnubilado por la penetración mass mediática, saque cuentas, y se fije en el hecho de que los nacionales más desprotegido por el por el gobierno y el estado, es el pueblo norteamericano.

De repente ante los reflejos condicionados de miles de millones de seres humanos en el mundo, salta una chispa que interrumpe el flujo de saliva que estaba a punto de brotar ante los oropeles de la American Way of Life. Es una pequeña explosión en el cerebro de cada una de las individualidades que forma la masa innúmera, idiotizada por la propaganda imperialista: el pueblo de los EEUU es el pueblo más inválido del mundo. Aquella sociedad no le garantiza la salud a nadie, y la vida tiene que ser pagada cientos de veces a los centros privados de atención médica.

Ahora que la población mundial, todavía mareada por el cacareo agresivo de las supuestas bondades de la meca del llamado primer mundo, nos preguntamos: ¿Cuánto le durará las mieles de ese triunfo efímero, al presidente negro en su papel de redescubridor del agua tibia, y de la caca imperialista?

Obama, es el campeón de cualquier muestra histriónica, es un bufón, buscando desesperadamente a su amo sionista para hacer una nueva pirueta, una nueva parábola, un nuevo escarceo retórico. Cómo olvidar aquel discursito de Copenhague, donde dijo que no venía a habla sino actuar. Ciertamente actuaron con aquel pestilente y clandestino documento con el que se burlaron de responsabilidades en el calentamiento global.

Obama, ni siquiera es cínico. Ante un premio nobel de la Paz otorgado por una regalía de los intimidados, no tuvo una ocurrencia que lo salvara del ridículo de ir a recibir el galardón mientras los 30 mil tropas que había ordenado enviar a Afganistán estaban arribando al teatro de la invasión.

Si algunos amores tuvieron con Obama, les decimos que se ha contagiado de Sida, y que guarda un resentimiento, fácilmente visible, a consecuencia de que cada día ve menos seguidores en pos de su carro de imperialista.

tutas13@yahoo.com



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Eduardo Mármol


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