En PDVSA si existen trabajadores dignos, valientes y patriotas

Hace 8 años la oposición apátrida con ayuda eficiente de la no menos apátrida directiva de petróleos de Venezuela convencieron a una inmensa porción de los trabajadores de la PDVSA de entonces, para cometer un paro criminal contra la empresa venezolana, por ende contra la patria. Lograron su cometido, detuvieron la industria petrolera estatal desde la fase de exploración hasta la fase de distribución de productos.

Pero, en esa oportunidad el Presidente Chávez, amalgamado con un pueblo noble, resistieron el ataque anti patria y, en un supremo esfuerzo basado en una esplendida yunta cívico militar, se empeño y conquistó la colina como lo se había propuesto el presidente. Aún cuando la deserción laboral, en el inicio del paro, parecía tener la fuerza suficiente para lograr sus objetivos; un grupo de venezolanos trabajadores de PDVSA se quedaron en sus puestos de trabajo y acompañados con voluntarios patriotas de diferente índole, lograron levantar la industria a los niveles de excelencia y más allá.

Es muy cierto, que entre esa cantidad de trabajadores que se quedaron, se infiltraron caballos de Troya. Pero son una minoría, esos infiltrados, el problema es que muchos de esos pocos enquistados están en posición de actuar con una relativa posibilidad de hacer daño. Esa minoría ha sido también demasiado visible y conspicua a la hora de sumarse a las maniobras de la oposición, ello significa que están definidos, limitados y ubicados, no para hacerles daño, sino para minimizar sus posibilidades de perjudicar a la industria y la patria.

Ellos, abusan de la confianza y del respeto a la humanidad, de los revolucionarios bolivarianos y socialistas, y conspiran abiertamente, y hasta usan su cuota de poder que le confieren los cargos que ocupan dentro de la industria, para actuar lesivamente contra mismos trabajadores de la industria que están sujetos a su ejercicio laboral –el de los infiltrados-. En artículos anteriores, hemos llamado la atención acerca de estas actividades contrarias de algunos trabajadores de la industria petrolera, quienes son una autentica quinta columna.

Hoy después de ocho años ocurre un evento desagradable e inconveniente en el CRP , que puso en vilo la seguridad física de los pobladores del sector circunscrito a la refinería de Amuay. Este desagradable y perjudicial evento, de súbito arrebata de la vida, más de dos docenas de venezolanos, aun cuando a medida que transcurren las horas este saldo negativo de decesos se incrementa y además deja heridos por lo menos media centena de camaradas paraguaneros. De inmediato, manó a raudales la solidaridad, el amor, la ayuda, el noble desempeño de los trabajadores de la industria petrolera, quienes aun sin reponerse del impacto socorren diligentemente a sus hermanos y proceden a limitar el riesgo con todos los medios a sus alcance, medios estos que gracias a la revolución bolivariana son los correctos los mejores los adecuados y suficientes.

No obstante, aun cuando fue rotundamente efectiva, la capacidad de reacción del pueblo venezolano, el gobierno venezolano, PDVSA y los dignos trabajadores petroleros, todos juntos como un huracán de bendiciones; tuvimos que soportar como en otros tiempos aciagos del pasado, la inquina, la maldad, la carroñería de la apátrida oposición, quienes simultáneamente con el evento catastrófico, lanzaron su horda de demonios, en una malsana campaña, destinada a utilizar la desgracia para menoscabar la imagen del gobierno revolucionario y su líder, con el objeto, de sacar provecho para su nefasto candidato presidencial.

Pero he aquí, ocho años después, de la gesta del pueblo revolucionario, cuando derrotó el paro petrolero, ese digno pueblo revolucionario y nacionalista nuevamente, se crece ante la adversidad. Emulando ese ejemplo que nos dejo el hombre de las dificultades, me refiero a nuestro Libertador Simón Bolívar quien dijo alguna vez, "Yo soy el hombre de las dificultades, es por ello, que con valentía y a pesar del dolor, este pueblo se creció y al mismo tiempo que levantaba cadáveres, auxiliaba sus heridos y elaboraba trincheras para detener el peligro; derrotaba con sus acciones toda la manipulación falsaria de los apátridas, y dejaba en evidencia la baja estatura moral del majunche y sus acólitos.

“Cuando el infortunio persigue por algún tiempo, todo conspira contra el infeliz, pero el hombre de bien y de valor debe ser indiferente a los choques de la mala suerte, yo me hallo armada de constancia y veo con desdén los tiros de la fortuna”, sabias palabras del libertador, que conceptualizaban al genio emancipador y, que la hemos recibido como herencia con orgullo pertinencia y responsabilidad las mujeres y hombres revolucionarios. Por ello hoy, a los hermanos pdevistas, en extensión a todos los trabajadores, a todos los hermanos militares y cuerpos de bomberos, médicos y enfermeras, trabajadores voluntarios todos héroes, hasta ellos, vayan mi felicitación emocionada, orgullosa y sincera.

¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOBERANA Y SOCIALISTA!

¡AQUÍ NO HAY COBARDES!

¡AQUÍ NADIE SE RINDE!

¡SOMOS IRREVERENTES Y ARROGANTES!

¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

wiliancastillop@gmail.com


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William Castillo Pérez


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