Las pensiones que cobran los viejitos son un derecho que les corresponde, nadie lo duda, solo que dan risas todos esos opositores que no terminan de aceptar que este derecho entró en vigencia desde el gobierno de Chávez para acá y sólo se pudo materializar en el marco de un conjunto de políticas sociales dirigidas a atender a las necesidades de vastos sectores desprotegidos de nuestra sociedad.
En la década de los 90, con la moda del neoliberalismo económico desatada la seguridad social no fue un tema de primer orden. Muy al contrario, la flexibilización que se impuso en las normativas relacionadas con las leyes laborales, estaban orientadas a favorecer al Capital y no a los trabajadores.
Chávez, a contracorriente de las opiniones economicistas que todo lo derivan de las lógicas asociadas a la “productividad” y la rentabilidad, se empeñó en impulsar políticas dirigidas a volcar parte sustancial de los ingresos obtenidos por el Estado vía renta petrolera a “invertir” en la gente. Entendiendo que el mayor recurso con que cuenta cualquier país siempre serán sus habitantes. Así implementó la Misión Amor Mayor para ofrecer cobertura de pensiones a cientos de miles de hombres y mujeres que por razones de edad ya no se desempeñan en el campo laboral, pero que el sistema de seguridad social de la cuarta república nunca los consideró por no haberse desempeñado en el campo de trabajo formalmente existente.
Así vemos hoy que cada día son más los venezolanos de la tercera edad que comienzan a percibir un ingreso mensual, equivalente al salario mínimo, por que Chávez impulsó políticas de redistribución de la renta petrolera con criterios universales, más allá de la mezquindad de los opositores que se niegan a reconocerlo. Incluso muchos de estos nuevos pensionados y pensionadas.
Como tampoco reconocen el valor que tiene para nuestra sociedad la existencia de políticas dirigidas a dotar de viviendas dignas a cientos de miles de familias. Ni que las Misiones educativas hayan impulsado la educación en todos los niveles en nuestro país, dejándonos saldos positivos que envidiarían muchos países que permanecen estancados en esta materia.
Ahora toda esa vasta inversión social se quiere atribuir exclusivamente al hecho de que somos un país petrolero, como si el petróleo hubiese aparecido en el año 1999 con Hugo Chávez y no fuera un bien que desde 1910 se ha estado explotando, antes en provecho casi exclusivo de empresas trasnacionales y de élites minoritarias y de Hugo Chávez para acá en provecho de grandes mayorías del país.
Compatriotas opositores podrían tener más respeto nuestro y sus argumentos y críticas quizás podrían ser hasta razonables y debatibles si aceptaran el valor que tienen las políticas sociales que ideó y puso en marcha el Comandante Chávez. Quizás una vez que lo hagan comenzarán a descubrir que realmente Venezuela, después de Chávez, definitivamente cambió para mejor, y a favor de todos y todas, incluyéndolos a ustedes también.