La cultura en revolución bajo debate: Trabajadores protestaron por sus reivindicaciones

 


Credito: El Espacio de Lubrio ( Luigino Bracci)

La cultura es un tema sometido a intenso debate en toda revolución, y la nuestra no iba a escapar de ello. Hace semanas se realizó el Congreso Nacional de la Cultura, y luego el Congreso Presidencial de la Cultura, con cientos de artistas y cultores debatiendo acaloradamente en las 24 entidades del país. Quienes colaboramos en la cobertura de estos eventos pudimos escuchar intensas discusiones, solicitudes, decisiones y denuncias en aquellos días.

Por el otro lado, también se ha discutido mucho sobre el vuelco que se le dio a la televisora TVES, así como los artistas escogidos para el Festival Latinoamericano de la Música "Suena Caracas", no sólo por Chino y Nacho o Desorden Público, sino por muchos otros productos comerciales a quienes se les ha dado enorme prominencia a un altísimo costo, aunque también vemos artistas tradicionales y combativos excluídos, maltratados o relegados a escenarios pequeños. Contradicciones fuertes que tienen que ser resueltas en algún momento por nuestros líderes revolucionarios, pues no es posible defender dos discursos tan contradictorios en el marco de una misma revolución.

En medio de esta diatriba, hay una realidad muy difícil de asimilar: los trabajadores del Ministerio de la Cultura, aquellos que acompañarán la construcción de la Revolución Cultural impulsada por el proceso bolivariano, están entre los peores pagados en la administración pública. Hay casos de camaradas que ganan por debajo del sueldo mínimo, y los escalafones de bachilleres y técnicos están igualados, ganando el menor salario legal posible. Además, la gran mayoría de los trabajadores con cinco, ocho o más años en la institución siguen teniendo estatus de contratados, lo que les impide tener acceso a una gran cantidad de beneficios salariales de los que sí disfrutan los trabajadores fijos. Hay fuertes problemas con el seguro médico y el HCM, y los reembolsos médicos no se cancelan desde comienzos de año.

Y son problemas que tendrían una fácil solución si se hubieran atendido apenas aparecían. Pero desde 2009 han pasado cinco ministros por esta institución y los problemas se han ido acumulando, en particular porque varias de estas gestiones han tenido un interés prácticamente nulo en buscar soluciones.

Generalmente se acusa a los trabajadores públicos de cuatreros y reposeros, y no se puede negar que hay casos lamentables de gente que trabaja sin pasión alguna, que meten reposos sin cesar, que son pésimos sirviendo a la población y que son expertos en sabotear sin que se les pueda sancionar. Son una minoría, pero existen. Hay instituciones donde ponen como trabajadores a gente que nunca viene a su trabajo. No son muchos, pero los hay.

Trabajadores del MinCultura marcharon este martes


Sin embargo, la mayoría de los trabajadores culturales son personas que aman su oficio, que no ocultan su entusiasmo de compartir con cultores, artistas, músicos, cineastas, escritores, colectivos culturales y todo integrante del pueblo creador que genera la identidad que nos identifica como venezolanos. Que se sienten orgullosos de pertenecer al Ministerio de la Cultura.

Pero la degradación de las condiciones laborales, en parte producto de la guerra económica pero también producto del desinterés de una serie de administraciones poco interesadas en solventar los problemas de sus propias instituciones, parecieran "chuparle el alma" a camaradas revolucionarios que llegaron al ministerio muy motivados y entusiasmados.

Desde hace varias gestiones, los trabajadores organizados de las diferentes instituciones, con conciencia de clase y conscientes de su papel en revolución, se organizaron nombrando un excelente grupo de voceros para tratar de plantar cara y buscar soluciones ante las autoridades ministeriales. Sin embargo, gestión tras gestión les había prestado poca atención.

Luego de que el Presidente Maduro escogiera un nuevo ministro que no venía de ninguno de los sectores tradicionales de la cultura (sectores que uno respeta muchísimo, pero que parecieran estar en pugna constante entre sí y que tienen otras prioridades distintas a la administración de los problemáticos entes públicos), ocurrió algo que sorprendió mucho a algunos de los voceros laborales: ¡un ministro les paró bolas!

Estos voceros de los trabajadores culturales nos han contado su gran sorpresa de que, en menos de tres meses de gestión con Iturriza, éste le haya dado una gran prioridad a la solución de estos problemas laborales, sin ser pateados, con una forma de trabajo totalmente distinta a la que ellos conocían, que reconocía la experiencia y solicitudes de los trabajadores.

Trabajadores del MinCultura marcharon este martes

"Yo no sé nada de cultura", dijo el nuevo ministro Iturriza en una entrevista poco después de ser nombrado, frase difícil de tomar en serio pero que fue explotada por muchos de sus adversarios. Pero tal vez no hacía falta saber tocar el cuatro como C4Trío, manejar la cámara como lo hace Luis Alberto Lamata o cantar como Cecilia Todd para ser ministro de Cultura. Tal vez lo que hace falta es resolver los problemas y prestarle atención a los cientos de colectivos y movimientos culturales existentes en el país, sin discriminación.


El trabajo entre los voceros laborales y el equipo de Iturriza logró crear una nueva propuesta de plan de igualación laboral que no sólo incrementaba el sueldo del personal fijo, sino que brindaba los mismos beneficios al personal contratado del Ministerio (que conforma la gran mayoría de los 8.400 trabajadores), ajustaba las condiciones al personal de danza y de las orquestas y solventaba una enorme cantidad de problemas e injusticias en el mundo de los trabajadores culturales del Estado.

La propuesta fue aprobada desde finales de octubre por el propio Iturriza, la Vicepresidencia de Conocimiento (a la que pertenece el Ministerio de Cultura), la Vicepresidencia Ejecutiva y la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre), estableciéndose un cronograma que prometía, para el 30 de noviembre, el pago de las utilidades con el nuevo incremento salarial, así como los retroactivos.

Pero tres días antes, el 27 de noviembre, los voceros nos informaron a los trabajadores que, luego de reunirse con Recursos Humanos, lograron conocer de circunstancias que impedirían el esperado pago. Iturriza, que entonces estaba en Argentina representando a Venezuela en la reunión de ministros de Cultura de Mercosur, se avocó al problema apenas regresó. El ministro se reunió con los voceros este lunes 1 de diciembre informándoles de lo que ocurría, y a solicitud de ellos convocó a una reunión el día siguiente con los trabajadores ministeriales en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño.

Esa reunión entre trabajadores y autoridades era más que necesaria, sobre todo por la gran cantidad de rumores que circulaban sobre las razones por las cuales no se nos pagaría el dinero. Rumores que no repetiría aquí, pero que cualquiera podría manipular a su favor para generar aún más descontento.

Este martes a las 10 de la mañana, Iturriza, acompañado de los voceros, explicó a unos dos mil trabajadores que llenaban la mencionada sala, comprensiblemente molestos, la situación que ocurría.

Foto: @rblanco21

"No hay nada más importante para nosotros que resolver este problema. Lo mínimo que puedo hacer es darles la cara y aquí estoy", explicó el ministro. Quien también pidió reivindicar, mantener y defender el espacio de las vocerías de trabajadores, un importante logro de los trabajadores organizados. "Si sienten que hay que cambiar alguna persona, háganlo. Pero no pierdan este espacio bajo ninguna circunstancia", nos aconsejó.

Tras resumir cómo se había construido la propuesta y cómo se había procesado el punto de cuenta, reconoció que llegó un momento en el que no se le transmitió más información sobre el progreso del mismo. Tuvo que llevar el punto de cuenta a un consejo de ministros para consultar a sus pares qué había ocurrido, y se le informó que para cancelar la cantidad precisada a los trabajadores, aproximadamente 745 millones de bolívares, "no estaba definida la fuente de financiamiento." Es decir: no había de dónde sacar el dinero para cancelar las reivindicaciones. La afirmación causó murmullos e indignación generalizada.

El principal problema era que el pago de 7 meses de retroactivos hacía ascender las cifras considerablemente.

Iturriza explicó que su equipo se reunió durante dos días con técnicos de la Oficina Nacional de Presupuesto. Indicó que ha estado en comunicación directa con el Vicepresidente Ejecutivo y que el pasado sábado también conversó el problema con el Presidente Maduro. "No hay nada que pueda decirle a ustedes que pudiera calmar la situación, salvo darles la cara", dijo.

Luego, se abrió el derecho de palabra. El ministro escuchó por una hora las intervenciones: fúricas en la mayor parte de los casos, un poco más comprensivas en otros, pero sin perder la indignación. Un docente de las escuelas del Ministerio de la Cultura, quien viene del Conac, denunció muy molesto que está ganando por debajo del salario mínimo, que hacía magia para poder mantener a su familia, que su situación violaba todo el estado de derecho y que tenía puestas sus esperanzas en este plan. Otra persona denunciaba que tenía más de 8 años en el ministerio y seguía siendo un contratado, sin derecho a los numerosos beneficios laborales y sin posibilidad de pedir créditos en un banco para poder aspirar a una vivienda.

Una opositora causó rotundo rechazo cuando intentó pescar en río revuelto e involucrar el legado de Chávez en el asunto. Tuvo que irse cuando una asamblea de miles de personas no se caló su caprilista frase: "¡Chávez se murió!" y la sacó a gritos.


El malestar y frustración de los trabajadores es doloroso, pero entendible.

Causa número 1: La guerra económica tiene a muchas personas haciendo horas y horas de colas semanales por productos de la cesta básica. Aquellos que no pueden hacer colas, tienen que resignarse a comprar estos productos a buhoneros o revendedores inescrupulosos, a precios mucho más altos. Hay productos que se desaparecen por semanas. Hay problemas graves con las medicinas, que a veces ameritan tener que visitar una gran cantidad de farmacias antes de conseguir el medicamento necesitado. Trabajadores con hijos y con necesidades especiales son los más afectados.

Causa número 2: En el mundo de los trabajadores de la cultura, los artistas y cultores, es donde se realizan los más intensos debates ante la cancelación de cientos de millones de bolívares para la realización de eventos como el Festival Suena Caracas, el Fitven, o la celebración del décimo aniversario de la Red de Intelectuales, que involucra el traer a decenas de pensadores desde otros países con lo costoso que se han vuelto los pasajes internacionales. El que se alegue que "no hay fondos" para reivindicaciones laborales pero sí para estos eventos, es algo que causa indignación y profundo malestar, y se percibe como un irrespeto aún cuando esa no sea la intención, aún cuando todos sabemos que son partidas distintas, que son entes públicos diferentes. Pero igual duele. Igual molesta.

Causa número 3: El asunto de los problemas laborales no tiene tres meses. No es que en septiembre se nos ocurrió ponernos bravos. Es una lucha que lleva años, y justamente los difíciles momentos que vivimos en el país desde 2012 hicieron que postergáramos nuestra lucha salarial, que comprendiéramos lo que estaba en juego, que fuésemos pacientes, que tengamos calma, que seamos leales a Maduro y al legado de Chávez. En todo momento lo entendimos. ¿Desleales? Jamás.

Desde 2012 los venezolanos pasamos por la enfermedad de Chávez, las elecciones de octubre de ese año, el empeoramiento de su salud y su trágica muerte; ir a elecciones sin tener ni tiempo de secarnos las lágrimas, y que el Presidente Maduro haya sido recibido en su cargo con una guerra económica liderada por elementos del empresariado, mafias contrabandistas y partidos de ultraderecha, aliados con funcionarios ineficientes y corruptos que también le hacían la guerra desde dentro del Estado. Luego, pasamos por meses de guarimbas en las que numerosos trabajadores de la cultura estuvieron en la primera línea de combate, mientras que el ministerio se caía a pedazos: ascensores, aires acondicionados, vehículos y equipos que se dañaban y no eran reparados. Las compras no se procesaban. El personal que renunciaba no era sustituido. ¡Una barbaridad!

Durante 2014 se negó sistemáticamente la cancelación de horas extras a buena parte de los trabajadores de comunicaciones alegando que no había recursos, y la terrible gestión que tuvimos no nos daba respuesta y ni siquiera nos daba la cara. Una directora nos llamó "guarimberos" cuando trabajadores de comunicaciones se reunieron para preguntarle qué era lo que pasaba, mientras que otro director se encargaba de desmotivar y desmoralizar a los trabajadores para que renunciaran. ¡Bárbaro! La historia del maltrato a los trabajadores de la radio Alba Ciudad es, tal vez, la peor de todas, pero eso requeriría decenas de párrafos y no planeo aburrirles con eso, ni causarme más problemas a mí mismo.

Pero en fin: Ese fue el Ministerio de la Cultura que recibió Iturriza.

De allí en adelante, la reunión se convirtió en un debate entre trabajadores. Iturriza escuchó a varias camaradas que se le acercaron para plantearle casos individuales, mientras voceros y asambleístas decidían el curso de acción.


Uno de los voceros tomó la palabra para explicar nuevamente todo lo que ameritó la elaboración del plan de igualación, y agradeció a Iturriza el trato que se les dio a las y los voceros en todo momento. "Para nosotros fue una sorpresa su forma de trabajo y la manera como reconoció lo que proponíamos", explicó. En una revolución, el que un colectivo de trabajadores organizados sea reconocido y valorado no debería ser una excepción, sino la regla. Y trabajaremos duro para que así sea, aunque "una ayudaíta" de parte de la Asamblea Nacional aprobando leyes como la de los Consejos de Trabajadores no nos vendría nada mal. Tampoco nos molestaríamos si el PSUV instruye a sus futuros cuadros en el reconocimiento del poder popular organizado, para evitarle a otros trabajadores el tener que vivir episodios tan desagradables como estos.

Una vez terminados los derechos de palabra y luego de que el ministro resolviera todas las dudas, los voceros consultaron a la asamblea y todos estuvieron de acuerdo en marchar de inmediato a la Oficina Nacional de Presupuesto. La asamblea también aplaudió con fuerza cuando otro vocero propuso que mostráramos nuestro apoyo al ministro Iturriza por toda la ayuda brindada en todos estos meses de construcción colectiva y conjunta de la propuesta salarial.

Unos dos mil trabajadores cruzaron las avenidas México y Universidad, pasaron al lado de la Asamblea Nacional, llegaron a la Av. Urdaneta y protestaron frente a la Onapre, donde 10 voceros fueron recibidos por directores técnicos del ente.


Éstos explicaron a la delegación que el Plan de Igualación Laboral estaba aprobado tal y como fue construido por los voceros junto al equipo de Iturriza. Que lo que se debatiría es la forma como se harían los pagos, abriéndose la posibilidad de que se pague una parte este año y otra el año que viene. Los voceros garantizaron que, sea cual sea la fórmula que se proponga, se consultará primero a toda la masa laboral antes de aceptar cualquier decisión.

La lucha de los trabajadores culturales continuará. Esperamos comprensión, entendimiento y apoyo de parte del mundo de la cultura, y ayuda de parte del alto gobierno, de la Vicepresidencia y del camarada y Presidente Obrero Nicolás Maduro. Porque sabemos que ellos comprenden que se trata de reivindicaciones justas y de una serie de injusticias acumuladas durante años, que ya es necesario comenzar a revertir.



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Luigino Bracci

Estrecho colaborador y antiguo miembro del equipo editor de Aporrea. Bracci es un celoso defensor del Software Libre y de la libertad de expresión.

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