1º de Mayo de 1987.......
La noche del jueves 30 de Abril de 1987 ha quedado grabada para siempre en la memoria de miles de mineros: con lágrimas en el rostro y lamentos de dolor en sus gargantas, en todos los campamentos mineros se celebraba la que sería la ultima marcha por el Día del Trabajo. En cada plaza principal de los poblados protegidos por las montañas con vientre de copagira y estaño, mineros cubiertos con guardatojos, con lámparas de carburo, botas y sobretodos impermeables, alumbrándose el camino con teas, desfilaron acompañados por sus inconsolables esposas e hijos.....Las voces de la multitud eran gritos confundidos con lágrimas: vivas y glorias a los Mártires de Chicago, a la Central Obrera Boliviana, a los caídos en las largas noches de las dictaduras, a la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), a la clase obrera y sonoros mueras a Víctor Paz y al 21060.
Era la última celebración del 1º de Mayo hecha por los trabajadores mineros que, desde el amanecer de ese primer día de Mayo, serían ex – trabajadores despedidos “voluntariamente” por un gobierno insensible que iniciaba la era más aciaga de la historia contemporánea boliviana.
Así, hace diecinueve años, treinta y cinco mil mineros y sus familias, obligados por un modelo deshumanizador que se estrenaba, le decían adiós a los socavones y con su partida, moría la vanguardia más lúcida del proletariado boliviano.
A partir de ahí, nunca más hubieron motivos para celebrar el 1º de Mayo; los trabajadores de mi tierra, Bolivia, nunca más tuvimos esperanzas. Vimos, al contrario, sucederse muchos gobiernos que descuartizaban la esencia nacional, poco a poco. Desde aquel terrible e inolvidable “Bolivia se nos muere” que dio pie al decreto 21060, hasta la contemplación impotente de la venta, a precio de gallina muerta, de las pocas empresas que generaban riqueza a nuestro depauperado Estado, pasaron 19 años de dolor, de rabia contenida, de sufrimientos, de muerte, de desesperanza.
1º de Mayo de 2006
Hoy, 1º de Mayo de 2006, el día amaneció radiante y fue un día de festejo inolvidable. Desde San Alberto, el pozo gasífero que contiene las reservas de gas más grandes de Bolivia, nuestro primer Presidente indígena, Evo Morales Ayma, promulgó el Decreto Supremo que nacionalizó los Hidrocarburos, la primera nacionalización del siglo XXI.
Este Decreto Supremo no solamente paga una deuda histórica con los pobladores de mi noble tierra boliviana; este Decreto Supremo, no solamente cumple con una promesa electoral. Este decreto es mucho más que eso, porque recupera la dignidad de las y los bolivianos perdida en las arenas calientes del Chaco en 1935; este Decreto paga la sangre derramada por centenares de patriotas en la Guerra del Agua, la Guerra del Gas..............Este Decreto Supremo nos devuelve la vida que el 21060 nos arrebatara hacen diez y nueve años. Como acertadamente lo dijera hoy el Vicepresidente, nuestros muertos pueden descansar en paz.
Una nueva estrella en el firmamento del ALBA
Este festejo por el 1º de Mayo, tuvo su preludio el día sábado 29 de abril, cuando en La Habana, se firmara el acuerdo tripartito que, en el marco del ALBA, hace realidad la Patria Grande a través de la unión de las voluntades políticas de Cuba, Venezuela y Bolivia. Los tres Comandantes, en una jornada histórica, se comprometieron a hacer realidad los sueños de integración latinoamericana por los que dieron su vida Martí, Bolívar, Sucre y tantos otros que los precedieron y que nunca antes habían sido tan claros, tan certeros.
En una hermosa tarde caribeña, pudimos presenciar desde la histórica Plaza de la Revolución, como los tres hombres más grandes de este tiempo con sus palabras, con sus acciones, con su vida, están demostrando que, pese a todas las intenciones arteras del Imperio, es mucho más grande y más fuerte la voluntad de los pueblos, porque el pueblo siempre es sabio, fuerte, valiente y cuando está unido, no lo para nadie.
Se inicia hoy una era signada por la recuperación de la dignidad y el respeto; ya no será Bolivia una país – colonia perdido en la inmensidad del mapa de Sudamérica; somos ahora, una estrella más en el firmamento del ALBA; una muestra de valor y de patriotismo, un ejemplo para nuestros países vecinos y hermanos. A solo cien días de gobierno, el MAS y Evo Morales han demostrado que si era posible, no solamente recuperar la dignidad perdida, sino hacer realidad la esperaza, transitando el glorioso camino ancho que nos lleva sin retorno hacia la autodeterminación de nuestros pueblos, hacia la recuperación de la memoria, hacia una realidad nueva, que hará de Bolivia un espacio fecundo donde habrá cabida para todos. Un país nuevo ha sido ya posible bajo este sol que es aymara, quechua, guaraní, chiquitano; que es blanco, mestizo, que es nuestro, que es boliviano. Nunca más seremos la cola, ahora somos la vanguardia de una Revolución que Latinoamérica estaba esperando y que celebra con júbilo.
Y no se trata tan solo de recursos naturales. Se trata de eso, pero también de las ansias de vivir; anhelos acariciados por más de quinientos años, de pisar un suelo propio teniendo la certeza que realmente es propio, que se tiene tuición sobre él, y no que ha sido vendido, regalado a otros que nada entienden de su significado, ni del dolor, ni del horror que marcaron tantas derrotas, tantos intentos fallidos.
Se trata también de poder mirar a los ojos del hijo que crece para decirle con seguridad, que verdaderamente es dueño de un país y de una tradición, que ya nunca más se le habrá de arrebatar el derecho de ser libre y que ya no volverá a leer en los libros de historia de su escuela, testimonios de despojo y desolación; que ahora él tendrá en sus manos la decisión y que se le permitirá crecer sin riesgos de morir antes de ser adolescente, compartiendo y jugando con niños y niñas iguales que él, con la certeza que por fin, la esperanza ha dejado de ser una oferta electoral, para convertirse en algo cotidiano, tangible, hecho pan, sol y agua; hecho vida en cada una de las vidas de los nueve millones que poblamos este maravilloso territorio.
Ma. Bolivia Rothe, es médica boliviana, militante del MAS